Días atrás, me sorprendió la típica situación de quien olvida el cumpleaños de una amiga y a última hora tiene que improvisar un presente. Entre la indecisión de qué regalar y los costos de los artículos, mi visita a las Tiendas Recaudadoras de Divisas se tornó más larga de lo que pretendía; y aunque al final logré saldar la deuda con la homenajeada, también pude notar cómo de un local a otro cambiaba el importe de algunas mercancías.
Las diferencias saltaban a la vista; a veces, solo de diez o quince centavos, en otras, casi llegando al total de un peso en moneda libremente convertible. Como tocados por una varita mágica, los números alteraban sus dígitos en beneficio de alguien y en evidente pérdida del comprador.
Desde los jugos naturales importados —aun cuando estos pertenecían al mismo fabricante—, hasta confituras, bisuterías y algunos artículos de higiene personal, vale decir, cremas para la piel o tratamientos para el cabello, aparecía a cada rato el cachumbambé de los precios.
Se trata de una inquietud compartida por algunos lectores del periódico, quienes en varias ocasiones también se han sentido víctimas y han escrito a nuestra redacción. No importa por tanto el lugar exacto, sino la existencia de un fenómeno que con demasiada frecuencia viene apareciendo y al cual hay que atender.
Hace dos años, en un intento de erradicar estas irregularidades, el Ministerio de Finanzas y Precios dio a conocer la resolución 214, en la cual se establecía una lista de precios únicos para más de un centenar de productos que se distribuyen y comercializan en grandes cantidades y formatos.
Sin embargo, la “multa”, como los cubanos hemos designado a ese incremento que fijan a los montos oficiales, sigue siendo una realidad, especialmente en aquellos bienes no amparados por la ley, como los citados anteriormente.
Incluso teniendo en cuenta que cada entidad aplica un margen con el fin de obtener ganancias, por momentos, la variación de cifras entre las tiendas que pertenecen a la cadena TRD, los Cupet y los establecimientos que pertenecen a la red minorista CIMEX, resulta tan abismal que no pareciera el resultado de una simple negociación entre el proveedor y la empresa.
Resulta incomprensible que mercancías que se venden en iguales embalajes y con idénticas marcas lleguen a ser tan distantes en términos monetarios.
Sin embargo, el mayor problema no radica en las estrategias de marketing o en los productos que se quedan estancados en los almacenes y pierden su valor adquisitivo, sino que la diversidad de precios entre una cadena y otra se convierte en el resquicio necesario para que algunos “metan la mano” y se lleven a casa esos centavos de sobra que entregó el cliente.
No faltará quien le reste importancia al asunto o piense que unos menudos de más o de menos no afectan la economía del país, pero ¿y el bolsillo del ciudadano? ¿Acaso esa cartera no sufre más que cualquier corporación estatal?
Considerar que estos “errores matemáticos” forman parte de nuestro diarismo, sería como dejarle la puerta abierta al ladrón y acostarnos a dormir. No es insolencia requerir que se muestren los precios de las mercancías o solicitar el comprobante. ¿Quién alguna vez no se ha encontrado con artículos que carecen de precios en los estantes y ante la duda, ha tenido que fiarse de la honestidad y la palabra del empleado?
Tampoco se trata de discutir con la persona que se encuentra detrás del mostrador, en ocasiones, ajena a lo que ocurre. Exigir lo que por derecho nos corresponde también significa dejar a un lado la postura autómata de llegar a la tienda, mirar la cuantía y pagar, sin siquiera reflexionar si estos valores corresponden a la media comercial o si subieron desde la última vez que fuimos de compra.
No obstante, nada de lo anterior tendría sentido si desde las instituciones reguladoras no se cumplen las medidas que protegen al consumidor y fiscalizan los desvíos de capital. Una vez más, si existe una resolución que unifica el importe de gran parte de los productos que se expenden, ¿a qué se deben la persistencia de estas irregularidades? ¿Falta de control o incremento de la indolencia humana?
COMENTAR
Raúl dijo:
21
24 de noviembre de 2014
13:28:30
pedrito dijo:
22
24 de noviembre de 2014
14:05:26
Lulo dijo:
23
24 de noviembre de 2014
14:12:57
alexis linares dijo:
24
24 de noviembre de 2014
15:01:44
fernando lopez dijo:
25
25 de noviembre de 2014
04:54:31
Shirko dijo:
26
25 de noviembre de 2014
08:25:53
zenia dijo:
27
25 de noviembre de 2014
09:00:16
ernaes luis barrios dijo:
28
25 de noviembre de 2014
10:50:54
Alfredo dijo:
29
25 de noviembre de 2014
11:07:17
RUDCAM dijo:
30
25 de noviembre de 2014
13:48:56
YOENIA dijo:
31
25 de noviembre de 2014
15:26:46
osmel dijo:
32
25 de noviembre de 2014
20:54:22
Fco dijo:
33
25 de noviembre de 2014
21:08:39
jose gpe martinez dijo:
34
25 de noviembre de 2014
21:43:29
er incurto dijo:
35
26 de noviembre de 2014
08:14:31
Rob dijo:
36
26 de noviembre de 2014
10:13:23
Aristoteles Manani dijo:
37
26 de noviembre de 2014
12:16:14
Cuca dijo:
38
26 de noviembre de 2014
12:16:20
Judith dijo:
39
26 de noviembre de 2014
13:43:04
Roberto dijo:
40
27 de noviembre de 2014
07:39:14
Responder comentario