ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La muerte del Cisne. Foto: Granma

(Moscú, 20 de noviembre de 1925-Munich, 3 de mayo 2015) es el más famoso cisne del siglo XX, después de Anna Pávlova, para quien fue creado por Fokin en 1905.

Pero su Muerte del Cisne era totalmente diferente, no era una criatura delicada, de alas rotas, sino casi un águila, agitada, que no se desvanece, no se rinde lentamente. La trémula ave agonizante era enérgica hasta el final. Aquí su soberbio port-des-bras convirtió su versión en definitiva.

Maya Plisétskaya. Foto: Lainformación.com

Maya Plisétskaya tenía una personalidad arrolladora y un estilo propio inconfundible. Su virtuosismo técnico, expresividad, su elegancia, su fuerza, su movimiento, sus brazos que ella colocó en el centro de su danza, y sobre todo sus saltos y proverbiales extensiones de piernas la hicieron referente de su época: una assoluta.

La crítica reconoce que fue Plisetskaya la primera quien como Kitri en Don Quijote, arqueó desafiantemente y lanzó la cabeza hacia atrás en un grand jete. Esa posición es imprescindible hoy para todas las ballerinas en ese rol.

Su carrera siempre estuvo signada por el éxito. En 1989 Plisetskaya, con 69 años, se alejaba de los escenarios, pero su cumpleaños 80 lo festejó bailando, en puntas, una pieza creada especialmente para ella por Maurice Bejart, Ave María, que el coreógrafo llamaría Ave, Maia.

Símbolo de la danza clásica, buscaba novedades. En 1967, se lanzó a la aventura de Carmen Suite, coreografiada para ella por el cubano Alberto Alonso, con música de su esposo, Rodion Shchedrin, quien compuso una preciosa suite sobre los temas de la ópera homónima de Bizet, mientras su tío Boris Messerer pintaría los decorados.

“En Carmen es muy importante saber para qué estás en el escenario y qué significan los gestos, los ojos, las piernas, la mirada. En este ballet todo gira en torno a esto, no es obligatorio desgarrarse las piernas”, explicó la diva en una ocasión.

Plisétskaya hizo también de coreógrafa, en particular en los ballets Anna Karénina (1972), La Gaviota (1980) y La dama del perrito (1985), inspirados por las obras clásicas de Leon Tosltoi y Antón Chejov.

Debo consignar una nota más personal. En 1980 tuve la suerte inmensa de asistir al estreno de La Gaviota en el Teatro Bolshoi de Moscú. La Plisétsekaya estuvo sublime, arropada además de por la música de Shchedrin, por los diseños de vestuario de Pierre Cardin. Ambos la acompañaron en escena para recibir cerrada ovación.

Sus interpretaciones extraordinarias ya me habían maravillado las dos veces que estuvo en La Habana. La primera en 1965, cuando bailó El Lago de los Cisnes, y en 1970, Carmen Suite, con el Ballet Nacional de Cuba y solistas del Bolshoi.

En ambas ocasiones bailó La Muerte del Cisne y ella misma ha recordado en algunas entrevistas: “Cuando fui a La Habana tuve que bailar tres veces seguidas La muerte del cisne, a insistencia del público, algo que no olvidaré jamás”.

Es hermoso poder decir: Yo vi bailar a la Plisétskaya.

La excelsa tenía otra relación con la isla. Su hermano Azari se unió al Ballet Nacional de Cuba en 1963 en el cual permaneció diez años como bailarín, coreógrafo y maestro. Para la compañía que dirige la prima ballerina assoluta Alicia Alonso creó La Avanzada (1964), Primer Concierto (1971) y Canto Vital (1973), además de ser partenaire de Alicia en numerosas actuaciones.

Según las informaciones a Plisétskaya le ha sorprendido la muerte preparándose para viajar a Lucerna (Suiza), donde el próximo 15 de mayo iba a recibir el primero de una serie de homenajes que culminarían en Londres en noviembre, con motivo de su 90 cumpleaños.

Se ha ido Maya Plisétskaya. Debe recordarse que según ella un cisne puede ser un pájaro que lucha hasta el final. Ella es un cisne inmortal.

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