
Chico Buarque nunca pensó volver a cantar Apesar de vocé con la misma carga intencionada que le imprimió en los lejanos días de su estreno en 1970.
Lo hizo a principios de agosto en el Canecao, plaza de espectáculos de Río de Janeiro, en una jornada convocada por el movimiento Ocupa MinC (Ministerio de Cultura), que luego de lograr la restitución del organismo borrado de un plumazo por iniciativa del usurpador mandatario Michel Temer, propone la defensa de una política cultural inclusiva.
El cantautor no estaba previsto en el cartel del día, pero subió a escena y al entonar la canción fue secundado por cientos de voces. La letra que dice “a pesar de usted mañana será otro día” incendió el aire esta vez como una saeta contra lo que terminó por consumarse el último día del mes: el golpe de Estado parlamentario contra la presidenta Dilma Roussef y lo más importante, la necesidad de revertir esa oscura página de la historia brasileña.
Apesar de vocé se convirtió en un himno de resistencia contra la dictadura militar. Cuando los golpistas de entonces se dieron cuenta de que ellos eran el blanco de las metáforas de una para nada inocente canción de amor, prohibieron su difusión, destruyeron las copias del disco existentes en la sede del sello Philips (por suerte no encontraron la matriz), y solo ocho años después renació en el mercado con la última pista del álbum de 1978 que llevó por título el nombre del autor.
Considerado no solo uno de los músicos más brillantes de la contemporaneidad latinoamericana, sino también una figura intelectual de primer orden por sus aportes al teatro, a la literatura y al pensamiento, Chico acompañó a Dilma en las aciagas horas de la fase final del juicio político en el Senado.
Antes del inicio de esta sesión firmó, junto a otros 47 artistas e intelectuales, una carta abierta de respaldo a la mandataria procesada, en la que denuncian que el llamado impeachment es una maniobra política para la toma del poder sin pasar por las urnas.
Científicos, sociólogos, pedagogos, cineastas, músicos y actores suscribieron el planteamiento. Figuras sumamente populares por sus actuaciones en telenovelas, como la actriz Camila Pitanga (la Bebel de Paraíso tropical y la Carol de Insensato corazón) y el actor Paulo Betti (el inefable Teo Pereira de Imperio) aseguraron que este ataque a la democracia representa “una amenaza a los derechos humanos que llevará a Brasil a una situación de mayor inestabilidad política y desigualdad económica y social”.
El también actor Wagner Moura, laureado este año con el Globo de Oro por su participación en la serie Narcos transmitida por la plataforma Netflix, afirmó que los políticos que depusieron a Dilma “serán recordados por la historia como los responsables del más siniestro ataque a la democracia desde el golpe de 1964”.
La reacción de los medios afines a los intereses oligárquicos no se ha hecho esperar. Columnistas de la revista Istoé y el diario Folha de Sao Paulo han tratado de descalificar tales expresiones de repudio. Estos y otros que se incomodan ante la toma de partido de un significativo sector de la intelectualidad artística, no deben olvidar un pasaje de la canción de Chico: “Cómo va a prohibir / a ese gallo insistir / en cantar / agua nueva brotando / y la gente amándose / sin parar”.












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Wilfredo dijo:
1
5 de septiembre de 2016
08:52:39
Madelyn dijo:
2
5 de septiembre de 2016
10:18:54
Miguel dijo:
3
5 de septiembre de 2016
12:36:39
Carlos Chagas Respondió:
5 de septiembre de 2016
20:31:18
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