ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Carlos Acosta, borracho, cómico, técnico, artista en el solo Les Bourgeois. Foto: Nancy Reyes

Carlos Acosta, uno de los más grandes bailarines del mundo, esperó al mes de abril para presentar su nueva compañía, Acosta Danza. La première ofreció un programa contemporáneo y ahora enfrentó un segundo tour de force, la selección clásica.

En estas páginas comentamos el estreno mundial de la compañía, cuando lamentamos que el carismático Acosta permaneciera tras los telones. Para el “clásico”, en la sala Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, fue absolutamente generoso, salió tres veces a escena, con la correspondiente, y por momentos desmedida, reacción del lunetario. Claro, el público había ido a verlo bailar, y él no los defraudó, con su arte y suformidable técnica.

Quizás uno de las últimas veces en que Carlos Acosta baile Diana y Acteón. Aquí acompañado por Laura Rodríguez. Foto: Nancy Reyes

El programa fue concebido por Acosta “como un espectáculo íntegro, que recoge ballets de diferentes épocas y estilos”. Lo había presentado ya en el London Coliseum en diciembre de 2015, tomando como base su propio espectáculo con el cual inició su despedida del ballet clásico, titulado Carlos Acosta and Guests, propuesta que en 2006 obtuvo el premio Laurence Olivier.

Dividido en dos, la primera parte presenta pas de deux y pieza de las mas famosas del mundo clásico, seguida, luego del intermedio, por otras mas cercanas en el tiempo.

Cuatro parejas en Majísimo, en primer plano Carlos Acosta y Laura Rodríguez. Foto: Nancy Reyes

Mantuvo su idea inicial, la escena en negro, los bailarines llegan a una suerte de ensayo, conversando calentando los músculos antes de la función. Esto se mantiene a lo largo de la noche, entre obras.

La gala comenzó con el pas de deux del segundo acto de El lago de los cisnes, uno de los de más elevado lirismo, entre Odette, la princesa transfigurada en cisne blanco y el príncipe Sigfried.

Muy conocido como el Acto Blanco, fue interpretado por Gabriela Lugo (que llega a Acosta Danza desde el Ballet Nacional de Cuba / BNC) y Enrique Corrales.

El conocido pas de deux del segundo acto de La Sílfide (o La Sílfide y el escocés) del coreógrafo August Bournonville fue la segunda propuesta, asumida con limpieza por Leticia Silva y Alejandro Silva (ambos igualmente del BNC).

De Winter Dreams, el maravilloso ballet en un acto de Kenneth MacMillan, inspirado en Las tres hermanas de Chejov, y con música de Chaikovski, se disfrutó el pas de deux Farewell, por los inspirados Ely Regina y Luis Valle (también provenientes del BNC).

Valiente Gabriel Lugo en la famosa Muerte del Cisne, de Michel Fokine, coreografiada para Anna Pavlova con música de Camille Saint-Saëns y de la cual Maia Plisestkaia hizo leyenda. Foto: Nancy Reyes

La famosa Muerte del Cisne, miniatura coreográfica de Michel Fokine para Anna Pavlova con música de Camille Saint-Saëns fue valerosamente interpretada por Gabriela Lugo.

Solo unos compases y los baletómanos reconocieron la entrada de Diana y Acteón ese dueto de Agrippina Vagánova que permite un alarde de brillantez técnica. Carlos Acosta mostró sus hermosas poses en pleno aire, sus centros, su velocidad. Aún en plena forma. Laura Rodríguez (de las filas del Ballet de Camaguey) fue una sutil Diana.

Hay que decir que la repleta Sala Lorca expresó su aprobación de cada pieza con ovaciones y aplausos, en general bien adjudicados.

La Sílfide, de Bournonville, asumida con limpieza por Leticia Silva y Alejandro Silva. Foto: Nancy Reyes

Luego del intermedio llegaría End of Time, del mundialmente renombrado coreógrafo Ben Stevenson, con música deSerguei Rachmaninoff. Es un pas de deux creado por Stevenson en 1984 para El Concurso Internacional de Ballet de Japón, con el cual obtuvo la medalla de oro.

El coreógrafo ha explicado que con End of Time quiso mostrar sus sentimientos acerca de un posible mundo desvastado en el cual solo permanecen dos personas. Se inspiró en la película de Stanley Kramer On the Beach, con Gregory Peck y Ava Gardner. En este ballet los personajes fueron asumidos con emoción y precisión por Deborah Sánchez (llegada desde el BNC )y Enrique Corrales.

Un toque de sensualidad llevó a escena la pieza A Buenos Aires, coreografía del argentino Gustavo Mollajolli sobre la Primavera Portena, de Astor Piazzolla. Esta obra la estrenaron el gran bailarín Julio Bocca, acompañado por su coterránea Raquel Rossetti, otra importante figura, en el Festival Internacional de Ballet de Moscú, y Bocca ganó la Medalla de Oro. En La Habana este tango de Piazzolla lo bailaron a placer Leticia Silva y Alejandro Silva.

Aún bailaba Ely Regina la pieza de Ben Van Cauwenbergh Je ne regrette rien sobre la voz de la inmortal Édith Piaf, cuando tomaba el escenario Acosta, cada vez más borracho y cómico en el solo Les Bourgeois, extraído del ballet homónimo también de Van Cauwenbergh, esta vez sobre la canción de Jacques Brel. Acosta simplemente impresionante.

La función continuó con el Carmen (pas de deux), coreografía del propio Acosta, interpretada, como en la première, por Laura Treto y Luis Valle, seguida por el estreno mundial de Anadromous, del coreógrafo cubano Raúl Reinoso, quien como en botánica, tiende hacia arriba o como en zoología, remonta para sobrevivir. Excelente la pìeza y la intérprete, nuevamente Gabriela Lugo.

El cierre fue con el divertimento Majísimo, un contrapunto entre aires hispánicos y la técnica del ballet clásico, originalmente creada para el Ballet Nacional de Cuba por Jorge García, quien utiliza las partes del ballet de la ópera El Cid de Massenet (Catalana, Aragonesa, Andaluza, Aubade y Navarra).

Cuatro parejas, Laura Rodríguez-Carlos Acosta; Deborah Sánchez- Luis Valle; Leticia Silva-Alejandro Silva, y Ely Regina-Enrique Corrales, logran la ovación.

En el final todos regresan a esa especie de espacio preparatorio de la salida a escena donde comenzó la función, y, apropiadamente, es Acosta el último en salir.

El bailarín estrella advierte así una vez más que se despide del ballet clásico luego de una increíble carrera en la que ha interpretado los roles mas icónicos, incluyendo el Prince Siegfried de El Lago de los Cisnes; Basilio en Don Quijote, el Príncipe de Cascanueces y el fortísimo Espartaco, del ballet homónimo.

Ahora quiere dejar, por demás, otro legado, una compañía de clásico y contemporáneo, Acosta Danza.

Puede estar en sus tempranos cuarenta, pero su técnica, su carisma, su seducción, su arte, hace que Carlos Acosta brille sobre todos en la escena. No por gusto todos quisieran decir “yo vi bailar a Carlos Acosta”.•

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Fernando dijo:

1

22 de abril de 2016

13:29:08


Muy buen artículo, he tenido el placer de participar de las funciones, solo me gustaría aclarar que la Sílfide fue interpretada por Javier Rojas y Débora Sánchez, dos jóvenes bailarines de gran talento que se merecen el crédito. Alejandro y Leticia igual de buenos.

TOMAS PALACIO Respondió:


24 de abril de 2016

17:55:12

Deborah Sánchez y Javier Rojas bailaron el sábado 16 y el domingo 17 les tocó el turno a Leticia Silva y Alejandro Silva

Emelina Torres dijo:

2

22 de abril de 2016

15:25:58


Me gustó el artículo, y es cierto, salí del teatro con el inmenso orgulo de haber vito nuevamente bailar a Carlos Acosta, y disfrutar de su compañía AcostaDanza. Maravillosa, BRAVO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

mariluz dijo:

3

23 de abril de 2016

09:34:15


Magnifico articulo , muy bien descripto, explicito ala altura del espectaculo que aunque no pude ver imagine a traves de este, ojala podamos pronto ver muchos mas de esta magnifica figura del ballet-danza-cultura.

nieves dijo:

4

24 de abril de 2016

08:10:34


Orgullo para los cubanos. Maravilloso y mágico.

Temis dijo:

5

25 de abril de 2016

09:00:20


Carlos Acosta es un artista ÚNICO!!! Cuánta maestría y maravillosa línea corporal en cada movimiento, de perfección absoluta!

Alexis dijo:

6

25 de abril de 2016

12:09:58


Buena selección de temas para esta segunda presentación de Acosta Danza, en mi opinión todo les quedó super, aunque creo que la bailarina que bailó La Muerte del Cisne, tiene cualidades para haberlo bailado un poco más dramático, al menos en el momento en que muere, debe mover el brazo con afan de batallar para no morir, solo eso.