ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fotograma de Icebox, la odisea de un niño hondureño que parte en busca del «sueño americano». Foto: Granma

Icebox (cuya premier mundial tuvo efecto en el pasado Festival de Toronto) es una cinta para la televisión que la cadena HBO presentó en días que coincidieron con las caravanas de migrantes y el duro drama de los niños bajo custodia del Servicio de Control de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, donde, en Nochebuena, Felipe Gómez Alonzo, un pequeño guatemalteco de ocho años murió; como antes había sucedido con su compatriota, un año menor, Jakelin Caal Maquin, el 8 de diciembre de 2018. De allá a acá, la lista se ensancha por mes, con tendencia al incremento.

Interrogado por Amy Goodman y Dennis Moynihan para Democracy Now!, Baher Azmy, director legal del Centro por los Derechos Constitucionales de Estados Unidos, opinó: «Estas personas están huyendo de condiciones de violencia y privación, en parte creadas por este país. Que se encuentren con la exclusión por parte de este Gobierno, por problemas de los que somos en parte responsables, y que se les niegue a estos seres humanos su deseo de libertad para reunirse con sus seres queridos y buscar una oportunidad, es el colmo de la crueldad y la arbitrariedad».

Icebox refiere la odisea de un niño hondureño al trasladarse e intentar permanecer, junto a su tío, en la tierra del «sueño americano», ese al cual Noam Chomsky le hizo la autopsia en un Requiem for The American Dream (2015), documental que todos precisarían visualizar.

Óscar, el menor de 12 años, es detenido por los servicios de inmigración estadounidense y enviado a uno de estos centros de detención, ya tristemente célebres. El chiquillo (incorporado, correctamente, por Anthony González) huye de la violencia de las pandillas en su país, una de cuyas estructuras lo fichó.

La película, escrita y dirigida por el cineasta sueco Daniel Sakwa, expone vívidamente las peripecias experimentadas por estos críos en el laberinto del sistema legal del país del norte, incluidas esas temibles audiencias con jueces-robots, a quienes poco les importa el pasado de sufrimiento de esas criaturas.

El confinamiento de Óscar y otros muchos niños en un centro de detención transitorio –eufemismo para designar a cuanto en la práctica es una prisión infantil–, da cuenta de las privaciones y humillaciones del régimen carcelario y de los celadores de la instalación, aunque hbo se guarda en todo momento de presentar siquiera un solo caso de abuso físico por parte de un estadounidense hacia los muchachos latinoamericanos.

Icebox resalta el sentimiento de miedo que anida en estos niños y, principalmente, en el personaje del tío quien, como todo inmigrante, vive en permanente desasosiego. El retrato de desesperación y pavor de este hombre es el mismo de muchos de ellos, sin o hasta con papeles, en la «tierra de los sueños».

La aplicación del neoliberalismo más atroz en Centroamérica y la pobreza extrema a la cual ha conducido, conjuntamente con la inseguridad ciudadana, la violencia social en escalada, el cambio climático que se ceba contra las comunidades más indefensas, las violaciones y la extorsión cotidiana, unido al deseo natural de sobrevivir, son algunas de las motivaciones de las personas que avanzan entre selvas, ríos, riscos, caminos, carreteras, puentes y desiertos, pretendiendo un «mejor destino».

El analista mexicano Ángel Guerra Cabrera fundamenta en el diario La Jornada la génesis de la actual e incontenible corriente migratoria –motivo elegido para la factura de Icebox– en el hecho de que «los pueblos de América Latina y el Caribe están siendo sometidos a una segunda reconquista y recolonización, por medio de las grandes empresas y la militarización impulsada por Estados Unidos, que incluye la presencia de bases militares en nuestros países. Gobiernos satélites del imperialismo brindan todas las facilidades a las transnacionales en sus planes expansionistas de acelerada depredación de los recursos naturales y superexplotación de la fuerza de trabajo. Todo ello mediante el despojo de sus tierras y aguas a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, reprimidas, cuando se rebelan, no solo por los cuerpos de seguridad. (…) Unido a esto, la ruptura de cadenas productivas que ha conducido a la desindustrialización y a la pérdida de miles de puestos de trabajo».

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Katia dijo:

1

6 de agosto de 2019

09:39:55


Una aclaración al periodista Julio Martinez: el “analista mexicano” no es tal, es periodista cubano de La Jornada, residente en México hace muchos años.