ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alberto Hernández trabajando. Foto del autor

La naturaleza, siempre presente en la Historia del Arte, ha sido tratada de mil maneras distintas por los creadores. Cada época, cada generación, ha encontrado la forma de abordarla a través de diferentes mo­delos interpretativos. En el siglo XX se desarrolló una acción fuertemente posesiva de la naturaleza, a tal punto que Bertolt Brecht definía como una actitud característica del hombre mo­derno esa intervención.

Sin embargo, ya a mediados del pasado siglo y hasta hoy, se observa en muchos artistas un cambio de actitud tendiente a restituir el valor conceptual de la naturaleza y darle una relevancia ya no inspirada en un temor reverencial sino en un lugar en el cosmos en el que el hombre forma parte de ella. Sea esta introducción una manera de acercamiento a la obra del joven artista Alberto Her­nández Reyes (La Habana, 1976) quien se extiende a formas muy ex­presivas en la pintura del paisaje, en óleo sobre lienzo, para entregar una mirada personal-original sobre el en­torno circundante.

Para nadie resulta un secreto el hecho de que cada creador, no im­porta la técnica que trabaje, vive ob­sesionado por un conjunto de imágenes que lo atormentan y hasta alimentan su fantasía. Este artista autodidacta no es una excepción, y nos convocó, hace cerca de cuatro años, a su muestra Imper­ma­nen­cias. Allí se pudo constatar que vivía obsesionado por un paisaje que existía en algún lugar remoto de su imaginación. A partir de la representación difusa de sus elementos primordiales transparentaba una naturaleza onírica que lo acompaña siempre en sus viajes por los lienzos y colores. Es, un paisaje que respira inmerso en una atmósfera rara y mística, para que el espectador sienta una sensación de extrañeza al disfrutarlo. Ese resulta el interés fundamental del artista.

Al reunir en el cuadro de forma personal, lo metafísico, simbólico, lo ilusorio, lo topológico, el artista, graduado de doctor en Medicina, desa­rrolla sus metáforas sobre la tierra, manteniendo una vivencia esencial del paisaje que cruza ante nosotros de diversas formas, con una vida propia. Por momentos adquiere la forma de un mar embravecido, con sus olas de nubes y montañas, tapizados por una neblina de tiempo, otras veces toma formas fantasmales, el campo visual se recrea ante tanta astucia imaginativa.

Después de aquella primera mues­tra llegó, hace algunos meses Trans­figuraciones, que expuso en la galería Carmen Montilla. Cuando po­nemos aquellas obras al lado de las nuevas disfrutamos aún más los paisajes, la vista se regodea en lugares, rincones, y detalles que antes, por la bruma y aquel encantamiento de las atmósferas líricas perdíamos en el recorrido.

No quiere decir que antes no eran excelentes las piezas, pero ahora se disfrutan más. Es como si el día aflorara de pronto, con la luz de las ma­ñanas o del atardecer, y se disiparan entramados para alcanzar en casi toda su magnitud los lugares. Lo “extraño” yace detrás de cada cuadro. Es una sugestiva sensación que enaltece estos paisajes de Alberto Her­nández, que él ha estudiado hasta en sus más mínimos detalles y aún tiene mucho de donde sacar para seguir regalándonos sorpresas visuales que se nos aparecen de pronto por el camino. Ahí yacen sus preguntas y respuestas sobre los diferentes am­bientes paisajísticos, estrategias de trabajo, los estudios del color, donde añade sepias, grises, ocres, naranjas, y su talento para en­fren­tarnos a cosas conocidas que parecen nuevas. Y también de sus encuentros y desencuentros, y sus ambivalencias ex­puestas desde su anterior muestra que son pensamientos que ejercita con bríos en cada superficie, aquellas que conjugan o muestran una lucha eterna dentro de sí, entre lo que se percibe a simple vista y aquello que yace es­condido.

Las neblinas se van esfumando, la luz se intensifica, y se perfila el paisaje de una manera original ante nuestras retinas, pues busca y encuentra nuevos espacios para recrear emociones. Aquellos artilugios en los que se basaba para alcanzar efectos acordes con su propuesta donde la at­mós­fera era protagonista, los suaves contornos, las inquietas masas de nubes que materializaban diferentes formas distorsionadas por la luz y otros elementos de la perspectiva ahora en esta exposición ceden espacio. Se disipa la bruma del bosque, y se despejan incógnitas, se hace más palpable su concepto del paisaje y la obra, enriquecida, se hace más compacta y estructurada en la composición. Él nos sigue demostrando que es un soñador. No hay dudas, el paisaje vive dentro de él.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Teo dijo:

1

25 de noviembre de 2015

18:15:08


Enhorabuena Alberto, que se mantenga tu creatividad a esos niveles. Suerte, que talento hay!

Emma G. Acevedo Fanego dijo:

2

26 de noviembre de 2015

08:09:32


Considero que es palpable el interés que actualmente nuestros artistas han tomado por la naturaleza, nada más hermoso que una puesta de sol, o una instantánea tomada desde lo alto de una montaña, los paisajes de nuestro pais, son una de las maravillas mejor vividas. Pero creo que serçia muy bueno que se le dedicara mas oportunidades a nuestros fotografos, esos que no trabajan por un salario, sino por hobby, y que para ellos mismos guardan tomas muy buenas, pero a quienes no se les ha brindado la oportunidad de mostrarlas al publico, no ya un concurso, sino la posibilidad de poner en lugares visibles al publico las fotos tomadas en viajes, excursiones, y hasta en aquellos momentos en que cumpliendo un deber social, sin ser asalariados por ello dejan plasmadas en sus memorias lugares hermosos. Es necesario que salgan a la luz y un medio es convocarles a que ellos sin molestar a nadie tomen un espacio y exhiban lo que tienen, todos vamos a disfrutar de lo nuestro, porque debemos estar al nivel de poder decir, ª he conocido las interioridades de mi paisª, luego podre conocer otros, pero como dice la jabita de Cubalse : LO MIO PRIMERO.