En nuestra Constitución, aprobada por referendo en 2019, el Estado reconoce y protege a las familias, cualquiera que sea su forma de organización, como célula fundamental de la sociedad, y crea las condiciones para garantizar que se favorezca integralmente la consecución de sus fines.
De acuerdo con la Carta Magna, la familia se constituye por vínculos jurídicos o de hecho, de naturaleza afectiva, y se basa en la igualdad de derechos, deberes y oportunidades de sus integrantes; aunque para el cubano es un concepto mucho más amplio que la fundada en el libre consentimiento y en la igualdad de derechos, obligaciones y capacidad legal de los cónyuges.
Para los niños que crecen juntos en círculos infantiles, por ejemplo, sus compañeritos pueden ser «sus» hermanos por largo tiempo, como pasa con vecinos entrañables, y con otras personas que honran cabalmente una amistad.
Hay amistades que duran toda la vida y es frecuente que uno llame a otro hermano o hermana, sin que medie vínculo sanguíneo, o que abracen a alguna persona querida como «mi viejo» o «mi vieja» al encontrárselos aun cuando no exista parentesco.
Ni hablar de las hermandades que se forjaron en el combate, porque cuando la vida de uno depende de la valentía de otro, no cabe duda de que en esos momentos nace un vínculo fuerte.
Está también la relación que surge entre un paciente –como ha ocurrido con decenas de miles de cubanos durante esta pandemia– y el médico y la enfermera que lo atiende, en muchos casos salvándole la vida.
Al establecer el 15 de mayo como Día Internacional de las Familias, la Organización de Naciones Unidas exhortó a los gobiernos, organizaciones no gubernamentales, instituciones académicas, grupos religiosos y personas a título individual, a promover una mayor comprensión de las funciones y problemas, los puntos fuertes y los puntos débiles de las familias, y a profundizar en el conocimiento de los procesos económicos, culturales, sociales y demográficos que les afectan.
Particular rol corresponde a la familia en el acelerado proceso de envejecimiento de la población cubana, donde los más ancianos dependen cada vez más del apoyo, comprensión y cariño de las personas con quienes conviven para seguir siendo y sintiéndose parte activa de la sociedad.
Ante la amenaza que significa la pandemia de la covid-19, unida a la grave crisis económica que vive la humanidad, Cuba ha de seguir siendo luz de resistencia y sobrevida, un empeño colosal que, si es posible, se debe al papel de la familia en su dinámica social, a esa virtud natural de ser, a la vez, un país y una gran familia.



















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Carlos Donatto dijo:
1
17 de mayo de 2021
15:48:53
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