El destacado antropólogo e historiador estadounidense Richard Price recibió ayer en la sala Villena de la UNEAC el Premio Internacional Fernando Ortiz, que otorga la Fundación que lleva el nombre del insigne sabio cubano.
El lauro que entrega la institución recayó sobre el prestigioso investigador, entre otras razones, por su importante contribución, junto con otros relevantes autores, sobre la primera conceptualización del esclavo cimarrón y la formación de comunidades, muy común en diversos espacios coloniales del continente americano, a partir de estudios comparativos, según reza en el acta leída por el doctor Jesús Guanche, investigador del centro.
El documento destaca también como resultado investigativo del intelectual “la demostración que las personas anteriormente consideradas ‘sin historia’ —como los Saamaka Maroons de Suriname, descendientes de esclavos fugitivos— poseen un conocimiento histórico amplio y profundo que consecuentemente ha influido en la visión e interpretación más certera de historiadores y antropólogos”.
Miguel Barnet, miembro del Comité Central del Partido y presidente de la UNEAC y de la Fundación Fernando Ortiz, entregó al galardonado el diploma y el Adyá, que suele acompañar al reconocimiento y expresó que este mérito enaltece la figura de Ortiz.
Nancy Morejón, presidenta de la Academia Cubana de la Lengua, entregó flores a Sally, esposa de Price, quien ha trabajado incansablemente a su lado y a quien Barnet hizo extensivo el premio. Las palabras de elogio estuvieron a cargo de la doctora María del Carmen Barcia, quien entre otras referencias, destacó la labor batalladora de esta figura paradigmática en su investigación de las culturas subalternas.
“Para mí es un gran honor recibir el premio Fernando Ortiz”, expresó Price, y recordó cuando en 1965, visitando la casa de un profesor suyo, escuchó por primera vez el nombre de don Fernando. Se llevó a casa en aquella ocasión un grupo de libros del autor cubano para leer, entre ellos Los negros brujos y Contrapunteo cubano del tabaco y del azúcar. “¡Qué gran descubrimiento para mí!, estos libros contribuyeron mucho a animarme en mi vocación”.
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