SANTIAGO DE CUBA.—El Caribe no solamente sugiere cantos y danzas con tambores de fondo; también se hace acompañar por versos incandescentes, trovadas infinitas, representaciones teatrales e imágenes de muy diverso tipo y actualidad.
Bajo ese presupuesto transcurre la agenda artística de la trigésimo sexta edición de la Fiesta del Fuego, en esta urbe oriental. Obviamente, el centro del festival lo ocupan las tradiciones y saberes de la región. No hay otro evento como este que le dé tan justo espacio a la valoración y la reflexión sobre los rasgos espirituales que sustentan las identidades caribeñas, incluyendo por afinidad las que abarcan el sur de los Estados Unidos y Brasil.
Una muestra de esa amplitud de miras se tuvo en el seminario sobre la religiosidad popular, que dedicó una jornada a la exposición y análisis de las tradiciones funerarias en Jamaica, Brasil y Cuba. Mientras que en la Casa del Caribe, durante más de 12 horas diarias se presentan grupos portadores de la cultura popular tradicional de Cuba, en otras instituciones de la ciudad se puede asistir a exposiciones, conciertos y funciones de las artes escénicas.
Entre estas últimas destaca el taller acogido por el Estudio Teatral Macubá, que dirige Fátima Patterson, que cuenta en esta oportunidad con la participación de Vivian Martínez Tabares, directora del Departamento de Teatro de Casa de las Américas, y el notable dramaturgo Gerardo Fulleda León.
En cuanto a las artes plásticas la nota más sobresaliente resultó la inauguración de la exposición 32 metros cúbicos de arte, del escultor Esterio Segura, en la galería René Valdés, de la Fundación Caguayo. Nuevamente el artista elabora metáforas visuales sobre las dudas y aprensiones que asaltan al ser humano y la filosa línea que separa al mito de la realidad.
Y aunque esta Fiesta del Fuego cuenta con Ecuador como país Invitado de Honor, otras naciones resaltan por su protagonismo. Tal es el caso de República Dominicana, que para celebrar los 25 años de asistencia ininterrumpida a la cita santiaguera, inauguró en la Casa de las Tradiciones, del barrio El Tivolí, una sede donde muestra sus músicas.










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