ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
“Tenemos en alta estima a los maestros porque independientemente de las deficiencias y las insatisfacciones contamos con una ejército de maestros que son incondicionales a la Revolución”. Foto: Yaimí Ravelo

El desarrollo pleno de los individuos y el de una sociedad en su conjunto, dependerá ineludiblemente del progreso que aparejado vaya alcanzando la educación. Sin ella, no existe ni existirá la capacidad creadora de los seres humanos, su conocimiento y apreciación del mundo en la complejidad que lo caracteriza, las habilidades para responder a los problemas y buscar soluciones capaces de transformar la realidad en que vivimos.

Coexisten en el mundo 700 millones de analfabetos e índices de culminación del nivel primario poco alentadores, así como disparidades en el acceso a la educación entre diferentes sectores sociales. Sin embargo, aunque no exenta de limitaciones y problemáticas a superar, en Cuba ha sido una de las prioridades desde hace 57 años potenciar la formación integral, científica y humanística de ciudadanos, y el desarrollo de métodos y principios pedagógicos capaces de perfeccionar la calidad de la enseñanza.

Esos desafíos que enfrenta la educación cubana los pusimos sobre la mesa de diálogo con la ministra de Educación, Ena Elsa Velázquez Cobiella.

—Durante muchos años la realidad socioeconómica de Cuba y las consecuencias del éxodo de maestros provocaron que se tomaran alternativas que terminaron influyendo negativamente en la calidad de la educación, como el empleo excesivo de las videoclases o la figura del profesor general integral que debía impartir asignaturas para las cuales en ocasiones, no se sentía totalmente preparado. ¿Qué estrategias se implementan hoy desde el Ministerio para cambiar esa realidad y elevar la calidad de la educación?

—El tema de la calidad de la educación está sobre la mesa de todos los países del mundo. Acabo de regresar de un Foro Mundial en Dubai, precisamente relacionado con esta problemática, y todo lo planteado por los ponentes tiene mucha relación con lo que nosotros discutimos en Cuba de manera muy crítica y autocrítica.

“Existe coincidencia en el papel de la preparación del maestro para asegurar los avances en la educación, donde sea no solo transmisor de conocimientos, sino un modelo a imitar, que sea capaz de enseñar a aprender, a apropiarse de métodos para la obtención del conocimiento, despertar en sus alumnos el deseo permanente de estudiar y de estar a la altura del ideal de hombre que necesitamos formar.

“Para nosotros calidad de la educación significa la combinación de lo instructivo y lo educativo, un proceso que se traduzca en el vínculo entre los saberes y los valores. Un currículo por muy completo que esté no puede llevarle al estudiante todo lo que necesita conocer a lo largo de la vida, si los sentimientos, los modos de actuación y las conductas no lo acompañan.

“A diferencia de aquellos países donde el sector privado tiene influencias muy fuertes y donde existe la exclusión, a la educación cubana la distingue su carácter inclusivo; manifiesto en aquellos que por una causa u otra no pueden estar sentados en las aulas, y reciben la educación en sus hogares a través del maestro ambulante, y en las aulas que tenemos en los hospitales para los niños enfermos. Es cierto que en este contexto se impone lograr el equilibrio entre la calidad y la masividad.

“Es verdad que las transformaciones en la educación cubana han transitado por diferentes etapas, y en cada momento hemos tenido que tomar decisiones para garantizar que todas nuestras aulas estuvieran abiertas, que cada niño y joven tuviera su maestro.

“En la década del 2000 surgieron los Profesores Generales Integrales (PGI) de secundaria básica, primero en La Habana donde había una situación más compleja, y luego se fueron extendiendo a otras provincias del país, incluso a algunas que no necesitaban la experiencia.

“En esos años la secundaria básica estuvo sobre los hombros de los PGI. Esa medida garantizó que en la capital y en muchas partes del país los estudiantes fueran atendidos. Las cuestiones que no salieron bien fueron por causa de que no hicimos una validación de esa experiencia, de las cuestiones positivas y negativas para ir transformando los resultados.

“Hubo cosas que se dejaron de hacer. Yo creo que las clases por televisión no fue lo más desfavorable, sino lo que se dejó de hacer para preparar y acompañar esa clase por televisión, porque aunque el maestro cuente con ese apoyo, debe preparar siempre su clase. Los programas tenían una cifra importante de horas para la ejercitación, y en muchos casos no se hacían como es debido.

“La etapa del PGI de secundaria básica cumplió el rol que le correspondía en un momento determinado, teníamos que pasar a otra etapa. Primero, decidimos que se trabajara por áreas del conocimiento, y ahora imparten una o dos asignaturas solamente. Los PGI que se licenciaron se preparan hoy en las Universidades y Facultades de Ciencias Pedagógicas en cursos de diplomados que les permiten profundizar en las asignaturas que imparten.

“De esa experiencia no hemos renunciado a una idea que en el orden educativo fue muy buena, y es la del trabajo con los alumnos. El PGI solo atendía a 15 estudiantes, por eso hemos mantenido al profesor guía, con la aspiración de que trabaje solamente con el grupo que atiende, aunque no está logrado en todas las provincias, solo en aquellas que cuentan con mayor cobertura, Santiago de Cuba, Guantánamo, Gran­ma, Pinar del Río.

“Por otra parte, la formación de profesores entre los años 2000 y 2009 se concebía con una estancia de un año en las Universidades de Ciencias Pedagógicas, y de ahí se vinculaban a la escuela. Desde el año 2009 los estudiantes permanecen tres años a tiempo completo en la universidad.

“Tenemos que seguir avanzando en la formación y preparación de nuestros maestros, tal como se establece en el lineamiento 145”.

—¿Cuáles son las principales preocupaciones de los educadores cubanos que salen a relucir en los recorridos que dos veces al año realiza el Mined, y cómo influye o no ese proceso de retroalimentación en el cambio y el perfeccionamiento del sistema educativo?

—En la visita realizada por el inicio del curso en el mes de octubre intercambiamos con más de 70 000 personas, entre maestros, padres, directivos y miembros de la comunidad. Entre enero y marzo volvimos a ir a todas las provincias y el intercambio fue con unas 55 000 personas.

“Hay una gran aceptación de las adecuaciones, el incremento del tiempo de los maestros para prepararse, la flexibilidad de la organización escolar, pero todavía se puede hacer mucho más, y depende de cómo la escuela planifique su horario do­cente y utilice las potencialidades de la comunidad en la que está situada.

“Los maestros todavía tienen insatisfacciones en lo relacionado con el tiempo que deben emplear para la revisión de libretas y cuadernos de trabajo de sus alumnos. Sin embargo, nosotros aspiramos a que las libretas de los alumnos se revisen porque eso le da al maestro la posibilidad de conocer más al estudiante, cómo desarrolla las ideas y toma notas, los análisis que hace. En solo unos días se desarrollará el Seminario Nacional de preparación del próximo curso escolar, y le dimos la responsabilidad a un municipio de elaborar una propuesta de cómo nosotros podemos ser racionales con esta tarea, sin dejar de hacerla.

“A los docentes les preocupa también los recursos que necesitan para trabajar. El Ministerio ha entregado recursos, módulos, pero todavía son insuficientes.

“Aluden también al exceso de papeles con los que tienen que trabajar. Son tres los documentos fundamentales: el plan de clases, el registro de asistencia y evaluación y el expediente acumulativo del escolar. Hemos realizado un análisis de las informaciones relevantes y han quedado menos del 40 % de las que tradicionalmente se pedían.

“Hay lugares donde a veces es más fácil pedirle información al maestro por escrito, que lograr aprovechar los espacios que existen como el colectivo de grado, el colectivo de ciclo, la reunión de departamento, para que ahí se hagan las evaluaciones. Eso ha ido evolucionando a partir de la insistencia nuestra.

“Constituye otra insatisfacción el exceso de visitas. A la escuela concurren organismos, organizaciones, que demandan la atención del director, quien abandona su tarea fundamental para atenderlos. El Mined realiza dos visitas al año a las provincias, el escenario donde las desarrollamos tiene que ser la escuela, el municipio, porque es donde se concreta la política educacional. Vamos para evaluar el funcionamiento de la estructura de la provincia, y no al maestro, la escuela o al municipio.

“Estamos insistiendo mucho en que la provincia y el municipio también se ajusten a esta política que tiene el Mined de inspeccionar menos —aunque no le restamos importancia al control—, pero asesorar más, atender más, para que el maestro se sienta más ayudado y menos inspeccionado”.

—Esto guarda relación también con las estrategias para paliar el éxodo de maestros pero, ¿qué otras medidas se han tomado para eliminar una problemática que afecta a la educación cubana año tras año?

—El problema del éxodo que hemos evaluado es multifactorial. Nosotros todavía podemos hacer mucho en los métodos de trabajo, en la atención a los maestros —no solo hablo del salario que sí considero que es importante y es un reclamo de los docentes—, sino también en la atención a las diferentes situaciones complejas y problemas que puedan presentar, y a veces no existe toda la comprensión de ayudar y ajustar ese horario docente.

“Tenemos que garantizar que a nivel local, en los gobiernos municipales y provinciales, también se cuente con una estrategia más sólida de atención a nuestros maestros.

“Además, queda mucho por hacer en el trabajo de formación vocacional y orientación profesional. Tenemos que hacerlo más llamativo, tenemos que aspirar a que no sean los alumnos que no les queda otra opción los que opten por la profesión, sino que sean los que tienen los mejores resultados. En la misma medida que un estudiante que ha tenido mucho éxito en su tránsito por la educación general quiere ser maestro, ese no va a ser un maestro mediocre. Nosotros tenemos que lograr más ayuda de la familia en este tema, muchas veces los jóvenes quieren ser maestros y la familia se opone y no estimula, a pesar de que siempre exige un buen maestro para su hijo, pero ese maestro preparado tiene que salir de nuestra sociedad.

“Por otro lado, estamos desarrollando de manera conjunta con el Instituto Cubano de Radio y Televisión una campaña para enaltecer el trabajo de ese educador anónimo que hace años enseña en una zona intrincada y cuántas generaciones de alumnos han pasado por sus manos, médicos, ingenieros, científicos…

“El éxodo de maestros implica que entonces se sobrecargue en los hombros de los que quedan, el trabajo. Algunos prefieren, antes de dejar un aula sin clases, asumir muchas horas, y en la mitad del curso escolar están sobrecargados, se enferman, y eso irá disminuyendo en la misma medida en que logremos tener más docentes.

“Además, hay entre un 60 % y un 70 % de inactividad por causa de la licencia de maternidad, y el año de la prestación económica después que la mujer tiene un hijo, y eso se relaciona con que el 70 % de nuestra fuerza laboral son compañeras, por tanto siempre vamos a tener ese problema.

“Alrededor de un 30 % o un 40 % de inactividad son personas que están enfermas, están en peritaje médico, piden licencias sin sueldo, porque aunque en Cuba se ha avanzado mucho por la igualdad entre el hombre y a mujer, todavía cuando hay un enfermo o un niño pequeño siempre el rol fundamental le corresponde a la mujer, y es un aula que se queda sin maestra y tenemos que buscar alternativas”.

—Ante los desafíos que impone la informatización de la sociedad, ¿considera usted que están lo suficientemente preparados los docentes para orientar a los estudiantes en su mejor utilización, y que no se conviertan en consumidores pasivos? ¿Hasta qué punto nuestros programas y planes de estudio satisfacen esa demanda?

—La tecnología sin un maestro que guíe y pueda ponerla en función de su clase, no logra los objetivos educativos. En todas nuestras escuelas hemos desarrollado la informática, incluyendo los círculos infantiles. Pero naturalmente, a partir de lo anunciado por el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Mi­nistros en esta dirección, consideramos que tenemos nuevos retos por delante, y estamos trabajando con el Ministerio de Co­mu­ni­caciones con el objetivo de lograr una mayor preparación de los docentes.

“Todos los años adquirimos una cantidad de clientes ligeros. Contamos además con Cinematografía Educativa (Cined), la casa productora de la Dirección de Televisión Educativa del Mined, encargada de preparar materiales de apoyo para el proceso docente educativo y las clases por televisión que van quedando. Se creó la empresa Cinesoft que tiene como objetivo el trabajo en la escuela y a través del portal Cubaeduca, orientar a la familia y a los estudiantes para las pruebas de ingreso, entre otros temas de interés.

“En nuestras escuelas existen las colecciones de software educativos Multisaber para la enseñanza primaria, El Na­vegante para secundaria básica, y la colección Futuro para el preuniversitario, que se constituyen en importantes apoyos para la ejercitación de los contenidos de las asignaturas.

“Ya tenemos en todos los preuniversitarios del país los laboratorios de Física, Química y Biología. En secundaria básica se prevé su completamiento para el próximo curso escolar y la instalación paulatina en la educación primaria de los módulos para la enseñanza de las Ciencias Naturales.

“Pero todavía tenemos que seguir. Nuestro reto es preparar a los alumnos para el uso de la tecnología, en función de su formación integral”.

—Tantos años hablando sobre la importancia de estrechar los vínculos entre escuela, familia y comunidad, sin embargo, —y aunque cuentan fructíferos ejemplos—, queda un largo camino por recorrer. ¿Qué papel le otorga usted a cada uno de estos factores?

—Este año nosotros comenzamos el curso hablando de adecuaciones y flexibilidad en la organización escolar, y para nosotros la familia y la comunidad son piezas clave en este propósito.

“De hecho hemos realizado evaluaciones en esos recorridos por todas las provincias del país, donde nos damos cuenta que las escuelas que más éxito han tenido son precisamente las que han logrado un mayor acercamiento de la familia, de la comunidad, y cuando hablo de la comunidad me refiero a todas sus potencialidades, estamos hablando de las instituciones culturales, deportivas, los intelectuales y artistas, los jubilados, los centros de trabajo.

“Se trata de abrir la escuela a la comunidad, pero también que la comunidad penetre en la escuela para contribuir en la formación de nuestros estudiantes.

“Contamos con los Consejos de Escuelas, presididos e integrados por padres, y su función no está relacionada con ayudar a la escuela de manera material como en ocasiones se hace, sino para analizar lo que pasa en la escuela, cómo la familia puede ayudarla mejor. Naturalmente, el director tiene que ayudar al funcionamiento de ese Consejo de Escuela.

Nosotros también estamos insistiendo mucho en que el director o directora de cualquier institución educacional tiene que tener tiempo siempre para atender a la familia, para escuchar de la familia un reconocimiento, una crítica, una recomendación. Porque al final cualquier problema o insatisfacción que tienen los padres se va a resolver en la propia escuela y tenemos ejemplos de muchas escuelas donde el trabajo de la familia con la escuela es muy bueno.

“Nuestra aspiración es que la familia no se siente en la acera del frente a criticar la escuela, a exigirle, sino que esté dentro de la escuela ayudando, cooperando, cumpliendo la función que le toca, porque a la familia le toca también la función de educar, de conducir a sus hijos.

“Por otro lado estamos desarrollando las Escuelas de Edu­cación Familiar, que para nosotros es un espacio muy importante y tiene que diferenciarse de la reunión de padres. ¿In­satisfacciones que tenemos todavía? Que no siempre la es­cuela tiene en cuenta los temas que le interesan a la familia que sean abordados, esas temáticas tienen que salir de la escuela pero también de los padres, los especialistas pueden ser padres. Nosotros tenemos más de un millón de graduados universitarios y tenemos personas también que aunque no son universitarios están en puestos claves, tienen mucha preparación y también pueden ayudar a la escuela.

“Estamos contando con los presidentes de los Consejos Po­pulares, porque ese es el gobierno en el consejo popular, es una persona que puede ayudar a la escuela en la integración con los organismos e instituciones que están en la comunidad. Las escuelas no pueden trabajar aisladas, tienen que trabajar también de manera mancomunada, tienen que ayudarse.

“Siempre que decimos que la escuela se convierta en el centro cultural más importante de la comunidad, es el resultado de todas estas cosas: una escuela organizada, con disciplina, maestros que se preparen bien, que impartan clases de calidad donde los estudiantes tengan un comportamiento adecuado dentro y fuera de esta, porque ese comportamiento de los estudiantes tiene que trascender los muros de la institución, ahí es donde nos evalúa la sociedad. En eso tiene que contribuir la escuela, la familia, y todos los factores que existen en la comunidad para que la escuela sea de excelencia”.
—¿Cuáles son los resultados de la aplicación de los aportes científicos de los investigadores y educadores que desde las aulas estudian las principales problemáticas que enfrentan en la conducción del proceso docente educativo?

—Nosotros tenemos innumerables resultados en el orden científico. Hemos llegado a formar más de 60 000 másteres, entre maestros y directivos. Pero nosotros hemos logrado formar más de 1 000 doctores que no solamente están en las Uni­versidades de Ciencias Pedagógicas, sino también en las aulas.

“Hacemos la evaluación de que todo maestro que adquiera el título académico de máster o el grado científico de doctor, o que transite por un diplomado, o por un curso de posgrado, ese maestro se está apropiando de un método científico de trabajo. Ese es el resultado más importante. Porque en una maestría o un doctorado se investiga un tema muy puntual, se produce una apropiación del método científico que le sirve para trabajar con la bibliografía, para hacer comparaciones de diferentes puntos de vistas de autores, para preparar mejor las clases, para incorporar la tecnología, que la clase sea de mayor calidad, pero que sea una clase integral que no solamente transmita conocimientos sino que eduque a nuestros estudiantes.

“La exhortación a nuestros maestros en los análisis que hacemos es que ese resultado que está teniendo lo aplique en su aula, en su escuela, mejore su clase. Tenemos escuelas donde más del 50 % de los maestros son másteres, y hemos realizado estudios de cómo la calidad del proceso docente educativo se ha ido transformando en esa escuela. Ahí la educación tiene que ser diferente, tiene que ser de más calidad.

“En el Ministerio de Educación no ocurría un perfeccionamiento de los planes y programas de estudio desde el año 1987, y el perfeccionamiento no solamente implica el currículo, sino la elaboración de los libros de texto. En estos momentos estamos experimentando en varias provincias del país en escuelas de todos los niveles educativos.

“Existe una Comisión Nacional de perfeccionamiento que se reúne, evalúa, en la que no solo están presentes directivos del ministerio. Además están representados maestros de aulas, de las universidades de todas las provincias del país. A ese perfeccionamiento también irán los resultados científicos que se considera que contribuyen a elevar la calidad de la educación”.

—¿Qué puede esperarse en lo adelante del perfeccionamiento de la educación, en qué punto estamos en este momento, y hacia dónde vamos?

— El objetivo es lograr una mayor integralidad, que noso­tros podamos conducir a los estudiantes por ese camino del conocimiento, que puedan utilizar la tecnología, tener una concepción medioambientalista y de la educación para la salud, y que puedan atemperarse a los tiempos actuales que vive el mundo y Cuba.

“Este perfeccionamiento tendrá la característica de contar con el criterio de nuestros estudiantes, de la familia, estamos experimentando y realizando ese tipo de consulta.

“Incorporamos a todas estas instituciones a nivel nacional: las universidades, la Academia de la Lengua, el Instituto de His­toria, la Academia de Historia, la Unión de Historiadores, porque también ha existido insatisfacción con la enseñanza de la Historia, también queremos que esas personas participen con nosotros en la elaboración de los libros de texto.
“Este es un proceso que no terminará el año próximo, será paulatino, y estamos involucrando a todo el que quiera y pueda cooperar con él”.

—En el pasado Congreso Pedagogía 2015 Frei Betto llamó la atención sobre la necesidad de formar ciudadanos con conciencia crítica. ¿Qué le falta a la educación cubana para lograr las condiciones que contribuirían a formar profesionales con una comprensión crítica de la realidad que vive, y la capacidad para actuar como entes transformadores de esa realidad?

—Tenemos que formar en los alumnos un espíritu crítico, que participe en la construcción de su conocimiento, por eso estamos insistiendo en que el tema de las tareas, de los trabajos investigativos, no puede ser algo formal y mecánico.

Nos interesa que los alumnos sean los verdaderos autores de sus trabajos investigativos, que esté consciente de su trabajo, que domine ese contenido y que pueda hacer una valoración al respecto, que sepa trabajar con la bibliografía.

“En cualquier asignatura el alumno puede dar sus puntos de vista sobre lo que está pasando en el mundo, y se tiene que dar una discusión donde los maestros estén abiertos a hacer un análisis sobre los puntos de vista del estudiante y poder polemizar con él, darle los argumentos. Nosotros no debemos subestimar lo que es capaz de hacer un estudiante bien conducido. Seremos capaces de recoger, lo que seamos capaces de sembrar en nuestros estudiantes.

“Por eso estamos insistiendo tanto en rescatar el trabajo de la biblioteca. La bibliotecaria no puede estar esperando que los alumnos la visiten, tiene que tener un plan de acción de manera que allí se promueva la lectura, la enseñanza de la Historia, se promuevan concursos, círculos de interés, y no puedo decir que lo hemos logrado en nuestras 10 339 escuelas.

“Nosotros tenemos un propósito muy grande relacionado con la lectura, es importante que nuestros alumnos y maestros tengan amor por la lectura. Nuestros alumnos deben ver que su maestro es un lector por excelencia. Por eso nuestras bibliotecas escolares necesitan ser enriquecidas”.

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Rné dijo:

41

27 de marzo de 2015

17:03:14


Quiero unirme al coro de críticas y a la vez lamentaciones por la Educación, pero quiero hacerlo, primero que todo desde la devastadora formación de los maestros y profesores. Mientras se sigan formando educadores sin mirar la calidad del docente, es basura lo que se hace. Ese que se podrá frente a decenas de alumnos, por el simple hecho de la necesidad, estaremos creando mediocres e ineptos trabajadores de la educación. Un maestro debe tener buena ortografía y su caligrafía legible, ¿qué encontramos en el 50% de los maestros?, un desastre. Cómo debe ser el dominio del contenido de un maestro? pésima en muchos casos, por falta de preparación que va aparejada al hábito de superación. Cuál es el dominio de los temas político-ideológico o al menos del acontecer nacional e internacional, casi nulo. Son poco los PGI que controlan la disciplina, su edad no les alcanza para establecer la diferencia que inspire respeto. Otra cosa son las condiciones donde trabajan que dan ganas de salir huyendo. Pienso que en ocasiones debemos felicitarlos por el esfuerzo que hacen y a otros mandarlos de nuevo para el Pedagógico. Es humillante como se encuentran aulas de primaria en Centro Habana y otros barrios de la capital, así como en las capitales de provincias, todavía en el interior del país la disciplina mejora algo en Primaria pero en Sec. Básica es caótica nacionalmente. Fui educador y guardo un profundo respeto por la Educación pero en estos momentos la Ministra debe revisar con mayor objetividad lo que está ocurriendo y aplicar medidas disciplinarias que ayuden a sanar este sector, aunque duela, pero hace falta.