CARACAS (PL).- El proceso integracionista de América
Latina, caracterizado en la actualidad por el creciente peso de su
componente social, encuentra en los hidrocarburos una pieza clave con
vistas al avance hacia una verdadera complementación.
En ese entorno, los analistas destacan que se aprecia
una evolución desde esquemas marcados sólo por aspectos comerciales
–facilidades arancelarias, cuotas de productos y libre circulación de
bienes y servicios- hacia estructuras donde ganan espacio los intereses
de la población.
Las modificaciones, añaden, están relacionadas con el
elemento que aporta la orientación política de los gobiernos en el área,
como son los casos de Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Uruguay,
Brasil y Venezuela.
Precisamente, en esa última nación la industria
petrolera, respaldada por una de las mayores reservas de hidrocarburos
en el mundo, surge como un factor que contribuye a la integración
energética en América Latina.
Con los precios del crudo en torno a los 50 dólares el
barril, los mayores vínculos en esa estratégica área surgen como
alternativa para el desarrollo, pues crea opciones para reducir el
impacto de la factura petrolera en las naciones importadoras de ese
vital recurso.
La política oficial en esa dirección se refleja en la
actividad de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), involucrada
en un amplio espectro de iniciativas de cooperación en la región.
Entre las propuestas fomentadas por Caracas, los
analistas destacan a Petrosur, la cual agrupa en sus filas a naciones
como Argentina, Brasil, Venezuela y Uruguay.
Figuran asimismo Petrocaribe, instancia de reciente
creación con vistas a fomentar la coordinación y articulación de las
políticas de energía, el uso eficiente de la misma, la cooperación
tecnológica y el aprovechamiento de fuentes alternas, entre otros
propósitos.
Ese esquema es visto además como una iniciativa política
destinada a brindar facilidades -financieras y estructurales- para
garantizar el suministro directo hacia los países del área, donde el
mercado de los hidrocarburos se ve afectado por la intermediación y la
especulación A las anteriores se añade Petroandina, propuesta a los
países que conforman la Comunidad Andina de Naciones y donde en fecha
reciente se concretó además el ingreso de Ecuador.
Analistas del sector mencionaron además proyectos de
envergadura como el Gran Gasoducto del Sur, cuyo primer tramo entre
Sucre (Venezuela) y Fortaleza (Brasil) recibió el espaldarazo inicial de
los gobiernos de ambas naciones.
La mencionada iniciativa es vista como la columna
vertebral del proceso integracionista en la región, añadieron.
La XXXI Cumbre del Mercado Común del Sur (MERCOSUR),
realizada en Río de Janeiro, sirvió de escenario a la firma por los
mandatarios Hugo Chávez (Venezuela) y Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil)
de una declaración que establece el cronograma de trabajo de la
mencionada iniciativa.
Sobre el tema, el titular de PDVSA, Rafael Ramírez,
señaló que se acelera la parte inicial que une a Venezuela con Brasil,
pero "hay otras iniciativas que se están desarrollando de interconexión
energética en la región".
Asimismo, destacó que se diseñan los mecanismos para
generar además "planes de desarrollo social, que tengan que ver con
actividades que permitan mejorar la situación económico y social de toda
el área circundante al Gran Gasoducto del Sur".
Esto último refleja una realidad donde las diversas
iniciativas amplían su influencia fuera del propio campo del petróleo y
gas, para aportar el financiamiento con vistas a la ejecución de obras
en beneficio de las comunidades.
En ese sentido, PDVSA y Petróleo Brasileiro (PETROBRAS)
acordaron el calendario de los trabajos de ingeniería previos a la fase
constructiva de la obra, unido a varias empresas mixtas para la
explotación de campos de crudo y gas natural.
Compañías de la región como Enarsa (Argentina), ANCAP
(Uruguay), Petroecuador (Ecuador) y YPFB (Bolivia) se vinculan también a
la petrolera venezolana en negocios de interés mutuo, más allá de un
simple propósito de carácter comercial en las operaciones.
De esa forma, los recursos petroleros, que en períodos
anteriores beneficiaban sólo a una parte minoritaria de la población y
aportaban ganancias multimillonarias a las transnacionales, ahora se
colocan en propuestas directas de interés social, además de fomentar las
relaciones solidarias entre los pueblos.