
Las celebraciones por los 55 años de Danza Contemporánea de Cuba se prolongan a tenor con sus proyecciones. Tal como ha considerado su director, el primer bailarín Miguel Iglesias, “si no nos renovamos todos los días sería un ente viejo”.
La compañía creada el 25 de septiembre de 1959 por el maestro Ramiro Guerra, Premio Nacional de Danza 1999, contó entre sus fundadores con nombres hoy imprescindibles para la danza cubana, Eduardo Rivero, Lorna Burdsall, Arnaldo Patterson.
La primera función del entonces Conjunto de Danza Moderna tuvo lugar el 19 de febrero de 1960 en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba, con el estreno de las obrasMulato y Mambí, de Ramiro Guerra y La vida de las abejas y Estudio de las aguas, ambas de Doris Humphrey, con montaje de Lorna Burdsall.
El Conjunto varió varias veces de nombre hasta que en 1987 alcanzó el definitivo: Danza Contemporánea de Cuba (DCC), dirigida desde entonces por Miguel Iglesias.

La compañía siempre se ha caracterizado por la excelencia, por un estilo inconfundible, de amplias posibilidades expresivas, fusionando formas de hacer, una técnica inigualable, todo arropado con un lenguaje universal.
La fuerza y vitalidad en los movimientos, sus muy intensas coreografías le han llevado a conquistar un lugar preferencial en muy diversos públicos.
Su historial incluye más de 250 estrenos y actualmente mantiene en su repertorio activo más de 60 obras de variadas temáticas. El recuento merece algunos títulos, entre paréntesis, memorables: Suite yoruba, de Ramiro Guerra; Súlkary, de Eduardo Rivero, uno de los clásicos de la danza en Cuba; Michelangelo, de Víctor Cuellar; Grifosy Dédalo, de Rosario Cárdenas, Premio Nacional de Danza 2013; Metamorfosis, de Narciso Medina.
Gracias a esa actualización constante, el repertorio de la compañía se ha enriquecido y ha alcanzado nuevas cumbres con obras de jóvenes coreógrafos e invitados de otros países como ya se hace costumbre.
Hablemos entonces de algunas piezas muy recientes, incluso estrenadas en la Gala especial efectuada en Teatro Mella para festejar ese 55 aniversario.

Subió al escenario, Reversible, de la colombiano-belga Anabelle López Ochoa. De la destacada coreógrafa se conocía otro interesante titulo, Sombrerismo, que interpretó el ballet Hispánico de New York, en 2014, durante el Festival Internacional de Ballet de La Habana.
Se apreció además Tangos cubanos, del coreógrafo inglés Billie Cowie, a quien se debe además la música y los textos. Es este su tercer tango, pues antes coreografió Tango de Soledad como un pieza en 3D y Tango Brasilero como una videodanza.
Igualmente en estreno mundial, estuvo Retorno,del cubano Alexis Zanetti, que puso una nota diferente matizada por la fuerza de los cultos afrocubanos bajo una interpretación contemporánea. La ejecución en vivo de música afrocubana por el grupo de percusión de Danza Contemporánea de Cuba avivaron la puesta.
La tendencia de DCC al trabajo con coreógrafos de gran prestigio internacional y la capacidad de sus bailarines a adaptarse e interpretar diferentes géneros y estilos puede constatarse en obras como Sombrisa, creada por el isrealí Itzik Galilli en homenaje al fallecido tricampeón olímpico cubano Teófilo Stevenson; Carmen, del sueco Kenneth Kvamström; Compás y Folia, del coreógrafo holandés Jean Linquen y Demo-n/Crazy, del catalán Rafael Bonachela.
De los jóvenes de la compañía destacan las piezas CC Canillitas, de Jorge Abril inspirada en El Chicuelo, de Chaplin; Julio César Iglesias, reconocido bailarín de DCC, ha sumado coreografías como Mercurio, Restaurante El Paso, El Cristal, y The family, mientras que de George Céspedes reluce Identidad-1, Premio del Certamen Iberoamericano de Coreografía (CIC) Alicia Alonso, sin olvidar que con DCC estrenó Carlos Acosta, multilaureado primer bailarín mundial, su primera coreografía Tocororo, fábula cubana.
Desde 1961, en que la joven compañía se presentó en el Festival del Teatro de las Naciones en París, DCC ha realizado casi un centenar de giras por países de América, Europa, Asia y África, y ha actuado en el Teatro Nacional de Suiza, el Gran Teatro de Luxemburgo, la Ópera de Hannover, el teatro Sadler’s Wells y la Opera House de Londres, y en los más importantes festivales y eventos de danza en el ámbito mundial, como el prestigioso festival Della Danza Steps en Suiza.
El maestro Miguel Iglesias ofreció atinadas observaciones a la emisora Habana Radio a propósito del aniversario: “Yo creo que la agrupación ha sido consecuente con los tiempos en que ha ido desarrollándose. Nunca hemos olvidado nuestras raíces: hemos recibido influencias de otros lugares pero nos las hemos apropiado de otra manera. La compañía sí sigue manteniendo la capacidad de riesgo… Si no fuera así no sería una compañía contemporánea, porque a pesar de nuestros 55 años si no nos renovamos todos los días sería un ente viejo”.
Aún hay mucho que celebrar y homenajear a Danza Contemporánea de Cuba, compañía emblemática del panorama danzario cubano actual.
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