Política y enredos de alcoba en el último Borat

El cine sigue dando sorpresas y la última de ellas tiene revueltas, ahora mismo, las redes sociales, con el estreno de Borat 2, por parte de Amazon Prime Video. El filme recoge el regreso a Estados Unidos del humorista inglés Sacha Baron Cohen quien, ya en 2006, obtuvo un éxito arrollador con una primera entrega en la que interpretó a un supuesto realizador kazajo (misógino, antisemita y reaccionario), que visita «América» dispuesto a «descubrirla a profundidad», papel que le valió al actor un Globo de Oro en el apartado comedia.

Amparado en la técnica del falso documental, el protagonista se disfraza de diversos personajes y hace de las suyas, como cuando, caracterizado como el presidente Donald Trump, irrumpe a gritos en una conferencia del vicepresidente Mike Pence, llevando cargada a una mujer de estropeadas medias.

Los realizadores filmaron en secreto esta segunda parte durante el verano con un ojo crítico puesto en las elecciones presidenciales, los electores y, en especial, el Partido republicano, un tríptico envuelto en los días terribles de la pandemia.

Abundan las escenas risiblemente polémicas, pero una de ellas, exhibida en YouTube como plato fuerte de lo que podrá apreciarse, ha sido vista y comentada acremente por millones de personas. Se trata de una cámara oculta que filma una supuesta entrevista que le realiza la hija de Borat al abogado y cofrade de Trump, Rudy Giuliani, de 76 años de edad. A ella la interpreta la actriz de 24 años, María Bakalova, una estilizada rubia que, en realidad, parece tener menos edad.

Durante el encuentro, que se desarrolla en un hotel, Giuliani se muestra cordial y la muchacha recurre, por momentos, a un comedido coqueteo. ¿Nos tomamos un trago en la habitación? Y allá van. Giuliani se sienta en la cama –mientras ella le quita el micrófono que ha utilizado en la entrevista–, le pone una mano en la cintura y se deja caer plácidamente a lo ancho del colchón. En los momentos  en que el abogado criminalista empieza a introducirse las manos por dentro del pantalón con no poco embullo, se aparece Borat gritando que esa es su hija y es menor de edad, ¡15 años! Giuliani se levanta nervioso, se agita, se arma una discusión y, poco después, llamará a las autoridades del hotel.

Pero la grabación queda recogida y son esas escenas las que, en buena medida, insuflan la sonada polémica en torno a Borat 2. Los teléfonos de la oficina del exalcalde de Nueva York y abogado de Donald Trump, «en las buenas y en las malas» no dejan de sonar, y él se apresura a explicar en Twitter lo que, de una manera diferente, se aprecia en las imágenes: «El video de Borat –escribe– es una mentira completa. Estaba metiéndome la camiseta después de quitarme el equipo de grabación. En ningún momento antes, durante o después de la entrevista, fui inapropiado. Si Sacha Baron Cohen da a entender lo contrario, es un mentiroso».

Y Sacha Baron Cohen, o mejor, el personaje Borat, le responderá a Giuliani: «Fue un inocente y sexy encuentro con mi hija de 15 años».

Cuando le preguntaron por el affaire sexual de su viejo amigo, Trump le cumple. Es cierto que de inicio abre las manos y le reconoce a los que lo entrevistan «no sé qué pasó», pero de inmediato endereza el rumbo al añadir que, años atrás, Baron Cohen, en la piel de Borat, había tratado de «estafarlo». «Y yo fui el único que dijo que no. Ese tipo es un falso. Y no lo encuentro gracioso. No sé nada sobre él. Para mí, es un canalla».

La respuesta del humorista le llega al Presidente por un Twitter amplificado: «Donald, ¡agradezco la publicidad gratuita de Borat! Lo admito, tampoco te encuentro gracioso, sin embargo, el mundo entero se ríe de ti. Siempre estoy buscando gente para trabajar de bufones racistas, y necesitarás trabajo después del 20 de enero. ¡Hablemos!».

En medio de la polémica, no faltan periodistas en recordar que Trump está picado con el actor por haberle recordado este, hace un tiempo, que su presidencia había provocado un aumento del antisemitismo, la supremacía blanca y las teorías de la conspiración.

Mientras tanto, los que no han podido ver aún Borat 2, buscan al menos, en YouTube, el enredo de alcoba del abogado Giuliani y dejan comentarios, algunos impublicables.