ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alejandro García Caturla. Foto: Archivo de Granma

El desarrollo y cenit de la música cubana sería impensable sin varias figuras trascendentales como el remediano Alejandro García Caturla. Nacido el 7 de marzo de 1906 en la hermosa villa San Juan de los Remedios, Caturla se hizo abogado y posteriormente juez, y fue notorio su carácter de hombre limpio y noble ante cuestiones legales.

Su temprana muerte en 1940, a manos de un acusado, sobre el cual el joven juez dictaría sentencia ese día, da fe de su incólume posición ante estos temas.

A su vez, Caturla desarrolló una extensa labor musical y de promoción intelectual, facilitada por su erudito y culto entorno familiar, el cual giraba alrededor de lo más avanzado del pensamiento de la época. Eran muy comunes las tertulias aupadas por la familia, donde se escuchaba música, poesía o se hablaba de filosofía.

Tiene temprano contacto con figuras como Gonzalo Roig, e integró la Orquesta Sinfónica de La Habana como violinista bajo su batuta. A finales de la década del 20 se alista en un viaje al Festival Iberoamericano de Barcelona, donde el director catalán Mario Mateo estrena las famosas Tres Danzas Cubanas, una verdadera conmoción musical para el auditorio. Seguidamente Caturla viaja a París y ocurre el estreno de otra pieza indispensable en el naciente sinfonismo cubano: Dos poemas africanos, con textos de Alejo Carpentier.

Para no pocos estudiosos de su obra, Caturla alcanza su madurez entre 1925 y 1939. Es parte inseparable del llamado movimiento afrocubanista, cuyo eje esencial fue el rescate y la recreación de atributos esenciales de las culturas africanas portadoras y forjadoras de la cultura cubana. Y en efecto, con los arriesgados códigos de composición presentes en su obra, Caturla dio lugar –por primera vez en Cuba- a la incorporación de instrumentos de la música popular al formato sinfónico, y a la consolidación de una ruptura sonora hasta entonces desconocida, mezclando tendencias africanas con morfología sinfónica: tradúzcase ello en técnicas compositivas como el atonalismo o el aleatorismo, ya de moda en Europa, pero aún desconocidas y creadas en nuestro archipiélago.

No podría hablarse de su legado sin acotar lo que el doctor Cecilio Tieles ha denominado en sus investigaciones como los aportes del negro hacia la cultura europea desde el temprano siglo XVIII cubano, a lo que añado que son su colofón y cúspide –en la primera mitad del xx– la música de Caturla.Es precisamente ese elemento «negro» el que distingue y visibiliza hasta hoy los cimientos no solo del sinfonismo autoral cubano, sino de la irrupción definitiva de la gran mezcla que somos.

De Caturla dijo en su momento Alejo Carpentier que era un «músico perfecto», y Nicolás Guillén escribía en el periódico El Tiempo, pocos días después de su asesinato: «muerto este compositor inusual, incorruptible en las sanciones expuestas por las leyes, nos deja en un desamparo musical del que mucho tiempo tardaremos en reponer, por su universalidad sinfónica».

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peter j melian dijo:

1

7 de marzo de 2020

21:12:25


Escuchando la música de Alejandro García Caturla detecto en sus notas, armonías e ideas musicales que me recuerdan que estas han sido concebidas por su mentalidad jurídica rígida, austera e inflexible. Notablemente en el Cocoyé. Aclaremos, esta opinión es muy personal y no sugieren nada en detrimento a su genio creador y talento musical que poseía en abundancia. Fue muy triste su temprana partida. Ahora Alejandro se halla en la compañía de las Musas del Olimpo. Su música nos acompañará eternamente.