El
presidente Barack Obama dio un espaldarazo a la reforma migratoria
tras anunciar que presionará por un debate cuando se defina la
crisis fiscal que enfrenta Estados Unidos.
En declaraciones a la cadena hispana Univisión la
víspera, el mandatario abordó el tema, el cual se encuentra
estancado en el Congreso y prometió nuevamente que será una
prioridad cuando se resuelva la crisis fiscal, un asunto que
mantiene ocupado a los legisladores.
Una vez que se resuelva eso, el día después, voy a
estar presionando para que se vote una reforma migratoria, dijo, lo
que pudiera influir en el apoyo de activistas y grupos que muestran
un creciente desaliento ante la postergación del tema.
Según diferentes análisis el cambio de la ley
migratoria, que ganó fuerza tras la aprobación en junio de un plan
bipartidista en el Senado (S-744), fue diferido cuando se produjeron
las revelaciones de los programas de espionaje de la Agencia
Nacional de Seguridad, las amenazas de ataques contra Siria y la
actual crisis que paralizó al Gobierno.
El problema migratorio está estancado en la
actualidad en la Cámara de Representantes, donde su presidente John
Boehner se niega a considerar la iniciativa S-744 o un plan de ese
bando si no cuenta con el apoyo de la mayoría de la bancada de su
partido.
Obama culpó el martes al líder republicano de
impedir el avance de una norma pese a que ha dado su conformidad en
analizar el asunto tema por tema, incluso el problema de la
ciudadanía.
En sus declaraciones a la filial de Univisión en Los
Angeles, el presidente dijo que lo único que detiene el proceso es
"la falta de voluntad de Boehner de subir la ley al recinto de la
Cámara de Representantes".
Según fuentes legislativas, para que la reforma
migratoria llegue y sobreviva en la Cámara de Representantes, hacen
falta 218 votos: la Cámara tiene 435, así que hace falta la mitad
más uno.
Más allá de la cantidad de votos, que en teoría ya
existen para llegar a 218, es el liderazgo político y la visión de
un puñado de republicanos lo que podría hacer la diferencia en
lograr la reforma migratoria integral este año.
No obstante, Boehner mantiene que invocará la "regla
Hastert", según la cual no se lleva a votación ningún proyecto que
no tenga el apoyo de la mayoría de los miembros de su partido, un
nivel difícil de lograr para cualquier ley, mucho más para la
reforma migratoria.