ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Nació en Baracoa y es santiaguero, para nada una contradicción. A fin de cu­en­tas por donde quiera que mire está el linaje caribeño de un cubano que decidió expresarse a través del di­bujo y la pintura antes de que en esa zona de la isla surgiera el formidable movimiento de artistas es­pontáneos con su foco en el municipio de Mella.

Con esa credencial se nos presenta Lawrence Zúñiga. Desde San­tiago ha venido con la muestra En­tre lunas y palomas a colmar las paredes de la sala Martínez Villena, de la sede nacional de la UNEAC.  Miguel Barnet evoca el encuentro con el pintor a inicios de los sesenta  cuando este comenzaba a explorar los entresijos de la mitología yoruba y el poeta de La piedra fina y el pavorreal  acompañó con una nota reveladora la primera exposición del artista.

La periodista y novelista Marta Rojas atesora los mejores momentos de un Zúñiga decididamente tropical que causó la admiración de Lilia y Alejo Carpentier. Lesbia Vent  Dumois abre una ventana donde asoma la actualidad de Zúñiga, a quien por cierto le queda corta la casaca de pintor primitivo.

Digo esto porque con esta exposición de ahora Zúñiga escapa de una de las constantes del llamado arte naif o primitivo: la fijeza de un patrón. Una variación del estilo se da la mano con una nueva exploración temática. No hay escenas ni paisajes ni narraciones fabulares; sino, como ha escrito en el catálogo el profesor Antonio Fer­nández Seo­ane, “parábolas o alegorías pintadas que se hacen quimeras de singulares perfiles de estos tiempos”.

Es una pintura de personajes en pequeñas superficies que acercan al creador al arte de la miniatura. Ape­nas hay, solo cuando es necesaria a la composición, ornamentos de fon­do; todo se decide en un primer plano. Los orishas comparten protagonismo con arlequines y bufones, una Cecilia Valdés, una pareja de El lago de los cisnes, una Carmen que respira los aires del Tivolí, un Qui­jote que recuerda a los comerciantes de la antigua To­m­buctú.

Una pintura que reverbera por el frescor de sus imágenes y el desenfado con que un artista legítimo nos convida a regresar a la edad de la inocencia con la picardía de quien mucho ha vivido.

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Roberto gonzalez Castilla dijo:

1

2 de septiembre de 2014

23:22:29


Zúñiga es un prestigioso naif santiaguero, con pensamiento creativo agudo y sin prejuicios, necesario para captar la esencia de los tiempos modernos de la ciudad

LAWRENCE ZUÑIGA BATISTA dijo:

2

23 de septiembre de 2014

07:23:45


Querida Virginia,creeme me gusto mjcho tu trabajo sobre mi y mi obra GRACIAS ESTOY MUY AGRADECI DO-segun comentario entre los amigos y no amigos y todos los que lo leyeron comentan que es un trabajo excelente,corto pero contundente. Gracias una vez mas. ZUÑIGA