Jeanine Meerapfel dice que ya murió. Fue hace «muchos años» cuando visitaba Cuba por segunda vez para participar en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano con el filme Amigo mío. «Había una cola enorme en el Yara, me acerqué a un hombre y le pregunté por qué estaba en esa cola. -Para ver Amigo mío-. Le digo que si la conoce. -Es la segunda vez que la veo- Por qué, le vuelvo a preguntar. -Porque somos hermanos- Me mató. ¡No es posible esta gente que tiene tanto amor por el cine latinoamericano, no es normal en ningún festival!». Y más vale creerle porque Meerapfel ha sido periodista, cineasta, productora, maestra, dirige la Academia de Artes de Berlín y llegó a la 41 edición de esta fiesta cinematográfica como presidenta del jurado que se encargó de evaluar los 21 largometrajes de ficción que estuvieron en competencia.
Este jurado veía alrededor de tres o cuatro películas por día, hacían sus anotaciones, valoraban, pero lo más importante era no olvidar «la edición, ni la cámara, ni las actuaciones, para ser justos». Esa fue la forma de trabajar para determinar dónde estaban o no las fuerzas de los filmes. «Fue un jurado delicioso, muy bien elegido, de una gran simpatía y comprensión. Muy distintos somos todos, pero las discusiones fueron preciosas.
Fatigada por este intenso trabajo, Meerapfel no tuvo chance de disfrutar de todas las secciones de la 41 edición. «Solo puedo valorar los filmes en concurso, aunque me imagino que todas están buenísimas. Me parece que ha habido una gran riqueza de temas y de formas de contar, muchos lenguajes distintos que van desde la película onírica hasta la realista. Quería haber visto más pero no podía, me moría por ver Marighella, pero el cuero no me daba». «Lo que me impresionó fue que muchas películas tratan de la violencia, los grandes malentendidos y la dureza de las relaciones dentro de la familia, lo cual quiere decir que es una especie de definición de la sociedad. Me parece que los cineastas están llevando ese tema muy profundamente … miran hacia el centro de la sociedad, que es la familia». «Por suerte había películas hechas por mujeres y muy bien hechas. Fue una gran alegría, reconfortante saber que las realizadoras están acá peleando y haciendo su cine, dándonos las imágenes que ellas ven».
«No se puede valorar lo suficiente el aporte del festival a visibilizar la realidad contemporánea latinoamericana. ¿Cómo si no se van a conocer los temas? Estas películas que después van a ir a otros festivales, a otros cines, a otros continentes llevan mensajes, historias latinoamericanas que por lo general no se conocen de esta manera. Es importantísimo que el festival exista para que se abran las puertas a estas películas y para que sus realidades se conozcan en otros lados. Es un trabajo cultural básico y este es realmente un festival que hace esa tarea, por eso es tan valioso».
Aun cuando las temáticas y las formas de contar de la recién concluida fiesta cinematográfica sean atrayentes, lo que enamora a quienes visitan esta ciudad, sin importar el motivo, es la gente, el pueblo «acogedor» capaz de ofrecer un «recibimiento sincero» a cada visitante, sobre todo si se trata de un hermano latinoamericano. «Me parece que lo más increíble es ese público maravilloso, que comenta y cuenta lo que está pasando, que le dice a los personajes que tengan cuidado, que van llevando la historia y es muy lindo ver las películas con este público, por suerte vimos muchas así».
«Este festival en serio representa una llama de fuego del cine latinoamericano, es la casa del cine latinoamericano y estar con todos estos cineastas y sus películas de toda América Latina es un sentimiento muy fuerte, muy bello porque vos vez todo lo que hace la creación en este continente y lo que están haciendo los creadores en distintos países». Dijo sentirse honrada cuando supo que formaría parte del jurado de la cita cinematográfica, y más aún creció su fascinación al escuchar que sería la presidenta. Meerapfel vive convencida de que esta elección «tiene que algo con la edad y la experiencia», y tiene razón, una larga lista de películas y cineastas formados por ella conforman solo parte de su quehacer en el mundo del séptimo arte.










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