Nada es más importante para Cuba que la vida de un niño, pues, como decía nuestro José Martí, «para los niños trabajamos, porque los niños son los que saben querer, porque los niños son la esperanza del mundo».
Esa máxima martiana es la que ha guiado la entrega de la doctora Yamelis Pardo García, especialista de primer grado en Medicina General Integral (MGI), y de la licenciada en enfermería Kirenia Ramos Moreno, quienes tienen a su cargo la atención de niños graves enfermos de la COVID-19, en la sala de cuidados intensivos pediátricos del hospital general docente Capitán Roberto Rodríguez Fernández, de Morón, Ciego de Ávila.
Justo cuando comenzó la pandemia en el país, en marzo de 2020, la doctora Pardo García inició su segunda especialidad en medicina intensiva y emergencia pediátrica, y aceptó trabajar en la llamada zona roja.
«Siempre me apasionó la profesión de médico por el hecho de salvar vidas. Ese era mi juego preferido desde niña», aseguró en una entrevista «virtual». Recordó que, al propagarse el mortal virus dentro del país, formó parte del grupo de especialistas en mgi que laboró en el cuerpo de guardia para clasificar las diferentes patologías respiratorias.
«Seguimos un protocolo de clasificación que evita el contagio entre personas enfermas dentro de la institución, a pesar de la gran afluencia de pacientes al hospital. Atendí alrededor de 40 a 45 casos, procedentes de municipios aledaños, y el mayor mérito para mí es que aprendí a realizar las pruebas de pcr. En ese momento las muestras se procesaban en otras provincias, y nos ayudaba mucho el resultado de los test rápidos para definir dónde ingresar a los pacientes asintomáticos positivos, positivos con síntomas o sospechosos sintomáticos, y sospechosos asintomáticos», afirmó.
En estos meses de lucha por la vida de numerosos niños, asume agotadoras guardias de 24 horas, con otras 24 de descanso, y luego un periodo de unos siete días en un hotel, hasta esperar el resultado de la prueba de pcr, realizada al quinto día de aislamiento.
«Por suerte, en nuestro país, a pesar de que estamos bloqueados económicamente, los niños graves, sin importar la enfermedad que sea, disponen de toda una cadena de vigilancia, y de diferentes niveles de atención médica que los cuidan desde el embarazo materno.
«Me impresionó una bebé de dos meses de nacida que ingresó en nuestra sala de urgencia con una escasa sintomatología respiratoria,
pero con un cuadro de una celulitis en el miembro inferior derecho, con una evolución hacia un absceso que necesitaba ser drenado repetidamente. Nos sorprendió que su pcr fuera positivo y nos hizo reflexionar en lo contagiosa que es esta afección.
«Puede atacar a todos, sin importar edad y con manifestaciones diferentes. Pienso que toda protección es poca, y exhorto a todos a cuidarnos, a cuidar a la familia, aún la batalla no está ganada».
Una experiencia similar relató la licenciada en enfermería Ramos Moreno, con 24 años de servicios, y dos hijos adolescentes: Daniel, de 19 años, y Danielys, de 13.
«No niego que he tenido temor, porque son evidentes los riesgos reales que corremos a nivel personal, pero mis miedos han disminuido con el autocuidado. He aprendido a protegerme aún más, a cuidar a los niños enfermos que están bajo mi responsabilidad, y a sus padres, que en ocasiones vienen afectados emocionalmente.
«Les brindamos apoyo sicológico, información de los pasos asumidos según la enfermedad, y mucho aliento».
Sobre su familia, a esta veterana de bata blanca la sosiega la armonía que reina en su hogar, lo que favorece su entrega en defensa de la vida.
En Cuba, la incidencia de casos en edades pediátricas se ha mantenido entre un 10 y un 12 %; pero en 2021 se incrementó y se mantiene un promedio de casos de más de cien niños por día.
COMENTAR
Empresa Eléctrica dijo:
1
10 de mayo de 2021
10:46:07
Lucía dijo:
2
10 de mayo de 2021
15:25:39
Responder comentario