
Hay problemáticas sociales cuyas consecuencias son muy sensibles para la población. Durante dos jornadas, Granma se ha acercado a una que, de manera indiscutible, se mantiene latente, e impacta en el bienestar social: se trata del fenómeno de los revendedores.
¿Cómo llega a los revendedores la mercancía que tanto necesita el pueblo y que no se encuentra en las tiendas de la Isla? ¿Por qué lucrar con los productos y generar desabastecimiento, principalmente en momentos difíciles? ¿Cómo evitar el desamparo de los clientes ante la especulación? Estas interrogantes se repiten entre los lectores del diario una y otra vez, y es comprensible.
Tan diversas como las propias manifestaciones de este flagelo han sido las opiniones emitidas por el pueblo al respecto, tanto frente a frente a los reporteros, como a través de nuestra plataforma web. Todas permiten llegar a una conclusión lapidaria: el revendedor es alguien que vive literalmente y, en buen cubano, «a costillas de los demás», busca dinero fácil y se convierte en un obstáculo al orden establecido para el acceso equitativo a los recursos.
«Es penoso leer este trabajo sabiendo que en él no se exagera», así expuso Daisy T. Rivero al comentar en la página web de este diario, luego de que Granma denunciara la práctica perjudicial de revender productos tan necesarios como son los materiales de construcción; un hecho que, según corroboraron los foristas, no es exclusivo de la capital. Ello es inadmisible, máxime en un contexto en el que el país apuesta por la revitalización del sector de la vivienda, a pesar de las limitaciones económicas.
A la opinión de esta lectora le siguieron numerosas reacciones, que mostraron la indignación con este fenómeno «habitual» en los comercios del país, a pesar del llamado de la alta dirección del Partido y del Gobierno a librar una batalla contra los delitos, la indisciplina social y la corrupción.
LOS LECTORES DENUNCIAN
«El negocio empieza en el lugar», dijo categóricamente el lector identificado como jdm, una opinión con la que muchos coinciden. Para Alfonso, «muchos revendedores reciben las mercancías de manos del personal que trabaja en las tiendas, ahí es donde está el problema».
«¿Por qué casi siempre los revendedores son los primeros en enterarse de las rebajas de precios de mercancías o de la salida de productos deficitarios en las tiendas?». La respuesta es
sencilla, según Israel Cabrera: «todo es parte de una cadena, un clan donde la información primaria parte del interior de la propia tienda o ferretería. Es sabido que muchos revendedores tienen su cómplice en el interior de la entidad».
Este fenómeno es «penoso y vergonzoso –añadió Alexander Sánchez Pérez–. Mientras el Estado está haciendo de todo por el pueblo, hay directivos de tiendas que operan con divisas están haciendo negocios con los delincuentes, que viven del pueblo. Ellos acaparan toda mercancía, que vaya a ser rebajada. Parece que no hay quien atenúe este mal».
Hay que insistir en estas denuncias y que las autoridades correspondientes actúen de manera sistemática, comentó Lilia M. Álvarez. «Es importante investigar a los trabajadores y administrativos de las entidades. Estos hechos ocurren siempre con cualquier producto deficitario, incluso alimentos».
José Francisco Vázquez aseguró que «estamos en presencia de un mercado negro, informal si se quiere suavizar el hecho, con redes que van desde los propios almacenes y tiendas hasta la cara visible, que son los que están ofertando en la calle. Eso por no hablar de los avisos tempranos que reciben (los
especuladores), vía celular, cada vez que hay algún operativo contra ellos».
Lectores como Armando mostraron su inquietud por otro tipo de revendedor, el que tiene licencia para vender artículos artesanales. «Ante la vista de todos ofrecen las más disímiles variedades de productos de ferretería, nada artesanales… A pesar de que la Isla no cuenta con un mercado mayorista, que provea a estos negocios, los vendedores triplican sus precios originales».
GustavoC resaltó que, mientras la demanda supere la oferta, estos personajes seguirán viviendo del que trabaja legalmente con mejor o peor salario.
«¿Cuántos años llevamos con los revendedores formando parte de la vida cotidiana de nuestro país? Más allá del serio daño económico que causan, ¿alguien se ha detenido a pensar en el daño moral que día a día hacen a la decencia, la civilidad y la moral de la sociedad en su conjunto?», se preguntó José Luis.
NO SOLO EN LA CAPITAL PERVIVE ESTE FENÓMENO
Los internautas 100%cuba y oscar piden medidas más drásticas. El primero de ellos señala de lo común de este fenómeno en La Habana y la implicación de muchos dependientes, mientras que el segundo alerta que las candongas ubicadas en la zona hospitalaria de Santa Clara están entre las mejor surtidas del país con productos de las trd.
La responsabilidad de los administrativos en el control de los recursos, en poner en práctica medidas eficaces para evitar el acaparamiento, así como la intervención de todos los factores para combatir a los revendedores, fueron aspectos sobre los que reflexionaron Carlos Manuel y Mabel.
Por su parte, Juenpeco explica que en varios municipios de Mayabeque los productos de plomería que deberían estar a la venta en las tiendas están expuestos en los catres. «Cuando los inspectores “anuncian” que van a llegar, recogen y entonces puedes ver los productos de mala calidad hechos por cuentapropistas, y tan pronto se van los inspectores, de la nada, aparecen nuevamente los productos que se comercializan en las tiendas en divisas», apuntó.
Con tono absoluto se expresa el inter-nauta Ernesto, para quien «ese mal está en todo el país, en cada punto de venta de los trabajadores por cuenta propia y en cada persona que pregona productos en las afueras de cada tienda, miren en un punto de venta ¿cuántas cosas son producidas manualmente?, casi ninguna, sin embargo cada cual tiene su licencia».
Para Yane, hay muchos trabajadores por cuenta propia que se convierten en revendedores, pues solo venden en sus puntos productos que se comercializan en divisas y a precios mucho más altos. Esta opinión la comparte app, quien asegura que varios de los puestos ubicados en la calle Medio de Matanzas son en su mayoría puntos de acaparamiento y reventa.
Juan B. Alfonseca Blanco explica que este es un problema que debe enfrentarse con más fuerza, para que dejen de ganarse un 100 o un 200 % a costa del Estado. Por su parte el lector(a) mla ofrece un ejemplo muy concreto: «en estos días en la ciudad pr sacaron colonias, tremenda cola, a las 6:00 p.m. un pregón voceó dicho producto por mi barrio, producto que solo se vende en las tiendas trd».
Desde la visión de Cella no es posible que «los revendedores de las piezas de baño, materiales de revestimiento y ferretería compren en la tienda y revendan. Ellos tienen que hacerlo desde un contacto en almacenes. Lo digo porque, por ejemplo, hay muchos productos Viaglacera que están en exhibición y los revendedores los tienen en notables cantidades».
Son estas las razones por las que la tunera Laraine Ortiz Curbeira señaló que este tipo de situaciones provocan indignación y se pregunta: ¿hasta dónde y hasta cuándo va a ser necesario convivir con el problema sin que tenga una solución definitiva?
Si bien es cierto que el enfrentamiento a este fenómeno se mantiene latente, también lo es que, aunque por un tiempo dejan de verse si se les achican los espacios, luego, «al bajar la marea», reaparecen como por arte de magia, y hacen el acto de sacar de sus mangas los más insospechados productos.
COMBATIR ESTE MAL ENTRE TODOS
Esta es una batalla de todos, incluidos los factores de la comunidad, para desterrar este mal que corroa la sociedad, empezando por los ciudadanos de no seguir el juego a estos delincuentes.
Lilia M. Álvarez señaló que no existe toda la información de a dónde dirigirse para denunciar estos hechos. Nuestro país lo necesita para seguir avanzando, dijo.
Por otro lado, GustavoC opinó que los subsidios deben tener seguimiento, antes, durante y después de su uso, y en los casos de no cumplido el proyecto de remodelación o reparación del inmueble, multarlos significativamente. Se han dado casos en los que los propios beneficiados por el Estado venden los productos que les fueron asignados.
«Si no se pone punto final a esta historia, el país seguirá desangrándose. Hay que combatirlo entre todos, no queda de otra», concluyó.



















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HUMBERTO dijo:
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Gerardo Garcia dijo:
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carlosvaradero dijo:
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Tejeda Respondió:
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AlexH dijo:
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@adriancamaguey dijo:
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ppuig dijo:
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KATIUSHA dijo:
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Oscar Ramos Isla dijo:
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Daisy T. Rivero Leon. dijo:
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5 de octubre de 2019
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