Oleg Popov murió tranquilamente este jueves en Rostov del Don a los 86 años de edad. Cuatro días antes había ofrecido a los habitantes de esa ciudad rusa su última función. Fue el payaso más reconocido del circo de esa nación en la segunda mitad del siglo XX y un ícono mundial de la especialidad.
La fama de Popov comenzó a crecer durante la era del poder soviético en el célebre Circo de Moscú del bulevar Tsvetnói. En 1954 combinó por primera vez un acto de malabares y acrobacia con el humor característico de los cuentos populares de su tierra y creó un estilo personal, en el que muchos también advirtieron la herencia de su maestro Karandash y cierta influencia del Charlot de Chaplin, visible en los rasgos melancólicos del personaje.
A partir de 1956 se dio a conocer a escala internacional cuando emprendió la primera gira por países de Europa occidental.
Fue entonces que Popov se convirtió en uno de los rostros emblemáticos del Circo Estatal Soviético.
Australia lo proclamó en 1971 como rey de las pistas y diez años después el Festival Internacional de Circo de Montecarlo lo premió con el título Clown de Oro.
Los cubanos descubrieron a Popov en 1962, al presentarse en La Habana con el Circo Soviético en la Ciudad Deportiva.
Su filosofía quedó resumida en una frase. «Yo no pretendo provocar risas, sino crear un ambiente de alegría».












COMENTAR
Aníbal "Revolución" dijo:
1
4 de noviembre de 2016
02:27:21
paco dijo:
2
4 de noviembre de 2016
07:28:41
Cayero dijo:
3
4 de noviembre de 2016
08:20:53
FASV dijo:
4
4 de noviembre de 2016
09:12:07
Responder comentario