El azote de la pandemia de la COVID-19 en Cuba modificó el esquema y el sistema de seguimiento y control de los procesos universitarios, pero se garantizó el derecho a una educación superior de calidad, sin que se vieran comprometidas las oportunidades de aprendizaje.
Así lo valoró este miércoles el doctor José Ramón Saborido Loidi, ministro cubano de Educación Superior, al abrir la tercera jornada del Congreso Internacional Universidad 2022, con una conferencia que explicó cómo las casas de altos estudios del archipiélago sostuvieron el proceso de enseñanza, a la par de contribuir, protagónicamente, al enfrentamiento al coronavirus.
«Fue necesario cerrar instalaciones y suspender temporalmente el aprendizaje en sus recintos, pasando a procesos virtuales, a semipresenciales, el incremento de trabajo a distancia y el teletrabajo», afirmó.

«Todos continuaron sus estudios y la nueva matrícula ha sido superior a la anterior. Nadie quedó fuera, nadie quedó atrás, gracias a la voluntad de nuestro Estado y al desempeño encomiable de directivos, profesores y estudiantes», subrayó.
Saborido Loidi significó la incorporación voluntaria de profesores, trabajadores y estudiantes de las 50 instituciones de la Educación Superior a la lucha contra la pandemia, e informó que, de las 22 universidades adscritas al Ministerio, 15 funcionaron como centros de aislamiento para pacientes enfermos con la COVID-19.
«La responsabilidad, la solidaridad y el humanismo de los que participaron y participan en estas tareas de impacto han repercutido positivamente en su formación integral», sentenció.
El pueblo reconoce la atención directa a los ingresados en los centros de aislamiento, así como la labor, por ejemplo, de los informáticos vinculados a diferentes procesos estadísticos, y de los sicólogos, en el seguimiento a quienes precisaran de ese acompañamiento.
Recalcó que la labor científica e investigativa nunca se detuvo, solo se adaptó a las circunstancias. Consideró que fue estratégico haber tomado la decisión de concentrar la gestión del conocimiento a nivel de país y de las universidades, en pro de nuevos medicamentos y terapias, siendo la creación de vacunas propias contra el coronavirus lo más connotado.
«Es reconocida la participación de las instituciones de Educación Superior en las actividades de alta ciencia e innovación para el enfrentamiento a la pandemia, destacándose la participación en el proyecto y la patente del candidato vacunal Soberana 02», exaltó.
«Estos logros son resultado de la ciencia acumulada, impulsada por el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y por la gestión del conocimiento y la innovación que propulsa el Presidente Díaz-Canel».
Destacó que, en Cuba, el sistema de gestión de Gobierno basado en ciencia e innovación ha creado un escenario favorable para el fortalecimiento del lugar y el impacto de las universidades en la sociedad.
Puso énfasis en que estas instituciones deben contribuir de forma sustantiva a la transformación digital del país en términos de informatización de la sociedad, en la industria del software, en el desarrollo de la industrialización avanzada, y en la virtualización de la Educación Superior.
En la ocasión, Saborido Loidi reiteró los daños y los obstáculos que ralentizan un desarrollo más acelerado de este nivel de enseñanza, y de su impacto en la sociedad, debido a las consecuencias «del vengativo, inmoral e injusto bloqueo económico del Gobierno de EE. UU.» contra Cuba.
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