El Hospital Universitario Calixto García es una de las instituciones
médicas de mayor importancia histórica en nuestro país. En él se
formaron o consolidaron verdaderas escuelas médicas, embrión del
desarrollo científico en el campo de las ciencias médicas. Y allí, a
lo largo de poco más de un siglo, ocurrieron hechos que lo
relacionan indisolublemente con la historia de Cuba en la última
centuria.
Poco después de comenzada la última guerra independentista contra
España, el 23 de enero de 1896 se inauguró en la colina conocida por
Alturas del Príncipe el Hospital Militar Alfonso XIII. Contaba con
81 barracas, 59 de ellas dedicadas a medicina general, 12 a
enfermedades infecciosas, dos a fiebre amarilla, seis para
convalecientes, cuatro para oficiales enfermos y el resto a
actividades de dirección, administrativas y de apoyo. Su capacidad
era de 2 220 ingresos.
Concluida la guerra en 1898 y frustrada la independencia por la
intervención norteamericana, el ejército de ocupación tomó el
hospital y el gobernador militar dispuso la inversión de una elevada
suma de dinero para la reparación general de la institución y su
mejor equipamiento. Con el nombre de Hospital Militar Número Uno fue
reinaugurado a principios de 1899.
En junio de 1917, cumpliendo la voluntad del Secretario de
Sanidad y Beneficencia, eminente cirujano y coronel del Ejército
Libertador, doctor Enrique Núñez de Villavicencio Palomino, se
comenzó a llamar como Hospital Nacional General Calixto García.
Desde entonces fue escenario de las luchas estudiantiles, por su
cercanía a la facultad de Medicina (que se encontraba entonces en la
actual Facultad de Biología de la Universidad de la Habana). En uno
de sus pabellones falleció el estudiante revolucionario Rubén
Batista y en el anfiteatro se escuchó a Julio Antonio Mella abogar
por cambios en la Salud, como parte de la reforma universitaria.
De este hospital salieron en 1957 médicos que se integraron a la
lucha guerrillera en la Sierra Maestra: los doctores Julio Martínez
Páez, Oscar Fernández Mell, José R. Balaguer Cabrera, Adolfo
Rodríguez de la Vega, José R. Machado Ventura, Enrique López y
Bernabé Ordaz Ducungé; y los alumnos Gilberto Cervantes Núñez, José
Miyar Barruecos y Omar Fernández Cañizares. Posterior a 1959,
correspondió al Calixto formar a los primeros médicos de la
Revolución, después del éxodo masivo de médicos y profesores.