ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

En las estadísticas que cada año dan conocer en el país las causas relacionadas con los accidentes del tránsito no aparece ninguna ba­jo el acápite de “baches”.

Cierto que hay causas más importantes que engrosan la fa­tídica lista, como el no debido control del vehículo, la in­gestión de bebidas alcohólicas, el deficiente estado técnico de los ca­rros, y así una larga relación que incluye el deterioro de la vía pública y su eterno acompañante no computado, el bache.

El bache se ha convertido en una suerte de maldición gitana, no solo para el conductor que trata de esquivarlo en me­dio del tránsito, sino también para el peatón que de bue­nas a primera ve cómo se le viene encima una mole de hierro que le obliga a contraer músculos e irse atrás y, si todavía le queda algo de alien­to al reponerse del susto, aprovecharlo para soltarle al agresor el último improperio de moda.

Ofensas al viento, porque el chofer ni se in­mutará, ocupado como está en rumiar sus pro­pias injurias contra el campo minado que ha venido transitando entre bamboleos y re­chi­nar de amortiguadores.

Lo de “campo minado” no es metáfora de fácil agarre, y lo sabe todo aquel que en estos días haya transitado la distancia que va desde La Palma hasta Dolores, por la Calzada de 10 de Octubre (lo cual no quiere decir que de ahí has­ta Agua Dulce el trayecto mejore dema­­sia­do).

Solo viéndolo, y más en estos días de lluvia, se puede creer el deterioro de la mencionada vía, y ello se debe a que los simples ba­ches de ayer se han convertido en un archipiélago de profundas hendiduras (para no hablar de los peligrosos levantamientos del pavimento) sin que la mano del hombre viniera a remediar lo que a gritos se preveía.

Pavimentarlo todo, y bien, sería lo ideal, pe­ro como económicamente no se puede; la me­moria remite a años idos, cuando era usual ver cuadrillas de trabajadores a la caza de los ba­ches que pudieran irse formando en las vías re­paradas.

Un bache cogido por aquí, un bache cogido por allá, y al fi­nal sin baches, o casi, porque, contrario a aquellos tiempos de afanosos reparadores, en este mismo momento en que escribo un nuevo bache debe estar brotando amparado por un largo seguro de vida.

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miguel dijo:

41

18 de febrero de 2016

01:22:51


Genial y muy oportuno el comentario de Rolando,actual, histórico sobre la acumulación de la indolencia de simuladores de mejoría que prefieren repavimentar avenidas sin baches como 31, pero muy concurridas por personalidades en vez de revisar las calles de 10 de octubre,por ejemplo dende casi no transitan vehiculos oficiales donde las calles brindan un aspacto de Kandahar después del bombardeo, pero siempre justificamos con el bloqueo y no vemos lo que cuestan malas decisiones de malos decisores,pensar para ser mas racionales y mas eficientes es su misión y no escudarse 100% en dificultades económicas