
Matanzas.—La autora tuvo la prodigiosa experiencia de haber nacido y vivido en un batey azucarero, bajo el bullicio de los hierros y el efecto embriagador de ese tufillo meloso que emana del interior del ingenio en tiempos de molida.
El estampido característico del central y el ajetreo de decenas de personas rudas empecinadas en hacer parir la caña, marca la existencia de esas comunidades y liga a su gente por un vínculo más sólido que el de la sangre misma.
La periodista Bárbara Vasallo olfateó en su juventud todo ese mundillo y al cabo de algunos años lo consigue plasmar con acierto en su libro Crónicas de mi aldea, presentado este sábado bajo el sello de Ediciones Vigía.
A partir de un grupo de reseñas, brotadas de sus vivencias y de lo que le escuchara contar a su madre y a otros muchos vecinos, la autora alcanza a descifrar el significado de la vida en el otrora central España Republicana, en el municipio matancero de Perico, al tiempo que narra historias curiosas y describe a los personajes más pintorescos del batey.
Con su libro, en cierto modo, Bárbara Vasallo logra «saldar una deuda de gratitud con sus ancestros, el ingenio y su gente», escribe en el prólogo Yeilén Delgado Calvo, tras detallar que el texto es útil para «que los de mañana sepan lo que hoy o ayer movieron engranajes, para que conozcan los acontecimientos felices y también los más crueles».
Al validar la oportunidad de una obra cargada de memorias y sensibilidad, Agustina Ponce Valdés, directora de la editorial Vigía, responsable de la manufactura de los 200 ejemplares del novedoso título, recordó que los centrales eran la vida de mucha gente.
Vasallo admitió que publicar en Vigía es todo un lujo y compartió con el público presente algunas de las crónicas de un libro ilustrado de tal modo que, por momentos, a uno le parece escuchar la sirena del ingenio y sentir el típico olor de cuando la caña se vuelve azúcar.
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Barbara dijo:
1
27 de febrero de 2022
23:13:31
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