
Ya en diciembre escribí amplio sobre Ya no es antes, el último filme de Lester Hamlet, ganador del premio del público en el 38 Festival del Nuevo Cine y ahora de estreno en salas del país. Se centran estas líneas, entonces, en un aspecto que el director no ha tenido reparos en reconocer con modestia: el aporte de los actores a su guion, texto que de ninguna manera podía ser un manojo de cuartillas signadas por una imposición férrea.
Quienes recuerden películas como la soviética Sin testigos, o la brasileña, Yo se que te voy amar, saben del pulso dramático que ha de tener un filme sustentado en solo dos personajes encerrados entre paredes, máxime si la esencia del conflicto es una pareja que se ha amado.
Si bien en Ya no es antes figura un decisivo trasfondo político-social (ella se fue a Estados Unidos y regresa, 40 años después, en busca de lo que queda del joven que amó) hay elementos fundamentales, de signos meramente humanos, relacionados con el paso del tiempo y las transformaciones inevitables, tanto en lo emocional como en lo físico. De ahí la importancia de los espejos en este filme. Esteban (Luis Alberto García) se mira, reflexiona y hasta se afeita para lucir mejor; Mayra (Isabel Santos), vive igualmente el drama de la imagen. Se sabe, no obstante, que el reflejo, pasados los años, suele ser más duro para la mujer que para el hombre.
El director redobla la importancia del aspecto físico con la foto en bikini de ella, que Esteban conserva pegada en la puerta de un clóset. Mayra joven, hecha un bombón, imagen que para él tendrá las más diversas significaciones sentimentales, y que la protagonista, en una de sus crisis de angustia y frustración, estrujará.
Ambos actores aportan coherencia al conflicto y es evidente lo mucho que sacan de sus dramas internos —además de lo que técnicamente crean— para impregnar de humanidad a sus personajes. Se aprecia en escenas en las que la improvisación se corona en armonías.
Pesadumbre, soledad, toques humorísticos para atemperar lo duro del drama y Esteban, desde un principio, tratando de llevarse a Mayra a la cama. Y ella, cuando parece que está a punto de caer, no cae; y son esas escenas, en las que el personaje de Isabel Santos parece algo disparatado, las que en verdad elevan aún más el desempeño de la actriz.
Complejidades femeninas frente a la cuales algunos hombres pueden sentirse descolocados y otros no llegar a comprender, pero que existen, más allá de la pantalla.
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Oraida dijo:
1
7 de marzo de 2017
08:26:39
Carlos M dijo:
2
7 de marzo de 2017
09:18:16
david dijo:
3
7 de marzo de 2017
13:08:40
Luis dijo:
4
7 de marzo de 2017
13:10:26
Yoyi dijo:
5
7 de marzo de 2017
14:36:32
ari dijo:
6
7 de marzo de 2017
16:02:18
NRR dijo:
7
7 de marzo de 2017
16:04:39
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