Este 2016 Brasil celebra el centenario de su género emblemático: el samba; más que un ritmo, todo un signo identitario, una huella cultural que trasciende los límites de la geografía en el gigante sudamericano.

Con este motivo, la embajada de ese país entre nosotros invitó a una de las más populares sambistas ahora mismo allí: Ana Costa, quien ofreció un concierto recientemente en la Fábrica del Arte, esa destacada sede que une la bohemia habanera con la vanguardia artística mucho más allá de nuestras fronteras.
Justamente la presencia de la joven músico reafirma esa condición, mientras el sitio a la vez reabría esa noche sus puertas tras un mes de descanso, lo cual implicó el desborde del heterogéneo público que frecuentemente lo visita.
Ana Cristina da Costa (Ana Costa) nació en Río de Janeiro el 8 de marzo de 1968. Cantante, compositora e instrumentista, empezó su carrera apadrinada por el gran Martinho da Vila para devenir pronto una de las importantes nuevas voces del samba al punto de obtener el premio «artista revelación» en el 2006, a partir de lo cual fue invitada por los grandes nombres de la música en su país, ganando por día celebridad; con tres discos grabados, ya logró afianzarse entre las destacadas voces del samba.
Acompañada por cuatro excelentes músicos coterráneos, la intérprete brindó sobre todo piezas de su mentor, Da Vila ( Examor, Canta canta mina gente, Beija me beija me, Filosofia da vida…) aunque sin olvidar otros referentes imprescindibles de la MPB (Música popular brasileña) donde no faltó el desaparecido Gonzaguinha con su vital y optimista O que é, o que é y la oportunidad de conocer piezas en las que la propia Ana es coautora, dentro de un repertorio que se paseó lo mismo por el esencial nordeste que por los ritmos urbanos cariocas, añadiendo al samba un acento contemporáneo por parte de los arreglos y ejecución de los instrumentistas, que también deslizaron más de un guiño a los ritmos cubanos desde la fuerte percusión.
«La música cubana —dijo la cantante en un momento— es muy importante para nosotros, y nuestros vínculos son muy sólidos, como puede verse ahora mismo aquí».
Dueña de una grata cuerda de contralto, portadora de la sensualidad y rítmica de la nación que representa, su actuación fue una auténtica fiesta de principio a fin, que puso a bailar sin respiro a todo el auditorio, el cual se hizo cómplice absoluto de una entrega tan cálida y estrecha como los nexos entre nuestros países, que como se sabe reestablecieron sus relaciones hace 30 años, algo que también celebró este concierto.
COMENTAR
Dacio Malta dijo:
1
17 de octubre de 2016
22:16:18
Responder comentario