ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Adela Legrá y el ya fallecido Adolfo Llauradó en fotograma del cortometraje Manuela de Humberto Solás. Foto: Ecured

Humberto Solás (1941 - 2008), figura emblemática de la cinematografía cubana y latinoamericana, fue un visionario. Además de su extensa cinematografía, que cuenta con un cenit llamado Lucía, una de las diez películas más importantes de la historia del cine Iberoamericano, siguió escribiendo historia con la creación en 2003 del Festival de Cine Pobre de Gibara, Holguín (provincia cubana ubicada al norte de la parte oriental del país), que presidió hasta su deceso.

Humberto Solás dio temprana clarinada de su talento al filmar con 27 años esa Lucía (1968) que todas las listas colocan entre las diez películas antológicas del cine del Tercer Mundo (acompañando a Memorias del subdesarrollo de Tomás Gutiérrez Alea. Foto: Cubadebate

No es una afirmación exagerada. Tómense algunos de los puntos de su Manifiesto del cine pobre, donde en primer término llama a aclarar malentendidos: “Cine pobre no quiere decir cine carente de ideas o de calidad artística, sino que se refiere a un cine de restringida economía…”.

En esa visión larga, se refirió a la importancia de la revolución tecnológica en el cine, llamó a “aprovechar y estimular esta reducción de costos de producción…” porque “significará en un futuro inmediato la inserción en la cinematografía de grupos sociales y de comunidades que nunca antes habían tenido acceso al ejercicio de la producción del cine”.

Consideró asimismo que “habrá que derribar el muro del control de la distribución cinematográfica por un solo grupo de mayores o transnacionales, que genera la alienación del público, al no tener éste acceso a las obras de sus autores nacionales”… lo que “nos permitirá luchar contra el espectáculo de la violencia gratuita cinematográfica, que envilece a las audiencias y especialmente a los espectadores más jóvenes”.

Ahora su Festival de Gibara, que vuelve a la palestra (20-24 de abril), rinde tributo a otras dos de las cintas del Premio Nacional de Cine 2005, el cortometraje de ficción Manuela, al celebrarse medio siglo de su realización y será presentado por su protagonista, Adela Legrá. En su estreno, el crítico de cine Eduardo Manet escribió en Granma (4 de agosto, 1966): “Poco más de media hora de proyección, bastó para que Humberto Solás realizara una de esas obras que desafían el paso del tiempo. Manuela será mañana, como es hoy, una cinta rejuvenecedora, apisonada y apasionante”.

Por su parte, Miel para Oshún (2001) Premio Ariel a Mejor Película Iberoamericana en 2002, primera película cubana realizada en video digital, es celebrada en su aniversario 15. Uno de sus protagonistas, Jorge Perugorría, es ahora el presidente de este Festival de Cine Pobre.

Jorge Perugorría en el rol protagónico de Miel para Oshún, de Humberto Solás. Foto: www.jorgeperugorría.com

Perugorría (La Habana, 1965) saltó a la fama internacional con Fresa y chocolate (1993), de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, donde interpretó el papel de Diego, un joven homosexual. Desde entonces ha actuado en una cincuentena de filmes, dirigido por nombres como Steven Soderbergh, Manuel Gutiérrez Aragón, Mariano Barroso, Ruy Guerra, Gracia Querejeta, Bigas Luna, Jorge Alí Triana, y los cubanos Juan Carlos Tabio, Gerardo Chijona, Humberto Padrón, Arturo Sotto y con Solás filmó Barrio Cuba y la mencionada Miel para Oshún.

En una rueda de prensa (12 de abril) en el Centro Cultural que lleva precisamente el nombre de Fresa y Chocolate, Perugorría presentó el 12 Festival de Cine Pobre.

Sus primeras palabras fueron para Solás, rememoró la filmación en Gibara de Miel para Oshún cuando el maestro —dijo — se encontraba en medio de un gran desafío como creador, rodar en formato digital. “Lo hizo con toda su humildad como creador, renunciando a los grandes presupuestos, a la infraestructura con la que estaba acostumbrado. Humberto se adaptó y fue el primero con esa tecnología, para seguir haciendo historia”.

Allí soñó el Festival de Cine Pobre —añadió Perugorría— y para mi es compromiso y responsabilidad dar continuidad a la obra de Humberto, apoyar el cine de autor, y mantener su espíritu interactivo con todas las artes.

Para el concurso se aceptaron más de 40 filmes entre cortos y largometrajes de ficción, documentales, animación y videoarte.

Los largo de ficción son 10, con obras de Chile, El Salvador, Estados Unidos, Finlandia, Alemania y México, de ellos cuatro cubanos: La pared de las palabras, protagonizado por Isabel Santos y Jorge Perugorría, dirigida por Fernando Pérez, Premio Nacional de Cine; Café amargo, ópera prima de Rigoberto Jiménez; La obra del siglo, de Carlos Machado y Venecia, de Kiki Álvarez.

Los 12 cortos de ficción llegan de Colombia, España y cinco cubanos: Crepúsculo, Juan Pablo Daranas; Ladridos, Fernando Fraguela; La nube, Marcel Beltrán; La profesora de inglés, Alan González, y Polski, Rubén Rojas.

Diez son los largometrajes documental que luchan por el galardón, de Colombia, España, Argentina, México, Perú, y dos cubanos: Marcelo Martin con La línea del tren norte, y Carlos Barba, con Humberto.

El documental de Barba, visto en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, aborda cada uno de los títulos de la obra de Solás, aunque, según su propio director “pretender abarcar toda una vida creativa como la de Humberto Solás en un documental –aunque sea de largometraje–, es imposible. Intenté acercarme al artista, al intelectual, al amigo...pero también al hombre de carácter; apoyándome en sus fotogramas inolvidables y los filmes que legó al cine iberoamericano, en sus familiares y amigos”.

Los cortos documental son también diez, de Canadá, España, México, Venezuela y de cinco de Cuba: Héroe de culto, de Ernesto Sánchez Valdés, que acaba de recibir el Premio al Mejor documental en la Muestra Joven ICAIC 2016; El enemigo, Aldemar Matías; La despedida, Alejandro Alonso; Máscaras, Lázaro González y Milagrosa, Diana Montero.

En Animación y video arte concursan 17 obras de Canadá, España y Cuba que en la primera categoría presenta La venganza, Traqueotomía y Un horizonte similar, las tres de José Andrés Fumero; La lucha de clases manufacturadas, de Mónica Batard; VII-53, de Víctor Y. Sánchez, y en la segunda, El bohío, de Juan Carlos Pérez.

Gibara, la Villa Blanca, como suele denominarse, es una pintoresca ciudad costera, en la zona norte oriental de Cuba, a unos 700 kilómetros de La Habana que ha acogido con pasión el Festival de Cine Pobre. Como reciprocidad, en su edición 12 se decidió celebrar por adelantado los 200 años de su fundación que se cumplen el 16 de enero de 2017.

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wilki dijo:

1

16 de abril de 2016

11:12:20


Muy bueno este festival que con poco realizan un maravilloso evento, con una voluntad de acero los cineastas que se dan cita en Gibara ponen en alto que el cine cubano tiene una calidad probada, es un cine realista, objetivo. Felicidades Organizadores (GIBAREÑOS-HOLGUINEROS).