ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Foto: Dunia Álvarez Palacios

Luego de un año de enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19 en Cuba, sigue siendo preocupante el número de contagios en edades pediátricas, el cual ha sido creciente, sobre todo durante el tercer rebrote de la enfermedad en el país.

En estos 12 largos meses de combate, una de las lecciones más tristes, según un reporte publicado recientemente en el sitio web del Ministerio de Salud Pública (Minsap), es que los niños y adolescentes sí enferman, pueden tener complicaciones, quedar con secuelas o morir.

También se sabe que la COVID-19 no es una enfermedad exclusivamente respiratoria, sino que afecta a varios órganos; tampoco es un catarro grave, sino que puede causar la muerte, y contagiarse no garantiza inmunidad, por lo que todo cuidado es poco, en especial en poblaciones tan sensibles como los niños y adolescentes.

Gracias al esfuerzo encomiable del personal de la Salud y al robusto protocolo de actuación, Cuba no ha reportado ningún fallecido en edad pediátrica, reiteró la publicación; sin embargo, la mayor responsabilidad en la protección de los menores continúa en manos de los padres y de toda la familia.

En ese sentido, el sitio del Minsap también dio a conocer algunas respuestas de las doctoras Lissette del Rosario López, jefa del Grupo Nacional de Pediatría, y Elizabeth de la Caridad López, especialista en primer grado de neonatología, sobre determinadas interrogantes de la población en torno al comportamiento de la COVID-19 en edades pediátricas.

¿Cuáles son los síntomas del coronavirus en la población pediátrica?

La población pediátrica, por lo general, cursa la enfermedad de forma asintomática o con síntomas muy leves. Aunque en los menores de edad como en los adultos, la COVID-19 no es una enfermedad netamente respiratoria.

En este año pandémico se ha demostrado que, si bien la neumonía es la manifestación más común, también un número importante de pacientes, que incluso han llegado a la gravedad, tuvieron trastornos digestivos, como vómitos, diarreas y dolor abdominal.

También pueden presentarse signos neurológicos. Por tanto, si el menor se siente decaído, con fiebre, cefalea, pérdida del apetito, del gusto o el olfato, resulta necesario descartar una posible infección por SARS-CoV-2.

En Cuba han predominado los pacientes asintomáticos y, dentro del grupo de los sintomáticos, aquellos con manifestaciones respiratorias como obstrucción nasal, secreción, dolor de garganta, otitis y dificultades respiratorias que han derivado en neumonías.

Vale señalar que la edad pediátrica abarca desde el nacimiento hasta los 18 años y la sintomatología y la capacidad para referirla varía en dependencia de la edad. Por ello, en el caso de los niños pequeños depende de la percepción de los padres.

¿Cómo se contagia la COVID-19?

La COVID-19 se contagia a través de las microgotas de saliva o el contacto con las secreciones que puedan estar en las superficies que tocamos, por lo tanto, el nasobuco o mascarilla sanitaria forma parte imprescindible de la protección, así como el lavado de las manos.

¿Afecta la COVID-19 a los niños?

La COVID-19 sí afecta a la población pediátrica y los niños sí pueden evolucionar a formas graves de la enfermedad y fallecer. Aunque la gran mayoría de esta población es saludable, existen niños diabéticos, cardiópatas, asmáticos, epilépticos, con lesiones oncológicas, enfermedades hematológicas o inmunodeficiencias y, al adquirir la enfermedad, el peligro es mucho mayor.

En Cuba, la incidencia de casos se ha mantenido entre un 10 y un 12 %; pero en 2021 se incrementó y, en este último mes, el promedio se ha mantenido alrededor de más de 100 niños por día.

Aunque los niños cursan la enfermedad de forma asintomática o leve, en su convalecencia están evolucionando hacia las llamadas secuelas a corto plazo, con trastornos de adaptación, sueño, alteraciones en la conducta y neurológicas, arritmias e hipertensión.

¿Qué debería hacer si mi hijo presenta síntomas de COVID-19?

Ante la mínima inquietud o interrogante es preciso contactar al sistema de Salud en cualquiera de sus variantes.

¿A partir de qué edad mi hijo debería usar nasobuco?

La población con edades superiores a los dos años puede usar el nasobuco, siempre con la supervisión de los padres. En el caso de los niños con manifestaciones respiratorias o patologías que lo pongan en una condición de no poder actuar en caso de vómito o acceso de tos, requieren de la vigilancia constante de los adultos.

¿Puede una mujer embarazada transmitir el virus al feto?

No se ha demostrado la transmisión de la enfermedad de la embarazada al feto y en Cuba no hay transmisión vertical, o sea, a través de la placenta al feto y posteriormente a los neonatos que nacen de madres COVID-19 confirmadas. Hasta ahora los recién nacidos positivos han sido infectados por sus padres, convivientes y visitantes a sus hogares.

 ¿Es seguro que una madre infectada de coronavirus amamante a su bebé?

A través de la leche materna tampoco se ha demostrado que se transmita el virus y la Organización Mundial de la Salud habla a favor de la lactancia, al ser un alimento esencial para el bebé. No obstante, las madres, de mantenerse positivas, deben extraerse la leche y no dársela directamente al bebé, además de usar nasobuco y lavarse las manos con anterioridad.

¿Los neonatos de madres positivas desarrollan alguna complicación?

Al ser una nueva enfermedad, todavía no se puede precisar. Por tanto, hay que seguir investigando.

¿Cómo proteger a los recién nacidos cuando dependen de la atención de sus padres?

Los padres, al atenderlos, tienen que usar nasobuco, lavarse las manos, así como mantener las superficies limpias y las habitaciones ventiladas. Asimismo, las visitas en el hogar deben restringirse y, en caso de suceder, los niños deben permanecer en sus cunas sin contacto con los visitantes. Además, no deben besarlos en la cara ni las manos. Tampoco acudir con los recién nacidos a espacios públicos.

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