Durante la presentación del informe de Cuba sobre el
enfrentamiento jurídico-penal a la trata de personas y otras formas
de abuso sexual, la ministra de Justicia, María Esther Reus, dio a
conocer que en el país existe una política de enfrentamiento y
prevención de estos crímenes que involucran a diversos organismos
del Estado y la sociedad civil.
Al respecto, el texto entregado a la prensa destaca que el Estado
cubano garantiza a todo el pueblo el disfrute de sus derechos
humanos, lo cual incluye asistencia social, seguridad ciudadana y el
acceso gratuito a la salud y educación. Ello facilita la
organización de acciones de enfrentamiento y prevención a la trata y
la explotación sexual contra mujeres, adolescentes y niños, que
constituyen formas de maltrato y violencia de género con
consecuencias físicas y psíquicas, muchas veces irreversibles.
El informe señala que en el pasado año los hechos de abuso sexual
contra menores de edad mantuvieron niveles ínfimos y que en todo el
país fueron juzgadas 241 personas por el delito de proxenetismo, de
las cuales 224 ya han sido condenadas. La Habana, Cienfuegos,
Matanzas y Holguín fueron las provincias de mayor incidencia.
En la actualidad siete extranjeros cumplen sanción de privación
de libertad en Cuba por el delito de corrupción de menores, asociado
al abuso sexual.
La mayoría de los hechos enfrentados a partir de las actividades
de prostitución y proxenetismo no califican como trata de personas,
pues no hubo empleo de la amenaza, la coacción u otras formas de
intimidación de una parte hacia la otra, refiere el texto.
"La trata consiste en utilizar, en provecho propio y en modo
abusivo, las cualidades de una persona. Para que la explotación se
haga efectiva los tratantes deben recurrir a la amenaza, el uso de
la fuerza u otra forma de coacción para la captación, transporte o
traslado de las personas", según la definición de la ONU.
Nuestra realidad —agrega el documento— difiere de otras naciones,
donde la explotación sexual está asociada a redes criminales. Como
rasgo particular, en Cuba existe un vínculo consensuado entre
prostitutas y proxenetas para ejecutar la actividad ilícita,
motivados por ánimo de lucro o con aspiraciones de migrar.
Por otra parte, señala que Cuba ha suscrito y ratificado los
principales instrumentos internacionales relacionados con la trata,
entre los que destacan la Convención de las Naciones Unidas contra
la Delincuencia Organizada Transnacional y los protocolos para
prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, y contra el
tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que
complementan la llamada Convención de Palermo.