
Desde que el hombre apareció sobre la Tierra, quiso «construir» una realidad otra, semejante y paralela. Se valió entonces de lo más cercano para reproducirla: aquellos materiales que encontraba a su paso y en ellos anidó, cual espejo, la vida. En aquel incipiente arte, tallando sobre diversas materias sus más íntimos instintos, fue dando forma a sus sueños. En Cuba, desde hace ya casi tres lustros, ocupa un sitio alto el verbo tallar, donde se le rinde homenaje a este ejercicio humano y, al mismo tiempo, se realiza un «bojeo» por el camino recorrido en las manos de los artesanos-artistas.
Los Premios de la 9na. Bienal de Talla de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas (ACAA), fueron entregados ayer en el Museo de Artes Decorativas. El jurado, presidido por el escultor José Villa, decidió entregar el Gran Premio de esta edición a Raymundo González (La Habana) por su obra He aquí el hombre. En la categoría de gran formato fueron galardonados Yonny Matos (Baracoa), por Balanza Taina (1er. Premio), Vladimir Sánchez (Holguín) con Aquí estoy (2do.) y Rafael A. Santiesteban (Holguín) por Estado de transición (3ro.). Y, en miniatura, los lauros correspondieron, en este orden, a: Orlando Santiesteban (La Habana) por Al que buen árbol se arrima; Adrián González (La Habana) con Crip-Tales y a Javier Urgellés (La Habana) por Trabajo es igual a él. El Premio Florencio Gelabert fue a manos de Jeseel Rodríguez (La Habana) por su pieza Tras el caos.
BOJEO POR LA MUESTRA
El Museo de Artes Decorativas, vuelve a acoger el envío de la 9na. Bienal de Talla.
Es menester subrayar que la Bienal ha contribuido a expandir y desarrollar una zona del arte visual cubano que en los últimos tiempos palidecía y caía cada vez más en el olvido; sobre todo, por el desinterés de muchos que veían la talla como algo menor dentro de las artes plásticas.
Una mirada a la muestra deja ver que el arte está vivo. Se respira allí un aire de buen gusto y virtuosismo técnico, aparecen nuevos materiales, pero se necesitan vientos de mayor originalidad, en un grupo de piezas, para colocar la talla en el siglo XXI.
Hacia diversas vertientes se abre el horizonte temático. De forma general, los creadores se apropian de temáticas cotidianas y de símbolos universales que se traducen a lo cubano.
En otros casos, se representa el universo artificial que caracteriza a este tiempo: variados objetos, las máquinas y todo un mundo imaginativo. Porque la escultura actual no pretende suplantar la realidad, sino instituirse a sí misma en una nueva realidad; a veces, el valor gestual en las figuras se elimina o se reduce a la mínima expresión, se eluden los detalles y se atiende a los valores antropológicos más que sicológicos. Esta metamorfosis trae como resultado productos estéticos que se convierten en objetos escultóricos que llevan a nuestros ojos a fijarse en los bordes y no en el interior, a reclamar la atención en el espacio circundante. Transformadas por la mano del creador en símbolos son como insinuaciones, ante las cuales nuestra vista y nuestro cerebro deben responder, completando los significados de las muy diversas interpretaciones...
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