Tanta gente no puede estar equivocada. Gente que, en 1969, en 23 y P, se preguntaba qué iba a pasar con la agrupación que iba a estrenar el músico que desde la Revé se prefiguraba como un renovador de la música para los bailadores, gente que vino después en oleadas sucesivas e impregnaron con las canciones del hombre y su orquesta la banda sonora de sus vidas, y gente muy joven, de ahora mismo, porque no crea que los muchachos de hoy, como algunos pretenden, solo apuestan al rasero más bajo de ciertos patrones urbanos.
Hablo de una realidad perfectamente verificable. Quienes asistieron a la develación de la tarja que en la parte baja de La Rampa recuerda que allí tuvo lugar el 4 de diciembre de 1969 el primer concierto de Los Van Van de Juan Formell y, por tanto, el nacimiento de una leyenda, se convocaron a sí mismos, como para felicitarse de contar con memoria y actualidad, con raíces y deseos de empinarse hacia el futuro.
Cuando Samuel Formell y el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, descubrieron la placa, los vanvaneros sintieron que se les premiaba en su fidelidad. Las palabras del crítico y realizador audiovisual Guille Vilar dieron en la diana: Los Van Van son los Beatles de Cuba, tanto como los Beatles vendrían a ser Los Van Van de la música anglosajona. Cada cual en lo suyo, rompió amarras, propuso cambios y penetró hondamente en la sensibilidad popular.
Formell tenía conciencia de lo que se traía entre manos. En una de nuestras frecuentes conversaciones me dijo: «El bailador es un punto de partida y llegada de mi obra. Cuando respetas al bailador, te conviertes en un fenómeno. Te sigue todo el mundo, las generaciones pasan y viene otra que te hace suya. Al pueblo cubano le gusta mucho bailar, es un pueblo eminentemente bailador. El pueblo es la medida del éxito, el que te obliga a reinventarte cada día».
Y Cuba en el epicentro de la creación: «Yo no hubiera hecho nada si viviera fuera de Cuba. Afuera no me motivaría. Todo el que ha vivido una revolución, es un privilegiado. Aunque fundamentalmente compongo para que la gente baile, reflejo en mis temas lo que está en la calle. Los bailadores se identifican con esos temas y con lo que digo en ellos. Porque los bailadores son protagonistas de este proceso de cambios, a veces muy complejo, que influye en el modo de pensar, de hablar, de conducirse de los cubanos».
Bajo ese principio, unos con mayor tino que otros, la música cubana para el baile presenta credenciales.
Prueba al canto lo que sucedió en la maratónica jornada del cierre del festival de la timba Por siempre Formell, el lunes al final de la calle 23, después de que fuera develada la tarja. Todo el que bailó, ganó y creció con los sonidos de la Patria.






























COMENTAR
E.Navarro dijo:
1
7 de agosto de 2019
06:54:55
Ariel Ramirez Fernandez dijo:
2
7 de agosto de 2019
08:10:37
moraima dijo:
3
7 de agosto de 2019
08:14:42
E.Navarro dijo:
4
8 de agosto de 2019
06:33:20
Responder comentario