
Cuando un texto tiene la capacidad de desdoblarse en épocas nuevas es un clásico ha dicho el Premio Nacional de teatro 2011 Nelson Dorr.
Es una suerte que los directores Carlos Celdrán, Jorge Alba y el propio Nelson Dorr hayan coincidido en esta temporada con estrenos de obras ya incluida dentro de la categoría imprescindibles del teatro mundial y nacional.
La Habana puede apreciar entonces en estos meses versiones de Macbeth, de William Shakespeare, Casa de Muñecas, de Henrik Ibsen, y Dos viejos pánicos, de Virgilio Piñera.
Llegan a escena con una dramaturgia que habla al complejo y diferente público de hoy, para hacerle olvidar el tiempo transcurrido, y hasta al propio autor y ofrezcan a la pieza nuevo sentido. Es evidente que Dorr, Celdrán y Alba utilizan los maravillosos textos como vía para llegar a problemas actuales.
En el Teatro Mella, Nelson Dorr, quien como director ha llevado a las tablas más de cien títulos en una variedad de géneros y formatos en los que se incluyen el monólogo, la ópera, el teatro musical y a autores de todas las épocas y latitudes, vuelve sobre Macbeth, de las tragedias de Shakespeare, considerada la más vigorosa.
El maestro, en numerosas entrevistas, ha dicho que tanto en los clásicos como en los contemporáneos su objetivo es dialogar con los textos y sus épocas. Para él son “clásicos”, porque permiten ser revisitados constantemente y tienen la capacidad de desdoblarse en épocas nuevas.
Ahora para su Compañía ha adaptado Macbeth, y su actriz principal, la que encarna ahora a Lady Macbeth, Gladys Casanova, recuerda, en breve diálogo en los jardines de la sala Llauradó, que es “una continuación de los clásicos que el maestro ha ido estrenando a partir del 2011 que inició con Medea y luego Otelo”.
Para esta puesta —consideró Casanova— Nelson Dorr ha hecho “un diseño espacial y de luces muy interesante, al igual que la música que está todo el tiempo de protagonista”.
La actriz rememoró que se inició en el teatro “precisamente con su hermano Nicolás Dorr (Premio Nacional de Teatro 2014) en el teatro Martí donde estrené La Chacota” hasta que cerró el coliseo y ella se dedicó al teatro para niños por 45 años. “Y ahora retorno con Nelson, hice Medea, Otelo y ahora Macbeth. El maestro, me ha dado el honor de hacer Lady Macbeth y estoy muy feliz por poder interpretar este personaje tan importante y tan difícil para cualquier actriz”.
Mientras, en la pequeña sede de Argos Teatro, Carlos Celdrán, entre los más interesantes y sugestivos directores del teatro cubano contemporáneo, vuelve a recurrir a la parábola para dialogar con la actualidad.
No es novedad que Celdran no asuma textos clásicos como piezas de museo a las cuales hay que tratar con veneración, sino como obras capaces de dirigirse al espectador contemporáneo y hacerlo recapacitar sobre su realidad presente.
Lo ha hecho con Safo, sobre un cuento de Marguerite Yourcenar, Baal de Bertolt Brecht, La Vida es Sueño de Calderón de la Barca, La Señorita Julia de Strindberg y Stockman, Un Enemigo del Pueblo de Henrik Ibsen.
Llega ahora Argos Teatro con Mecánica, una obra de Abel González Melo, a partir de otra pieza de Ibsen, Casa de Muñecas, una versión deese conocido clásico pero desde una perspectiva bastante insólita y este aspecto lo comenta para nuestra publicación el joven actor Carlos Luis González, muy conocido por sus muchas apariciones en la televisión cubana.
—¿Es un regreso al teatro? “Pienso que estuve demasiado tiempo alejado del teatro. Carlos Celdrán me dio esta oportunidad de regresar y asumir un protagónico con un texto de Abel adaptado de Casa de Muñecas, o sea un reto doble. Para mi ha sido una muy buena experiencia. Siempre tuve el teatro como un templo sagrado, pero que para entrar hay que estar preparado. Yo no estaba todo lo preparado que se necesita pero conté con un director como Carlos Celdrán”.
—¿Qué trampas nos ponen esta vez Melo y Celdrán? “Hay muchas trampas. El hecho de contemporanizar a Ibsen ya es bastante atrevido. La trampa principal es que mi personaje, Osvaldo (Torvald) Telmer viene siendo aquí Nora. Los roles están invertidos, el es la ama de casa, el que lleva todos los cuidados, el que está todo el tiempo bajo tensión. Fue algo atrevido de Abel, y en mi opinión muy atinado. La obra es ahora, transcurre en una suite en un hotel en Varadero”.
En Varadero, a diferencia de Chamaco y Talco, dos obras de González Melo, éxitos de público y crítica dirigidas por Celdran, que hurgan en los bajos fondos de las calles de La Habana…“Mecánica defiende y acusa un poco los nuevos ricos en Cuba, y quizás hayan pocos textos que hablen del tema. Abel hace una ruptura de todos los mundos marginales y submundos en sus obras, hace un cambio y pone sobre las tablas a personas de cuello blanco”.
—¿Por qué el titulo? “De eso habla todo el tiempo, como funciona la mecánica dentro de este mundo de los nuevos empresarios, de los hijos de papá”.
La tercera puesta de esta temporada no lo tiene tampoco nada fácil. El Estudio Teatral Alba, que dirige Jorge Alba recurre a Dos viejos pánicos, el texto clásico de Virgilio Piñera y del teatro cubano.
Alba estrena en la Sala Llauradó y ha titulado su versión Lacto- soy, un juego de palabras muy entendible para el público cubano, pues es un alimento que se entrega en la isla a los ancianos.
“Virgilio propone un hilo conductor que es la leche y entonces la actualicé. Hicimos una síntesis de ese texto tan amplio y verbalista, claro utilizando elementos del absurdo, donde el tema principal es el miedo, algo muy recurrente en su obra”.
—¿Es para un público de la llamada tercera edad? “Creo que se puede identificar tanto el público de la tercera edad como cualquier otro. Se hace una reflexión sobre esa etapa de la vida. Las personas se cuestionan que han hecho, que pueden lograr todavía”.
—¿Mantiene el drama como lo escribió Piñera? “La obra de Piñera es un drama con tono de comedia, yo la quise llevar a la comedia, pero de carácter. Los personajes tienen una psicología muy fuerte, son dramáticos, pero el resultado en el público es simpático. Se utiliza mucho la ironía, el sarcasmo, algunos elementos del grotesco y también se deja ver en algunos momentos el humor negro”.
—De hecho los personajes de Piñera juegan a la muerte… “Así es, a matarse el uno al otro. Que puede ser más grotesco que eso. Para tratar de decirse la verdad aprovechan que uno mate al otro, y a la vez se matan a si mismo. Es un absurdo que tiene una lógica y una profundidad en lo que se está diciendo. Ellos tienen mas miedo a la vida que llevan que a la muerte. Un mensaje a no llegar a ser como los protagonistas, Tavo y Tota. Uno debe hacer lo que quiere, debe ir al interno, a lo que uno es”.
—Sin embargo utiliza actores jóvenes…“Hacemos un trabajo de caracterización fuerte. Y no es por gusto. Es que dentro de la obra hay un discurso en que dejan de ser los viejos pánicos para convertirse en los actores que critican a los personajes. Hacen un análisis porque todos vamos a llegar a ser viejos”.
Tres buenas puestas en esta temporada teatral habanera, en que Nelson Dorr, Carlos Celdrán y Jorge Alba hacen una relectura radical de Macbeth, Casa de Muñecas y Dos viejos pánicos y convencen de la contemporaneidad de esos clásicos.
COMENTAR
Responder comentario