
Ciego de Ávila (10/10/2025).- La arqueología cubana sufrió una lamentable pérdida con la partida del plano terrenal del profesor Jorge Antonio Calvera Rosés, investigador incansable al que se deben importantes descubrimientos arqueológicos sobre las comunidades aborígenes en Cuba.
Nacido el 31 de julio de 1938, en la ciudad de Baracoa, Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana (1968), Máster en Ciencias Arqueológicas por la propia casa de altos estudios (1987), su investigación fundamental se centró en el sitio arqueológico Los Buchillones, en la costa norte del municipio avileño de Chambas, estudio con el cual demostró la existencia de cacicazgos taínos en la Mayor de las Antillas.
Durante la década de 1980 trabajó en la búsqueda de comunidades agroalfareras en la Sierra de Cubitas en Camagüey, indagación que le posibilitó optar por el título de Doctor en Ciencias Históricas y, a la vez, proponer la realización de un análisis del registro rupestre de la sierra y expone, por primera vez en el país, una metodología para asignar pictogramas a un grupo cultural, al compararlos con los diseños que ilustran la cerámica recuperada en los sitios arqueológicos Saimí I y II, en la Sierra de Cubitas e Imías I, en Guantánamo.
Su prolífera obra científica, vinculada al Departamento de Antropología de la Academia de Ciencias de Cuba, también incluyó proyectos investigativos relacionados con la existencia de una vasta comunidad aborigen en la zona nombrada Los Buchillones, de unos 20 000 metros cuadrados, considerada entre las poseedoras del mayor número de piezas de madera y cerámica halladas en la región del Caribe insular, realidad que permitió la realización de importantes estudios de las comunidades aborígenes agroalfareras que habitaron en el lugar.
Autor de varias publicaciones, entre las que destacan: Arqueología de Cuba y de otras áreas antillanas (Ed. Academia, La Habana, 1991); Estudios arqueológicos (Ed. Academia, La Habana, 1994); Enduring Records: Enviromental and Cultural Heritage of Wetland (Oxbow Books, Oxford, England, 2001); Curanderismo y Medicina Natural. La fórmula centenaria de los canarios emigrantes a Cuba (Ed. Benchomo, Islas Canarias, 2003).
Trabajos suyos pueden encontrarse en la revista cultural Videncia, de Ciego de Ávila, en la revista El Caribe Arqueológico, así como en diversas publicaciones científicas en EE.UU. y Gran Bretaña.
Al fallecer era miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba, de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), de la Comisión Permanente de Arte Rupestre y de la Comisión Provincial de Monumentos de Ciego de Ávila.
Su encomiable labor ha sido reconocida con el Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba (1989, 1998 y 2005); la Orden Carlos J. Finlay (2003) y el Premio Nacional de Expocuba (2006). En el 2008 le fue entregada la Réplica del machete del Coronel Simón Reyes Hernández, El Águila de la Trocha. Fue laureado con el Premio Dr. Enrique Sosa de Investigación Cultural por la Obra de la Vida (2010).
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