Prometen abrazos las calles vacías de La Habana
La Habana no acostumbra a replegarse. A cualquier hora, en lo más profundo de la madrugada, hay gente que la camina, que la vive. Solo una enfermedad como la COVID-19, tan solapada y por eso más traicionera, que no deja de matar y provocar encierros en todo el planeta, ha podido mermar la fiebre habanera de mover la noche como el día








