Yenys Laura Prieto no es precisamente, a pesar de su corta edad, un nombre desconocido. Su presencia en espacios informativos de la televisión cubana como el NTV y la revista matutina Buenos días es razón para que al mencionarla muchos sepan que se trata de la periodista que se desempeña en la redacción cultural del medio y que trabaja también como conductora.
Sin embargo, su comparecencia por estos días en el espacio Páginas Inéditas que conduce el crítico Fernando Rodríguez Sosa en la librería Fayad Jamís de La Habana tuvo, sin obviar su labor periodística, el propósito de “develar” la obra poética de Yenys Laura, merecedora recientemente del primer premio en el concurso Alejandra Pizarnik de poesía. Este fue convocado por la editorial argentina Bruma ediciones, por un proyecto del libro titulado Memorias de un hombre adyacente.
La ocasión fue propicia para que la joven espirituana leyera por primera vez en público sus poemas, calificados por el jurado que la seleccionó como portadores de un lenguaje novedoso y original en el contexto de la lírica contemporánea.
“Llegué al periodismo a través de la poesía, explicó. Recuerdo que en mis tiempos de estudiante participaba en los concursos y siempre hacía un poema; en las preguntas de redacción, yo hacía un poema… Y me di cuenta de que quería llegar, penetrar, yo quedo seducida por la palabra, por la idea que se esconde detrás de la palabra, y en ese sentido fue la poesía la que me reveló el camino hacia el periodismo”.
Como un arte que trabaja con la realidad porque necesita una suerte de magia para llegar al público, concibe Yenys Laura el periodismo, que requiere en estos tiempos “nuevas ganas de hacer para asumir todas las dinámicas que se vienen encima”.
Sobre su trabajo literario en cuestión explicó sus preferencias por el verso libre. “Me parece que con él puedo expresar mejor esas intensidades que quiero llevar a la página, el verso libre me ofrece toda la independencia que necesito para volcar todo ese flujo creativo de emociones y sensaciones”.
Yenys Laura disfruta con creces “la capacidad de sorpresa del poema, donde están los sentimientos universales que siempre refleja el arte pero encontrando esos nexos nuevos con la palabra”.
Amante de los poetas malditos y de la poesía surrealista, de gran incidencia en sus creaciones, la poeta apunta que en el poemario premiado se da una relación de la memoria y el objeto como revelador de memoria. “De alguna manera son también los mundos interiores, esos paisajes que yo voy dibujando a través del espacio que me rodea”.
Enfrascada en defender su voz y mostrar su visión del mundo sin pensar demasiado en si es o no poeta, Yenys Laura considera la poesía como una verdad por descubrir.
La lectura de Pasta seca, el más aplaudido de los poemas leídos fue suficiente para constatar esa esencia vital y sincera sin la cual no concibe la poesía: Pude ser otras mujeres,(…) / pero aposté por el arte de emboscar las plazas luminosas. / Mi mano, aspa violenta que sabe dónde encontrar taller. / Así, con devoción de iniciada; con ritos que ahora improviso, / niego y doy al mundo mi rueda esencial. / (…) Camino en suelo áspero. / No es preciso que vengan a salvarme.












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