ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Una vez restaurado, el Museo Quinta Simoni recobró su esplendor original. Foto del autor

CAMAGÜEY.— Tras una reparación capital y la readecuación de los espacios y de la museografía, reabrió sus puertas al público el Museo Quinta Simoni, institución dedicada a la mujer, la familia y el estudio de género.

En ocho meses de trabajo se logró restaurar el inmueble, una bella edificación señorial de estilo neoclásico, construida en 1848, que perteneciera a la familia Simoni-Argilagos y fuera abandonada por esta para marchar a la finca La Matilde, en Sibanicú, una vez iniciada la guerra de independencia.

La casona tiene un valor singular: sus patios fueron testigos de uno de los más grandes idilios de la época, todo un símbolo de fuerza, ternura y sentimientos patrios compartidos, entre Amalia Simoni-Argilagos y el Mayor General Ignacio Agra­­monte y Loynaz, quienes contrajeron matrimonio el 1ro. de agosto de 1868.

La museóloga Rebeca Hernández Arcí explica que el inmueble tuvo que ser sometido a una gran restauración y el 1ro. de diciembre de 1991 fue inaugurado como Casa de Orientación a la Fa­milia, con la presencia de la inolvidable Vilma Espín Guillois, entonces presidenta de la Fede­ración de Mujeres Cubanas.

En el 2005, convertida en museo, la Casa Quin­ta Simoni fue declarada Monumento Nacional por los valores arquitectónicos e históricos, y des­de entonces los trabajadores se empeñan en custodiar las más de dos mil piezas que conforman sus fondos y en extender su proyección comunitaria.

“Ahora contamos, informa la especialista, con tres nuevas salas que habían sido un sueño para el colectivo del Museo: una que recoge la historia de la casa, otra que muestra objetos pertenecientes a la familia Simoni-Agramonte y una tercera dedicada a la presencia de la mujer en la sociedad cubana”.

En total, el público puede apreciar diez salas de exposiciones permanentes y una transitoria, am­bientadas todas con ornamentos y muebles del siglo XIX, además de los dos patios interiores típicos de las más añejas viviendas de Puerto Príncipe con sus tinajones y abundante vegetación.

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