ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Plegaria de la cebolla, tinta de Vladia Rubio.

Debo confesar que impulsada en buena medida por la curiosidad, fui a la inauguración de la muestra Hecho en casa, exposición personal —la primera— de Vladia Rubio Jiménez, periodista de reconocida trayectoria y activa par­ticipación en el mundo de la información desde las dos últimas décadas del pasado siglo.

Resultó una sorpresa conocer que mientras ejercía el periodismo, Vladia se inventaba al­gún espacio en el ocupado tiempo para dedicarse a la pintura. Hasta que finalmente decidió dedicar todo su tiempo y energía a las artes visuales.

La exposición, desplegada en la galería del Centro de Negocios Miramar (Edificio Jeru­salén), está integrada por trece obras realizadas en tinta negra sobre cartulina blanca, en formatos entre pequeño y mediano, y en todas aparece un personaje como eje temático, una mujer de hermosos rasgos que rezuma dignidad, aunque con sentido crítico, en el ámbito doméstico.

¿Perspectiva de género? Obviamente, pero desde una doble instancia: la experiencia (ya sea personal o transferible) no empaña, sino por el contrario, potencia una mirada distanciada y comprometida a la vez, desde la cual se revela una poética de esos rituales hogareños que identifican en la tradición occidental (y muy nuestra, por mucho que hayamos avanzado en términos de emancipación e igualdad) los roles femeninos.

A nivel conceptual, el cineasta Enrique Pineda Barnet descifra esta operación de Vladia al es­cribir: “Cuando lo cotidiano se vuelve extraordinario ocurre la eclosión. Las bru­jas re­vol­vien­do en sus cacerolas hacen estallar sus demonios, saltan las tapas de sus mejunjes borboteantes, vuelan en sus escobas chagalianas: gnomos, güijes, figuraciones inimaginables, fantasmagorías del humo cocinado. Quejidos ensordecidos en el batir y batir, para estallar en protestas  poéticas de violines tripulados por ángeles despavoridos. (…) Ahora, la mujer se ha montado la bruja, y ya no los separa, no los reconoce. Bate y bate su chocolate místico, sacrílego, contestatario. Lo extraordinario se ha vuelto cotidiano”.

El dibujo preciso, ocupa en casi todas la composiciones el centro de la obra, pero se adivina el horror vacui, el espacio resulta ocupado con elementos que refuerzan la intención de la artista: hojas de árboles, animales, elementos arquitectónicos, la ciudad espléndida, elementos de la vida cotidiana, todo dispuesto como una secuencia casi cinematográfica, pero sin dudas esclarecedora de todos esos sueños que permiten sortear sin mayores padecimientos las angustias existenciales que nunca faltan en el bregar consuetudinario.

Las manchas de tinta, los pequeños dibujos que pueblan la superficie de la cartulina sobresalen en el gris de las aguadas para ofrecer diferentes planos, en la composición.

Para esta primera incursión pública la creadora contó con la valiosa colaboración de Bea­triz Gago en la acertada curaduría y el apoyo promocional y afectivo de Armando Santana. Hecho en casa significa el nacimiento “oficial” de una artista que ha aprendido a decir, al margen de la palabra con la que ha lidiado siempre, lo que visualmente tiene que decir.

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Daniel dijo:

1

28 de mayo de 2014

05:03:13


Gracias Vladia por la nueva entrega. Primero todo lo bueno del periodismo, ahora, nos sorprendes con estas obras. Sigue adelante, tendrás el apoyo de decenas de amigos y compañeros que te vimos nacer, primero, como periodista, ahora, como pintora, entrando por la puerta ancha del arte.

José Alejandro dijo:

2

28 de mayo de 2014

22:44:13


Vladia nos demuestra que nunca es tarde, cuando hay arrojo y osadía para redireccionar el talento y la sensibilidad. Por ahora, ella ha sustituido la palabra, que muy bien supo dimensionar en el periodismo, por la imagen libérrima. Tus colegas y amigos de la palabra te felicitamos en este nuevo nicho de tu fantasía, luego de tantos años intentando hurgar en larealidad. Vuela, Vladia, y bien alto...