
Entre esos nombres mundialmente conocidos está el de Julio Verne, genial escritor francés nacido en 1828 y fallecido hace ya 110 años. Sin distinción de edades, incluso cuando quienes lo hagan sean lectores o jamás hayan caído en la trampa de un libro, será fácil reconocerlo como el autor de la más exquisita literatura fantástica que mereció con justeza el epíteto de Padre de la ciencia ficción.
A pesar de la rotunda fama de este hombre que firmó más de 60 novelas, se ha señalado muchas veces como un gran desconocido. Aislado durante mucho tiempo en su gabinete, mientras estudiaba o escribía, ha sido tildado sin sólidos argumentos de misógino, mal padre y esposo y eterno adolescente— y sobre él se han tejido algunos mitos como el que aseguraba que el fabulador no había salido jamás de su país.
Tampoco es muy conocido que el autor de Veinte mil leguas de viaje submarino hubiera escrito en sus inicios sonetos y textos de teatro, se graduara de Derecho y hubiera tenido que impartir la docencia para subsistir.
Para la editorial Gente Nueva no pasó inadvertida esta fecha, que aún cuando marca un aniversario cerrado en torno al fallecimiento de Verne, aprovechó la efeméride para recordarlo y demostrar cuán vivo está su legado entre los jóvenes lectores cubanos.
Un panel celebrado en el Centro de Estudios Martianos e integrado por los escritores Bruno Henríquez, Eric Flores, Raúl Aguiar y Enrique Pérez Díaz; la editora Suntyan Irigoyen, y el bibliotecario Adrián Guerra se encargó de disertar, en torno a este icono de la literatura universal para poner sobre el tapete un sinnúmero de elementos que lo realzaron sin mayor esfuerzo y cuyas obras han engrosado con unas 30 adiciones el catálogo de Gente Nueva.
Se sabe de predicciones como viajes aéreos y submarinos eléctricos, por solo citar algunos, que se leyeron en las obras de Verne, incluso décadas antes de que el mundo las presenciara como un hecho. Sobre la ciencia y la técnica en su novelística, comentó Henríquez, quien recordó el entorno en que nació y se desarrolló su obra, en pleno siglo XIX, lleno de misterios y asuntos claves por descubrir en el terreno de la química, la física y la astronomía.
“Verne nos aclaró muy bien que la culpa de lo que se hacía con la ciencia no era de los científicos sino de los políticos”, apuntó Henríquez, y recordó que habló de la energía atómica antes de que se descubriera, y se anticipó a lugares a donde no se había llegado, como la Luna o el Polo Norte, lo que sucedió, en este último caso, 40 más años más tarde de que lo escribiera.
Por Flores supimos que 33 de las novelas de Verne han sido llevadas al cine y remarcó que detrás del extraordinario escritor había un hombre buscador de los adelantos científicos del momento y sobre ellos especulaba y procuraba llegar un poco más allá.
“Verne es un gran personaje de ficción él mismo”, apuntó Aguiar, mientras que Pérez Díaz acotó la gran importancia que tuvo en el desempeño de la vida profesional de Verne, Jules Hetzel, el editor que se interesó por sus textos y que al publicarle su primera novela, Cinco semanas en globo, lo colocó en las puertas del éxito y le dio aliento para que no abandonara las novelas de aventuras y fantasía.
Convertido ya en un encuentro con Verne, el panel cerró con las palabras de Guerra, de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena. Allí el funcionario dirige un club de jóvenes lectores entre los que hay notorias preferencias por el género de ciencia ficción. “La obra de Julio Verne no ha envejecido, afirmó, los muchachos lo siguen buscando y aceptando”.
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Ricardo Ayala K. dijo:
1
5 de abril de 2015
23:02:17
XLRG dijo:
2
6 de abril de 2015
06:44:44
fernando lopez dijo:
3
6 de abril de 2015
07:07:17
parker dijo:
4
6 de abril de 2015
11:51:54
Aníbal "Revolución" dijo:
5
7 de abril de 2015
11:30:30
Abel Acen dijo:
6
7 de abril de 2015
15:42:33
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