“La Habana se dibuja, crece, se
define, sobre el cielo luminoso del
atardecer…”
Alejo Carpentier
El tiempo para descubrir algunas de las maravillas que atesora el Centro Histórico de La Habana resulta ser el verano, a pesar del intenso calor de la temporada.
Todo parte de una excelente idea de la Oficina del Historiador de la Ciudad, que dirige Eusebio Leal: lograr que los visitantes y sobre todo los propios habaneros vean La Habana con nuevos ojos y se adentren en las bellezas del espacio que habitan.

La Oficina concibió así hace 16 años Rutas y Andares, nombre que evoca un extraordinario programa que el propio Leal mantiene desde hace años en la televisión cubana bajo el título Andar La Habana.
Rutas y Andares permite viajar “calendario atrás”, como diría el poeta Silvio Rodríguez, y descubrir algunas de las maravillas que atesora el Centro Histórico.
Recordemos que este año se entregó a La Habana el título de Ciudad Maravilla del Mundo, junto a La Paz, Beirut, Doha, Durban (Sudáfrica), Kuala Lumpur y Vigan (Filipinas). Una iniciativa del proyecto New7Wonders.
Las novedades y otros datos acerca de Rutas y Andares 2016 fueron comentados en conferencia de prensa en el Palacio del Segundo Cabo por Katia Cárdenas, directora de Gestión Cultural de la Oficina del Historiador.
Para empezar, Cárdenas indicó que como promedio, “unos 12 mil visitantes nos privilegian cada verano” y añadió que para estos dos meses han organizado siete rutas -cuatro de ellas especiales-, y andares diferentes cada semana.
Todos estos recorridos nacen desde el Palacio de los Capitanes Generales, ubicado en la hermosa Plaza de Armas, en torno a la cual se levantan además el imponente Castillo de la Real Fuerza (1577), el propio Palacio del Segundo Cabo y El Templete, pequeño edificio neoclásico inaugurado en 1828, sitio donde cada 16 de noviembre los habaneros festejan la celebración de la primera misa y el primer cabildo de San Cristóbal de La Habana (1519).
Cárdenas precisó que esos recorridos están conducidos por más de 400 guías, “colaboradores elocuentes”, como los denominaría Leal: arquitectos, expertos, trabajadores especializados, restauradores.
Entre los temas de las Rutas está el de las antiguas farmacias habaneras, con visitas a la Sarrá (Museo de la Farmacia Habanera), Taquechel y Johnson, trilogía de establecimientos del siglo XIX en la calle Obispo, todas restauradas.

Se organizó este año una ruta especial en homenaje al 90 cumpleaños del líder histórico de la Revolución (13 de agosto) que incluye —dijo la directora de Gestión Cultural— visitas al bufete Azpiazo-Castro-Resende –donde Fidel ejerció la abogacía, la Casa Oswaldo Guayasamín, Casa de África, Casa Simón Bolívar, Armería 9 de Abril, Casa Juan Gualberto Gómez y al Museo de la Revolución.
Otro recorrido que tuvo gran aceptación el año anterior repite en esta edición: el andar Obra Abierta por la rehabilitación del Capitolio que permite a los participantes de Rutas y Andares conocer los adelantos de ese gran proyecto.
El monumental edificio, cuya entrada principal mira hacia el Paseo Prado, está sometido desde hace más de tres años a una restauración total y abre sus puertas con visitas guiadas por arquitectos.
El Capitolio de La Habana, inaugurado en 1929, contiene conjuntos escultóricos del italiano Ángelo Zanelli, entre ellos la estatua La República, de casi 15 metros de alto y considerada una de las esculturas más grandes bajo techo del mundo.
Cárdenas indicó que algunos hoteles habaneros han realizado sus propias encuesta acerca de que sitios prefieren los turistas extranjeros en La Habana, y entre ellos, del centro histórico, destacan el bar-restaurante la Bodeguita del Medio, a una cuadra de la Plaza de La Catedral en Empedrado no. 207, donde tantas personalidades han probado su famoso “mojito” (coctel compuesto de ron, azúcar, limón, hierbabuena y agua gaseada) y tiene la peculiaridad que los comensales estampan sus firmas en las paredes, de las que existen unos dos millones.

La Bodeguita está justo al lado de la sede de la Fundación Carpentier, donde el gran escritor situara la mansión habanera de su novela El siglo de las luces.
Precisamente la Plaza de la Catedral, uno de los sitios privilegiados por los visitantes, es de las más bellas de La Habana colonial. Debe obviamente su nombre a la imponente Catedral que la preside. Su soberbia fachada está adornada por columnas adosadas y arcos ondulados que asemejan una ola del mar. Alejo Carpentier la describió como “música transformada en piedra” y está considerada como el mejor ejemplo del barroco cubano del siglo XVIII.
En ese entorno, las paradas están en el Taller de la Gráfica René Portocarrero, en el Callejón del Chorr,o o la Perfumería 1791, en la calle de los Oficios, donde puede obtener una fragancia natural y personalizada.
Fotos indispensables se toman los turistas junto la figura quijotesca del legendario Caballero de París (del escultor cubano José Villa) situada frente a la entrada principal de la basílica Menor de San Francisco de Asís y ante el primer monumento levantado a Miguel de Cervantes y Saavedra en América, (debido al artista italiano Carlos Nicoli e inaugurado en 1908)ubicado en el parque que lleva su nombre en las calles San Juan de Dios y Empedrado.

Este 2016 el lugar está siendo objeto de más atención, pues se conmemoran 400 años del fallecimiento del autor de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Entre las preferencia de los turistas están dos emblemáticas fortalezas coloniales, el Castillo de los Tres Reyes del Morro (1630) y San Carlos de la Cabaña (1774), del otro lado de la bahía habanera, incluidas en la denominación de La Habana como Patrimonio de l Humanidad.
Desde la Cabaña se dispara, con llamativa ceremonia militar a la usanza de la época colonial incluida, el tradicional cañonazo de las nueve, iniciado en el siglo XVIII cuando desde esa propia Fortaleza disparaban una salva para anunciar a los vecinos el momento de cerrar o abrir las puertas de la muralla y la colocación de la cadena que cerraba la entrada del puerto.
La Habana es inabarcable, mágica y maravillosa, difícil de apresar en la brevedad de un verso, pero “vamos a andar” este verano por la ciudad a la que tantos poetas cantan. Rutas y andares es oportunidad especial.

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