
PINAR DEL RÍO.— Nadie sabe explicar con certeza la causa del problema. Yesenia Rodríguez, administradora de la farmacia Camacho, dice que “todo parece indicar que la droguería no tiene para servir, porque hemos pedido y no han llegado”. En tanto Yulennis Carrillo, de la Unidad 661, ubicada en la intersección de las calles Isabel Rubio y Sol, comenta que según se le ha informado, el déficit está motivado por “un problema en la fábrica de La Habana”.
Lo cierto es que la falta de condones ha estado golpeando desde hace semanas a las farmacias de la capital pinareña.
Yudelkis Ajete, almacenera de la Municipal, cuenta que la última vez que se recibió este importante medio anticonceptivo fue en diciembre pasado, y se agotó ese propio mes. Desde entonces, a pesar de que lo ha estado solicitando, no la han vuelto a abastecer.
Algo similar ocurre en la mayoría de las unidades de la ciudad. En la 661, se vendieron las últimas cuatro cajas el 1ro. de enero, y 39 días después, continuaban esperando la entrada de un nuevo pedido. En la Camacho, en la Linjó, en la del 12 plantas del reparto Hermanos Cruz, la situación era más o menos la misma.
Solo en dos, de las diez farmacias recorridas por Granma, tenían el producto. Lo habían recibido 72 horas antes de nuestra visita, luego de casi un mes de desabastecimiento.
La situación no puede ser más contradictoria. Al cabo de muchos años tratando de fomentar entre la población una cultura sobre el uso del condón, una de las vía más efectivas —aparte de la abstinencia— para evitar las infecciones de transmisión sexual (ITS) o los embarazos no deseados, este transita por una etapa de escasez.
No es la primera vez que sucede. A mediados del 2014, nuestro diario ya se había referido al tema por el “notable desabastecimiento en la red de farmacias del país y otros puntos de venta”, algo realmente inconcebible en un país que nunca ha escatimado esfuerzos en materia de salud pública.
De hecho, este es uno de los pocos lugares del mundo que le garantiza de manera gratuita a cada paciente de VIH, los costosos tratamientos que contribuyen a prolongar su vida.
¿Entonces, cómo entender que no se consiga hacer lo mismo con el anticonceptivo más eficaz para evitar la propagación de esta y otras enfermedades?
¿Cómo es posible además que en las farmacias, nadie pueda explicarle con certeza a la población los motivos de la escasez, y hasta se hable de una fábrica en La Habana cuando no existe ninguna industria de ese tipo en toda Cuba?
Podríamos indagar nuevamente en las causas de un problema que se repite, pero preferimos esta vez enfocarnos en sus posibles consecuencias.
Al respecto, Johanna Rodríguez, especialista del Programa de Prevención y Control de las ITS/VIH/sida, coincide en que el asunto resulta, cuando menos, desconcertante.
En un contexto en el que los medios de comunicación y las políticas de promoción de Salud llevan años proponiendo el condón como uno de los medios de protección más eficaces, entre la población surge la incertidumbre de cómo cuidarse, señala Johanna.
Ante esa situación, asegura que el Programa sugiere la búsqueda de alternativas, como por ejemplo, limitar el acto sexual a los besos, las caricias, la masturbación... No obstante, reconoce que en nuestro país predomina una cultura en la que el hombre y la mujer tienen que tener sexo con penetración para lograr la satisfacción plena.
De modo que es probable que la abstinencia, o lo que los especialistas denominan “alternativas”, no resulten opciones viables para muchas parejas, sobre todo en aquellas edades en que todavía no existe total percepción de los riesgos que entraña el sexo sin protección.
Claro que ello no justificaría en modo alguno la proliferación de las ITS o del VIH. La falta de un condón nunca podría considerarse la causa de que alguien contraiga sífilis, gonorrea o el sida, como tampoco la venta de ron sería jamás la razón del alcoholismo. La responsabilidad de velar por su salud recae indiscutiblemente, en cada persona.
Sin embargo, no quiere decir que la falta recurrente de un producto que ha ayudado a contener esas enfermedades, pueda asumirse con naturalidad. No en un país que siempre ha colocado, por encima de todas las cosas, la salud de su gente.
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david dijo:
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11 de febrero de 2015
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Carlos Alberto dijo:
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