
En Cuba se han realizado varios intentos por organizar un festival de rock internacional que merezca ese nombre, pero, por falta de organización, de gestión o de interés, la idea no ha llegado a cristalizarse. El pasado año se armó por primera vez Patria Grande, que viene a ser el primer evento de este tipo diseñado para traer al país alineaciones foráneas, en este caso de la escena rockera latina. El festival, cuya segunda edición acaba de finalizar, podría situar a Cuba en el mapa del circuito internacional y dar el tiro de gracia a una época en la que acontecimientos como este brillaban por su ausencia en los escenarios locales.
Patria Grande está orientado a dar lustre a las bandas latinas y hasta el momento, hay que decirlo, ha cumplido este propósito con nota destacada. En la primera edición programó a escuderías con una impresionante historia a cuestas, como los puertorriqueños Puya, quienes en su momento fueron comparados con los brasileños Sepultura (y ustedes saben lo que eso significa); y No te va a gustar, referencia invaluable del rock uruguayo, también se dejó caer por la Isla en esa oportunidad, donde a pesar de que congregó a varios cubanos junto a una fuerte hinchada uruguaya, no gozó de la misma convocatoria que en otros países del continente.
El cartel de la segunda edición reunió a un puñado de bandas en las que sobresalieron por mucho los argentinos de Carajo, un power trío con canciones en las que se agolpa la ira, la rabia y la sangre y que recupera la energía primaria del metal para tocar con una crudeza y una energía de altos kilates.
Don Palabra, de Colombia, fue otra alineación que no nos hizo perder el tiempo. El grupo, una perla del underground colombiano, atacó a los metaleros cubanos con una jugosa dosis de ska, reggae y metal mestizo, ensamblada en canciones que pueden convocar en un misma plaza a seguidores de las más diversas tendencias del rock and roll. La banda hizo lo suyo con mucha dignidad, o sea entregaron una música muy bien tocada, con letras que hablan de las más castigadas realidades que envuelven a los seres humanos.
No vamos a compararlos con los irreverentes y desastrados Mojinos Escozios (una banda española que debes tener guardada en el reproductor si quieres morirte de la risa con un desparpajo de guitaras como trasfondo), pero Sinergia también toca como si tuviera a la madre de la ironía sentada sobre las piernas. Aparte del tirón humorístico y mordaz de sus temas, los chilenos mostraron otras cartas de triunfo. Sus músicos pegaron en la cabeza con un repertorio ensamblado con exactitud y calidad. No es una de esas bandas que toca en plan bestia, pero sus miembros ofrecieron un show muy convincente en los que no perdieron potencia y enseñaron suficientes recursos defendiendo canciones que combinan sagazmente la mordacidad con la denuncia social.
Zeus, Tendencia, Stoner, fueron las formaciones locales que compartieron el banquete metalero con las alineaciones foráneas y como siempre se abalanzaron sobre los rockers cubanos con sus temas clásicos, especialmente Zeus, que sigue haciendo trizas los pronósticos y manteniéndose con una excelente vitalidad y las mismas ganas iniciales de comerse el mundo, digerirlo y arrojarlo después sobre sus seguidores más leales, envuelto en una enérgica andanada de metal.
Un propósito inicial de este evento es promocionar entre los cubanos el rock latino. La intención es muy loable, pero para ello debe enfrentarse con un desconocimiento muy amplio hacia esta escena, pues el público cubano generalmente (eliminando de la lista, por supuesto, a los melómanos más exigentes) no le presta demasiada atención a lo que sucede en el ámbito musical latino. De ahí que es muy probable que a muchos, sobre todo a los más jóvenes, los nombres a Los Fabulosos Cadillacs, Aterciopelados, La Renga o Todos Tus Muertos, no les suene a nada, con todo y el estatus de iconos que ostentan esas bandas entre un extenso número de latinoamericanos.
Pudiéramos mencionar otras alineaciones, que quizá se inserten en el futuro al cartel del Festival, pero para que todo funcione, teniendo en cuenta las características ya citadas del público cubano, hay que crear estrategias de promoción adecuadas que respondan a la dinámica de un festival de rock, porque, como se ha demostrado en otros mega festivales como Rock al parque en Colombia, o Cosquín Rock en Argentina, estos eventos requieren de una plataforma propia, coherente y muy bien pensada, que contenga los códigos propios del público rockero. Por otro lado se debe insertar la música de las bandas que participen en los medios, brindarles la posibilidad de vender sus materiales, tanto discos como t-shirts, y utilizar las tecnologías digitales para divulgar sus presentaciones mediante conceptos de promoción más atractivos.
Cuba, como se sabe, está ocupando la atención mundial y no son pocas las bandas de resonancia que han declarado en voz alta (algo que no sucedía antes) su deseo de presentarse en la Isla, sin mencionar que el próximo año aterrizarán posiblemente en La Habana algunos pesos pesados del rock y de otras vertientes de la música a nivel internacional. De ahí que las instituciones locales, sin descartar la evidente posibilidad de que surjan otros eventos de este tipo, deberían buscar la forma de expandir con coherencia el festival Patria Grande, para que el país se ubique de una vez en el circuito foráneo y las bandas latinoamericanas encuentren en los escenarios nacionales una sugerente plataforma de intercambio y de promoción internacional.












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Chery dijo:
1
28 de noviembre de 2015
17:48:40
Alex dijo:
2
2 de diciembre de 2015
10:46:12
Juan Jesus dijo:
3
2 de diciembre de 2015
13:06:55
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