
La novela Viento Fuerte, del escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, nacido en 1899 y fallecido en Madrid hace ya cuatro décadas, será la propuesta para el próximo Sábado del Libro, espacio literario que tiene lugar en la Calle de Madera, de la capitalina Plaza de Armas.
La noticia es mucho más que saber cuál es el libro reservado para la ocasión. Asturias, uno de los premios Nobel de Literatura con los que se prestigia América Latina, no es de esos nombres que se leen sin hacer que reparemos en sus descuellos.
Creador de clásicos como El señor presidente y Hombres de maíz, considerado uno de los mayores exponentes del realismo mágico, y crítico severo de la realidad triste de la Guatemala que conoció —como de otros puntos de la geografía de la región—, Asturias concibió su arte haciendo uso de un lenguaje que supo pintar el dolor latinoamericano y denunciar el intervencionismo norteamericano en Centroamérica, por lo que fue injuriado y perseguido.
A la pluma de Asturias le debemos los lectores algunos de los más exactos murales de las dictaduras que azotaron al continente. No olvidemos que el escritor fue punta de lanza en un movimiento intelectual que combatió a esos gobiernos asesinos desde las acciones que le fueron posibles, entre ellas —y la más certera— la de esgrimir la palabra como arma.
La colección Huracán de la editorial Arte y Literatura presenta ahora Viento Fuerte, una contribución del insigne guatemalteco que junto con las novelas El Papa Verde y Los ojos de los enterrados conforman la que ha sido denominada “trilogía de la república de las bananas”, donde afloran en todo su esplendor los cultivadores de banano explotados por la compañía foránea Tropical Platanera S.A.
La cultura latinoamericana —especialmente la de estos campesinos renuentes a perder su identidad, a pesar de la explotación de la que son víctimas— será una imagen nítida en estas páginas en las que la creación artística, la presencia de datos histórico-geográficos concretos, y los elementos del imaginario popular de esta zona bananera, se darán la mano para atraparnos en una trama por momentos asfixiante.
Volvamos a Asturias entonces. En un sitio donde las ideas que defendió tienen fértil acogida estará su libro. Reestrenar ahora la lectura de Viento Fuerte es vitorear al Nobel guatemalteco que sufrió exilio por defender las causas nobles y levantó su pluma a favor de los pobres del mundo.
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sergio linietsky rudnikas dijo:
1
21 de noviembre de 2014
14:36:14
Nelson de León dijo:
2
22 de noviembre de 2014
17:28:02
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