Cascanueces se ha convertido quizá en el más popular de todos los ballets, principalmente representado a fines y principios del nuevo año. El Ballet Nacional de Cuba bajo la dirección de Alicia Alonso celebró, como ya es tradición, su gala del 1ro de enero con su excelente puesta de ese clásico.
La función en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso fue diferente este año, pues se dedicó a la memoria del máximo líder de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, fallecido el pasado 25 de noviembre. Las cortinas se abrieron para un breve recuento de la cercana amistad entre Fidel y Alicia.
La representación devino luego celebración, pues Cascanueces festejó el aniversario 125 años de su estreno, el 18 de diciembre de 1892, en el Teatro Mariinsky, de San Petersburgo, teniendo en los papeles principales a los ya míticos Antonietta Dell ‘Era, Pavel Gerdt, Olga Preobrajenska y Nikolai Legat.
La coreografía original fue creada por Marius Petipa y Lev Ivanov y el libreto fue escrito por Ivan Vsevolozhsky y el propio Petipa, basándose en la adaptación de Alejandro Dumas (padre) del cuento El cascanueces y el rey de los ratones, de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.

Con el argumento centrado en una niña alemana de nombre Clara, su música perfecta crea el ambiente de un cuento de hadas, que la lleva al reino de los dulces, donde es recibida por la hada Garapiñada, su Caballero y el resto de los dulces.
Ciertamente la música de Tchaikovsky para este ballet en dos actos es una de sus partituras más populares, y contiene algunas de sus melodías más memorables, entre ellas los famosos Vals de las Flores y la Danza de la Hada Garapiñada.
Las adaptaciones y las versiones de Cascanueces son infinitas. La historia varía de un montaje a otro, aunque la mayoría sigue el esquema básico. Entre las versiones mas notables están la de George Balanchine para el New York City Ballet; de Yuri Grigoróvich para el Teatro Bolshói de Moscú; la de John Cranko para el Ballet de Stuttgart; de Rudolf Nuréyev para el Teatro Real en Estocolmo; la de Roland Petit para el Ballet de Marsella y la de Mikhail Baryshnikov para el American Ballet Theatre.
El Cascanueces de La Habana es una versión coreográfica realizada por Alicia Alonso sobre la original de Lev Ivanov y fue estrenada durante el 16 Festival Internacional de Ballet de La Habana, el 5 de noviembre de 1998, como una coproducción entre el Teatro La Fenice, de Venecia; el Teatro Carlo Felice, de Génova, y la compañía cubana.

Alicia, siempre respetuosa de los grandes clásicos y sus estilos, una de las virtudes de la compañía que ella dirige, en esta versión ha rescatado sus elementos tradicionales y ha elaborado una representación más coherente y teatral, adecuada al espectador contemporáneo y ha concebido un espectáculo sencillo e imaginativo.
Sobre su versión de Cascanueces, Alicia Alonso ha expresado: «Debe entenderse que interpretar una obra clásica con fidelidad coreográfica y estilística, no quiere decir bailarla exactamente igual que en la época de su estreno. La técnica y el comportamiento escénico no se mantienen estáticos, sino que evolucionan. La técnica se hace más perfecta y, desde el punto de vista expresivo, se va a una mayor sencillez, a una síntesis. El talento del artista se demostrará si es capaz de llegar al espectador de hoy, de corresponder a su sicología y cultura, sin traicionar la coreografía ni el estilo, en lo referente a lo más caracterizador y válido de estos elementos».
La propia Alonso fue intérprete de Cascanueces en el American Ballet Theater y los Ballets Rusos de Montecarlo, a donde fue llevado por grandes maestros de la antigua escuela rusa, como Nicholas Sergeyev y Alexandra Fedórova.
En la función del Primero de Enero, el elenco combinó a consagrados y jóvenes bailarines. La solista Chanell Cabrera fue Clara; el solista Raúl Abreu fue el Cascanueces; el primer bailarín de carácter Ernesto Díaz fue Drosselmeyer; la Reina de las Nieves fue interpretada por la primera bailarina Gretel Morejón, quien se destacó por su seguridad y limpieza técnica, y el príncipe que la acompaña, el primer solista Rafael Quenedit.
Para la esperada Hada Garapiñada, el BNC reservó a la primera bailarina Viengsay Valdés, acompañada por el solista Patricio Revé como el Caballero. Dueña de una técnica acerada, su comprensión del baile, del estilo, más ese carisma de que es poseedora —además de una impactante ductilidad estilística— le permitió ofrecer una perfecta Hada Garapiñada, por la cual recibió cerradas ovaciones.
El prólogo a la danza fue el anuncio de las funciones ofrecidas en la Sala García Lorca este año, que se incluyeron en el Libro de Honor del Gran Teatro, entre ellos, la Gala de apertura del propio coliseo de Prado, luego de tres años de restauración, con la presencia del General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; el estreno de la ópera Tannhäuser en colaboración con la Fundación Richard Wagner de Munich; las temporadas premier de la compañía Acosta Danza; el concierto Green, del contratenor francés Philippe Jaroussky, invitado por el maestro Leo Brouwer; las temporadas de Danza Contemporánea de Cuba y el 25 Festival Internacional de Ballet.
La propia Alicia Alonso presidió el jurado, que decidió entregar el Premio Anual a Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad, por su ingente labor en la restauración de La Habana colonial y por sus profundos vínculos con el Gran Teatro.
Al agradecer el premio, Leal habló de la excelsa Alicia Alonso y como ella es símbolo de amistad, perseverancia y ardiente patriotismo.
Cascanueces, la hermosa historia del príncipe de madera, entretenida y llena de fantasía, a la que la música de Tchaikovsky se une a la perfección, abrió con elegancia suprema las temporadas del Ballet Nacional de Cuba para este 2017.
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