
Quien así lo ha afirmado es su editor y presentador Jorge Ángel Pérez, convencido de que para su autor "la historia puede ser ocasión o a lo sumo un guion no estrictamente respetado".
Llevando a las letras figuras y hechos históricos importantes, Butazzoni lo hace esta vez con la polémica personalidad de Montenegro, un cuchillero oriental al servicio de Bartolomé Mitre quien fue puesto en tela de juicio por la falta de pruebas que hicieran evidente sus andanzas por nuestras tierras americanas.
Butazzoni "retoma esa figura y la reubica en medio de importantes hechos históricos para cuestionar la legitimidad de ciertos discursos oficiales e intenta revolucionar la conciencia histórica para mostrar sus falsedades, deconstruyendo o reelaborando esa historia ya fijada", explicó Pérez, quien ha considerado la novela "excelente, de fluida prosa y resonancias barrocas, una historia exaltada y exultante, donde convive el mal con los amores".
"Creo que un autor no habla por su libro, un libro habla por sí mismo ni siquiera por el autor, el autor es una especie de médium que depositó, cavó, sajó ahí en el papel, comentó Butazzoni en la presentación donde se encontraba Ariel Bergamino, embajador de la República del Uruguay en Cuba.
En su intervención apuntó sobre el malentendido que ha existido respecto a la novela histórica. "La narración y los géneros mayores como la poesía dicen siempre más de lo que está escrito y dice sobre el presente y sobre el futuro mucho más que sobre el pasado".
Consideró que la dignidad ante el paso de la historia tiene que ser asumida por un escritor, para ver no solo lo que le dice a él, sino qué le dice a todos y acotó que "escribir sobre el pasado es también escribir sobre el futuro y el presente" a la vez que escribir sobre personajes terribles es un modo de acercarse a la humanidad de esos personajes.
Fernando Butazzoni, nacido en 1953, es autor de La noche abierta, La danza de los perdidos, La noche en que Gardel lloró en mi cuarto y Los días de nuestra sangre, con la cual obtuvo el Premio Casa de las Américas.












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