La obra, realizada sobre mosaicos de cerámica, es de la autoría del artista local Alexis Roselló, y en ella se recrea la iconografía de una urbe bicentenaria de paisaje ecléctico que fue reducida a cenizas en tres ocasiones y conserva leyendas como la del Caballo Blanco y el indio sin Cabeza, destaca la AIN.
Leonardo Fuentes, coordinador del proyecto Molino rojo, a cargo del programa, explicó que la iniciativa tiene el propósito de extenderse, no solo a la parte más antigua de la ciudad, sino también a zonas residenciales y barrios en los que existan parques y otros espacios que tengan condiciones para este tipo de emplazamiento.
En el proyecto participan creadores de la localidad con obras en las que se reflejan las tradiciones locales y las tendencias de las artes visuales en la provincia.
El también escultor y grabador apuntó que Las Tunas llegó a tener gran cantidad de murales, sin embargo la falta de conservación y protección ante nuevas acciones constructivas, y el carácter efímero de los materiales con los que se realizaron, provocaron su pérdida o deterioro.
La ciudad experimentó un amplio proceso de restauración en 2013-explicó Fuentes-en el que los artistas de la plástica locales fueron convocados a apoyar con piezas monumentales, entre ellas estos murales y esculturas ambientales.
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