ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Durante el montaje de la obra en los salones de Danza Contemporánea de Cuba. Foto: Adolfo Izquierdo

El segundo fin de semana de febrero estará privilegiado por la danza. Del 9 al 11 Danza Contemporánea de Cuba (DCC) vuelve a la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con el estreno de la pieza Más allá del polvo, del cubano Miguel Altunaga.

Luego de haber integrado durante seis años las filas de DCC como primer bailarín, Altunaga regresa a los salones del elenco danzario, pero esta vez como coreógrafo. El joven de 34 años, quien desde hace una década forma parte de la compañía británica Rambert, es el bailarín cubano de danza contemporánea más reconocido en el Reino Unido.

Nominado en tres ocasiones (2014, 2016 y 2017) por el Círculo Nacional de Críticos del Reino Unido a la Mejor Interpretación Masculina, el bailarín ha interpretado obras de importantes creadores internacionales y ha coreografiado piezas para la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, Carlos Acosta, el propio Rambert, y las bandas Simply Red y The Zutons.

Sin embargo, Más allá del polvo es la primera creación de gran formato de Altunaga –unos 20 bailarines en escena– para la tropa danzaria que lo vio nacer como artista.

Luego de tres intensas semanas de montaje y un día antes de regresar para la gira de invierno de la compañía inglesa, el artista habló con nuestro diario sobre esta nueva experiencia, en uno de los salones de DCC, en el Teatro Nacional.

«Desde hace más de cuatro años estoy intentando montar algo o bailar en Cuba. En este caso se dio la ocasión de montar una pieza como coreógrafo y para mí es un sueño finalmente hecho realidad. Estoy aquí en la compañía que me formó, que me hizo profesional, que me enseñó los primeros pasos de cómo madurar en los grandes escenarios, ya sean internacionales o nacionales. Es una gran experiencia y me la estoy pasando muy bien con estos grandes bailarines de esta nueva generación».

–¿Notas alguna diferencia entre esta generación de la compañía a la tuya?

–Claro que sí y para bien. Los muchachos de ahora tienen unas habilidades increíbles. Por supuesto, el repertorio, al ser diferente, el trata la técnica de otra manera. Son muy honestos, se entregan siempre, todos los días… A veces tengo que decirles que utilicen el 80 % y dejen el 20 reservado.

«Es otra generación y como toda generación, siempre trae algo nuevo y fresco. Aun así, tiene que seguir trabajando, superarse, trabajar en la técnica, la interpretación…veo que prometen mucho, son muy jóvenes, es decir, que hay mucho todavía por aprender».

Miguel Altunaga Foto: Adolfo Izquierdo

¿De qué trata Más allá del polvo?

–Es una pieza que no tiene una historia lineal. Habla de ideas, de añoranzas, de sensibilidades, de sentido de conexión, de los demonios que tiene uno día a día y de cómo uno se levanta ante nuevos retos en la vida, de lo que yo siento como cubano… y de patriotismo. Está todo contado de una manera muy sutil.

«Por otra parte, se emplea música de diversos géneros. Es como un gran popurrí. Hay música de Lecuona, de Juan Formell y los Van Van; y música electrónica de un compositor iraní».

–Hablas de lo que sientes como cubano y quisiera saber qué expectativas tienes de este reencuentro con el público.
–Quiero que el público se sumerja en esta atmósfera, que conecte con su propia historia, que cada individualidad se conecte con su propia experiencia. No quiero que el público entienda solamente lo que está sucediendo, sino que sienta y se sumerja a través de la energía que la obra les da.

Llevas una década en el Rambert, ¿cuánto te ha aportado esta experiencia como bailarín?

–Al principio toma un tiempo ajustarse al sistema, a la manera de pensar, a la cultura… porque todo es diferente. Con respecto al repertorio, se basa mucho en lo neoclásico, pero a veces tiene piezas de pura danza moderna o sumamente contemporánea. Hay que adaptarse a todos los estilos, lo cual te da otra disciplina e información en la manera de moverte, de ver el arte.

«Ha sido una experiencia donde constantemente recibo información y que me ha engrandecido como artista. Creo que con empeño la vida del artista se hace más colorida y yo me considero un artista que hace lo que ama. Ahora mismo como bailarín tengo la pasión y hasta que la salud me lo permita voy a seguir bailando y coreografiando. Es mi manera de canalizar mi energía creativa. Fue lo que quise siempre desde un principio».

–Ya que has tenido la posibilidad de bailar un repertorio tan diverso, ¿crees que los coreógrafos cubanos están conectados con las nuevas tendencias de la danza contemporánea?

–Sí, lo están. Aunque es cierto que existe un problema de presupuesto y las grandes producciones cuestan, el dinero no siempre es lo primordial. Se puede hacer arte sin dinero. Me gustaría que la danza contemporánea se expandiera y más artistas internacionales colaboraran con Cuba. Pero creo que la esencia está en no perder la conexión con el país y proponer algo también que sea nuestro. Creo que los cubanos todavía tenemos cosas muy interesantes y originales que mostrarle al mundo.

«A Cuba espero seguir viniendo a bailar o a montar e ir conectado con el público, cada vez más».

El programa de la temporada de DCC incluye, además del estreno de Más allá del polvo, la reposición de Equilux, de la británica Fleur Darkin. La obra fue estrenada en noviembre pasado en el teatro Mella y formó parte del proyecto Islas Creativas, que mantiene la compañía cubana con el British Council desde hace varios años.

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