ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Charles Aznavour, rey del Music Hall, en una conferencia de prensa en el Hotel Nacional de Cuba, en La Habana. Foto: Archivo

La presencia de Francia en Cuba podría remontarse al siglo XVI, etapa en la que sus piratas, corsarios y bucaneros asediaban las riquezas de los asombrosos cargamentos de oro, plata y piedras preciosas transportados por la Flota española.

La historiadora Juanita Conejero escribe que hay ya una referencia a los hábiles mercaderes contrabandistas franceses en Espejo de Paciencia, primer monumento de la literatura cubana, escrito por el canario Silvestre de Balboa en 1608. “Este canto narrativo hace alusión a mercaderes franceses que capitaneados por Gilberto Girón, son derrotados por un grupo de “criollos” de Bayamo, amenazados por esos piratas del mar, en la bahía de Manzanillo”.

Cuando la Revolución Haitiana de 1791, emigraron alrededor de 30.000 colonos franceses con sus correspondientes dotaciones de esclavos.

La investigadora Zoila Lapique tiene la tesis de que la entrada de la música francesa es mucho antes de la llegada de esos esclavos haitianos con sus amos franceses fugitivos de Saint-Domingue.

Lapique toma las informaciones del escritor costumbrista cubano-español, Buenaventura Ferrer, quien relata en forma epistolar como eran los bailes de La Habana de fines del siglo XVIII que él conoció: “Los bailes de la gente principal se componen de buenos músicos y se danza en ellos la escuela francesa. Como se observa, en los bailes de las clases pudientes se danzaba al estilo francés. Tal como se hacía en España, donde la Casa de los Borbones reinaba en la Península a partir de 1701”.

El Papel Periódico de La Habana, una de las primeras publicaciones periódicas de la Isla, reseña un baile oficial que comienza con un minué y prosigue con la contradanza.

Se admiraba mucho la suntuosa comida francesa: “la cocina criolla y la francesa, rivalizan a cada paso. Los platos son cada cual más delicados”, destacaban en el libro Viaje a la Habana.

“En La Habana –escribe Alejo Carpentier en el siglo XX- el comercio francés era principalmente de altas modas para mujeres”. Había en la calle Prado sucesivamente varias tiendas que se abrieron como la Casa de la Boustiffier, que estaba casi esquina a Colón. Más adelante la casa de Sara y reina Marie. Había una tienda de víveres de lujo, que era la casa Potín y el restaurante francés ElParís, ambos en la calle O´Reilly.

A La Habana le llamaban los cronistas, el París de América, viajeros asombrados, comentaban que la sociedad habanera de aquel entonces, podía compararse con la brillante sociedad parisina. “La Habana tiene fama de ser una ciudad muy alegre, y es por esta idea, muy general, que se le ha llamado el París de América”, (Nicolás Tanco Armero1853).

Las fiestas de las Sociedades de Tumba Francesa, Patrimonio Oral e Inmaterial por la UNESCO 2003, han influido en el arte cubano.

LA MÚSICA CUBANA EN PARÍS

París fue el escenario de los grandes éxitos iniciales de Claudio José Brindis de Salas, el Paganini negro, como se le llamó, y allí otro cubano, José White, autor de La bella cubana, llegaría a sustituir a Jean Delphine Alard en su cátedra del Conservatorio de París.

En Francia brillaron Moisés Simons y su obra El manisero, Eliseo Grenet, y Rita Montaner, que triunfó en el teatro Palace. Don Azpiazu desalojó definitivamente la música americana de los dancings parisienses.

Baste decir que –según datos de Alejo Carpentier-, los cabarets de los Campos Elíseos contrataron a Azpiazu. “! Ha muerto el jazz! ¡ Viva el son!”. Éxito arrollador, absoluto, definitivo de la música cubana”. (Alejo Carpentier, Crónicas de la revista Carteles, 1932)

En 1965 se presentó en el Olympia el “Music Hall de Cuba”, con un Todos Estrellas de la música cubana: Aragón, Los Zafiros, Los Papines, Elena Burke, Pello El Afrokán y otros y en 1977 Jorge Luis Prats ganó sensacionalmente el Concurso de piano “Margueritte Long”.

Cuba tuvo el privilegio de participar como invitada de honor, el 18 de junio de 1989, a los festejos del Bicentenario de la Revolución Francesa. Participó con el show del cabaret Tropicana.

LA CHANSON FRANCESA EN LA HABANA

Tres colosos de la chansón (canción) francesa visitaron Cuba: Maurice Chevalier, Edith Piaf y Charles Aznavour. Chevalier lo hizo en abril de 1956 en el cabaret Montmartre. La Piaf también cantó en el Montmartre y en el SansSoucí, en enero de 1957.

Otro grande de la música francesa Michel Legrand se presentó en el Festival de la canción Popular de Varadero 1984. Regresó en 1989 al Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. Y en otra ocasión estuvo en el Festival de Jazz Plaza en un dúo de piano con Chucho Valdés.

Charles Aznavour, rey del Music Hall, grabó con Chucho Valdés, en La Habana, un disco en octubre del 2006.

Los datos lo afirman: es secular el vínculo cultural franco-cubano.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.