ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

MATANZAS.—La poetisa Carilda Oliver Labra dijo sentirse muy feliz de sumarse al ho­menaje promovido por la intelectualidad ma­tancera para rendir tributo al poeta José Jacinto Milanés en el aniversario 200 de su natalicio.

El ilustre bardo, a quien Martí llamó “poeta puro”, es para Carilda el más importante de esta provincia. Sigo creyendo y repitiendo que es el mejor de todos, en una tierra que presume de ser cuna de muchos y muy buenos poetas, sostuvo la Premio Nacional de Literatura.

Lo demostró, dijo, con el espíritu cubanísimo de su poesía, incluso patriótico, con una obra que terminó por hechizar a su época, pese a que a la postre no pudo reprimir sus hondas angustias y amarga soledad.

La nonagenaria poetisa anunció que mañana miércoles 24 leerá algunos de sus más conocidos poemas en Miércoles de Poesía, espacio literario creado en los años 70 que ahora revive en la casa de José Jacinto Milanés, su sede tradicional, en la ciudad de Matanzas.

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Cubano100% dijo:

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23 de septiembre de 2014

18:58:02


Carilda es de esas poetisas que estremece almas con sus poemas, ya sean amorosos, políticos, filosóficos...... Lean cualquiera que tengan a mano, y desmiéntanme si desde las primeras estrofas no son presos de la sensación de tenerla susurrando al oído lo que resta del poema. Es mucha la pasión que imprime en ellos, y no exagero. Soy un seguidor de su obra y un día descubrí que coincidía con ella en el día y mes de nacimiento, aunque casi con 50 años de diferencia, y coincido igual el haber estudiado derecho. En una ocasión tuve la suerte de asistir al Teatro Nacional, en el año 2005, a un encuentro que se llamaba Convergencia, entre ella y un poeta de apellido Curbelo (ahora por más que intento no me viene el nombre a la mente), y al final de esa especie de recital de poesía y de intercambio con la prensa, fui el primero en acercarme de entre todos los presentes. Le manifesté mi admiración por su obra, y le dije igual lo de las coincidencias, y me regaló una sonrisa, como sorprendida. Llevaba en mis manos su libro Prometida al Fuego para que me lo firmara, pero ese día no firmó libros porque estaba convaleciente de un golpe en sus manos por una caída. No pudo ser el autógrafo, pero aún guardo en mi memoria el beso de saludo que recibí en mi mejilla, y aquellos poemas que nos regaló a todos con su voz, estremeciendo el lobby del teatro, mientras esos ojazos, al decir del poeta, amueblaban el mundo. Que la vida le dé muchísimos años más.