ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Benito y Paco Ignacio Taibo II. Foto: Tomada de La Ventana Casa de las Américas.

No basta, para andar cerca del escritor y periodista mexicano Paco Ignacio Taibo II, seguir la serie televisiva Ernesto Guevara, también conocido como el Che —homónima de su libro, considerado como la mejor de las biografías que se hayan escrito del Guerrillero Heroico—  que rueda por estos días la Televisión Cubana.  La Casa de las Américas lo hospeda desde este martes y celebra en su honor la Semana de Autor, espacio por el que han transitado encomiables figuras de la narrativa nostramericana.

Narrador oral de altos quilates —igual si se trata de  la historia o de la fantasía— con tendencia a resaltar personalidades heroicas, pero también a los nadies de la tierra, siguiendo una postura antiimperialista que lo destaca también como promotor cultural, Taibo II tiene en su haber más de 50 títulos entre narrativa y no ficción, y ha emprendido búsquedas biográficas en torno a figuras como Pancho Villa, Antonio Gui­teras, Miguel Hidalgo, Librado Rivera, entre otros.

Justo ahora alcanza los 40 años de feliz existencia Días de Combate, la primera de sus novelas. Con esta entrega puso en marcha lo que se convirtió en una necesidad para él: hacer literatura de acción. Sobre este menester, el policíaco, se desarrolló este martes un panel moderado por Jorge Fornet, en el que intervinieron los narradores Benito Taibo, su hermano menor, y Leonardo Padura.

Para Benito, quien se considera crítico y especialista de su obra, por ser quien primero las lee, consideró oportuno recrear algunas escenas familiares. Recordó como algo trascendental la fecha en que se hizo lector, cuando su padre lo indujo a leer mientras estaba convaleciente. Le reservó un librerito en el que iba colocando los libros que creía su hijo debía leer, pero a él se le iban los ojos para el librero de su hermano, quien vivía en la parte de atrás de la casa, en un territorio «extraño» que estaba siempre lleno de humo de tabaco y de conjuras revolucionarias.

Rememoró el tiempo en que su hermano es­cribió Días…, una historia «con las mejores po­sibilidades del género», donde aparece un personaje maravilloso que, hasta hoy, está en nuestras cabezas»; un personaje que no tiene para empezar su oficio más que sus lecturas de novelas policiacas, en un país donde el sistema judicial no sirve para perseguir el crimen, un detective sui generis, pero cargado de una moral que fue ha­ciéndose cada vez más sólida.

Fue un enorme éxito, dice, y repasa muchas otras obras del autor en cuestión. «Paco respeta su oficio, sabe que los escritores están empeñando su palabra y al enseñar la palabra que es lo único que tenemos la gente decente en el mundo, estamos empeñando nuestros corazones».

Para Padura, que conoció primero al Paco escritor, Paco es varios Pacos a la vez. Explicó que en la literatura de lengua española hasta la década del 70 y del 80 prácticamente no existía el género y que en Cuba, en esas décadas, se desarrolló una novela policial que no dejó una huella cultural en el país. Con la aparición posterior de la obra de Vázquez Montalbán, Juan Madrid, Rafael Ramírez Heredia y el propio Paco, se tendrá la certeza de que existe una nueva novela policíaca.

Destacó que Paco empezó a hacer algo que tendría una enorme trascendencia en el desarrollo de la literatura policíaca en general y fue que participó en Cuba en un encuentro  de escritores del género para que se fundara la Asociación Internacional de Escritores Policiacos. A partir de ese momento se dio a la tarea de que se hablara de una nueva novela iberoamericana, de una novela diferente y resultó muy significativo que  creara la Semana Negra de Gijón, un festival literario que se celebra hasta nuestros días.

Paco departió largo sobre la novela policíaca actual, «es una cantera de experimentación eterna.» Lo importante es que el camino está abierto, porque quedan mil y un espacios de experimentación y lo interesante es la búsqueda de los híbridos, comentó. Somos herederos indirectos de la generación del boom, la generación de experimentadores más grande que ha tenido el siglo XX. Creo que América Latina es el reducto. Todavía vamos a leer por lo menos en 20 años grandes novelas negras producidas en América.

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