Seguramente
no le ha sido nada fácil pero el poeta y crítico Lázaro Castillo ha
logrado alternar su labor como vicepresidente de la Asociación
Hermanos Saíz (AHS) con el desarrollo de una prolífica obra
intelectual, que ha sido distinguida con un amplio cúmulo de
galardones y ha despertado el interés de figuras como Lina de Feria
y Miguel Barnet.
Ganador de los premios Fayad Jamís, Casatintas, Poesía Libre de
Artesanías Literarias, entre otros, y autor de títulos como Negar
cualquier complicidad, Biografía sucia, y A la entrada de la
noche, este joven poeta dialogó con Granma horas
antes del inicio del Segundo Congreso de la AHS.
¿Qué han significado para ti estos cinco años como vicepresidente
de la Asociación?
Me han dado la posibilidad de participar en el hecho de creación
de muchos jóvenes de las distintas manifestaciones. He conocido el
país, valorado su diversidad y complejidades, también necesario para
tomar ciertas decisiones. Pero también la oportunidad de conocer
personas valiosas que crean desde su territorio aportando a la
cultura. Al final, todo ha sido experiencia, emociones que para un
poeta significan nuevos retos, nuevos poemas por venir.
En
tu obra mantienes una voz propia cargada de mucha sensibilidad como
lo reconoció la escritora Lina de Feria, ¿qué inquietudes o cruzadas
internas llevas a tu escritura en la actualidad?
En mi poesía encuentras todo un cúmulo de lecturas y vivencias,
que me impresionaron o se impregnaron en mi memoria. Muchas de ellas
tienen que ver con mi origen campesino, nací en un lugar que
llamaban El Manacal, una finca en el municipio de Yaguajay, hoy no
tiene nombre; después mi infancia y adolescencia las pasé en Iguará,
un pueblo que quiero mucho, y llegué a mi juventud a Victoria, un
batey del central azucarero Simón Bolívar, ¿te imaginas? Otras de
mis inquietudes recurrentes son la ciudad y sus espacios, pues viví
muchos años en Sancti Spíritus, donde encontré un escenario único
para crecer en la literatura. Allí fue donde descubrí, realmente, la
poesía en los talleres y tertulias de la Escribanía Dolz de la
escritora Liudmila Quincoses y el resguardo amoroso de su madre Baby
Clavelo. Por otro lado, aunque el tiempo del que dispongo es muy
poco, siempre la necesidad de crear es más fuerte. Aprovecho las
noches, por eso creo que en mi obra hay tanta alusión al mundo
onírico.
No es un secreto que muchos jóvenes escritores, con una obra de
calidad, no logran acceder al circuito literario más establecido...
Pienso que a veces en esas propuestas editoriales no se apuesta
por los jóvenes, creo que en el mundo editorial hoy todavía no hay
confianza en sus proposiciones estéticas, a veces aunque el libro
sea evaluado de excelente por el comité de lectores no es publicado
porque en esas mismas editoriales compite con escritores ya
establecidos que al final son los seleccionados y entonces, esos
jóvenes demoran en publicar.
¿Piensas que sea factible crear una editorial en La Habana como
han sugerido muchos afiliados de la AHS?
En La Habana contamos con un gran número de jóvenes escritores.
Lo ideal sería una editorial propia, con un perfil que nos
identifique. Pero no podemos estar ajenos a los problemas
económicos, debemos publicar obras con un debido rigor artístico,
donde se presente lo de mayor calidad. Hoy lo más conveniente es
darle vigor a esa Colección "El Peregrino" que estamos diseñando en
coordinación con la Editorial Extramuros y que dará la posibilidad
de publicar a los más jóvenes escritores de la provincia.
Desde tu punto de vista, ¿qué rasgos distinguen a la joven
literatura cubana?
La capacidad de transformar la adversidad en poesía, es un rasgo
importante. Es una poesía que describe con la palabra más eficaz
nuestra realidad. La experimentación constante donde el discurso
poético no deja de estar marcado por la condición de ser Isla, de
ahí que esta temática se convierta en una confluencia perenne.
¿Pudieras referirte a las preocupaciones que llevas a este
Congreso?
Todavía es insuficiente el apoyo a la creación joven por parte de
las instituciones culturales, estas mismas han encontrado en las
discusiones críticas diversas, que pasan por el hecho del
esquematismo y la lentitud con la que responden a algunos procesos.
La AHS se ha visto instada a cumplir roles que solo a las
instituciones atañe, hemos producido proyectos que la institución no
ha atendido por morosidad o por que le teme al no entenderlo.